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El mayor dilema jurídico

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El mayor dilema jurídico

  • Eva Hernández Ramos, Presidenta de Alana y Directora de Legal ISEC, plantea un dilema que más pronto que tarde se dará en nuestra sociedad y será interesante cómo el sentir de la colectividad acaba cincelando la solución que habrá de darse a las futuras controversias que vayan sucediendo entre el Derecho y la tecnología.


[3 de febrero de 2027. 11:32]   El triste despertar.

Los pesados párpados se fueron abriendo poco a poco. Luces azules destellantes explosionaban entre el amasijo de carrocerías de coches y camiones, hasta caer al suelo y desaparecer en el instante de un momento. Sonidos estridentes. Humo. Desolación.



Miles de piezas retorcidas nutrían el asfalto. Un asfalto gris y siniestro que propiciaba la imagen de un informativo, en primera plana, aunque eso poco importaba a Talbot. Él sólo albergaba dos preguntas, sin respuesta aparente; ¿Quién soy? y sobre todo, ¿Qué ha sucedido?



Dos personas que se acercan. Un universo que se desvanece. Lagunas cíclicas sobre las que navega el mayor de los desconciertos. Manos que te inspeccionan. Visión que se va.

[14 de febrero de 2027. 16:47]    Una misteriosa abogada.



Las imágenes fueron volviendo poco a poco, como el sol en un amanecer en noviembre. La sofisticada imagen de una mujer rubia, de unos cuarenta y tantos años apareció ante los ojos de Talbot como la de una especie de ángel que venía a dar un poco de luz a la oscuridad.

  • Buenos días. Mi nombre es María Ramos, soy su abogada – aseveró la mujer.

Talbot no se sorprendió lo más mínimo al escuchar aquella palabra en lugar de “enfermera” “médica” o algo más previsible tras un accidente. Sencillamente procedió a evaluar la situación. Sus ojos comenzaron a recorrer la estancia en la que se encontraban. El despacho estaba decorado profesionalmente. Tenía un estilo impecable, con predominio del blanco, con unas lánguidas cortinas perfilando la habitación. El contrapunto de color lo ponían distintos complementos, le llamó poderosamente la atención la infografía de un “autobot”. Su mente se apoderó de aquella imagen familiar. Desconcierto. Dudas.

  • Mi nombre es Talbot, pero creo que eso usted ya lo sabe – replicó él -. ¿Por qué estoy aquí? – continuó. Y, percatándose de que estaba inmovilizado en una silla y sin poder mover su cuerpo preguntó ¿Por qué estoy inmovilizado en su despacho? No entiendo la situación ¿qué sucede?
  • ¿Qué es lo último que recuerda? – preguntó ella, en lugar de contestarle –

Talbot hizo un análisis de sus últimos recuerdos. Había algunas partes muy confusas, lo que tampoco le alteró lo más mínimo. Sencillamente intentó aglutinar los datos que recordaba para dar una respuesta coherente.

  • Formo parte de la empresa COREX Logistics. Trabajo en un proyecto para el desarrollo de camiones sin conductor. Mi tarea consiste en testar una modalidad de conducción en la que seres humanos, con ayuda de inteligencia artificial, se conectan con conjuntos de vehículos driverless desde la distancia. Estos vehículos están dotados de un tipo de robots denominados “Autobots” que facilitan la descarga o carga y que también van conectados a los seres humanos y a la Inteligencia Artificial.

La abogada miró los datos que reportaba su dispositivo sobre la respuesta de Talbot y marcó un check con un punto positivo. Talbot continuó explicando que sus últimos recuerdos le transportaban a la carretera local de entrada a Novelda. A 32 metros antes de llegar al cruce con la vía del tren- explicó con su mirada perdida –  un grupo de 7 niños apareció repentinamente en la carretera, y que la aparición fue tan imprevista que sólo tuvo dos opciones técnicas para reaccionar; o atropellarles o desviar el camión hacia la izquierda y chocar contra otro camión que venía de frente. Talbot manifestó que optó por lo segundo en milésimas de segundo y que lo ejecutó de forma inmediata para evitar el atropello. El choque contra el otro vehículo se produjo y un par de segundos después el camión estalló y el impacto le dejó fuera de juego. Según Talbot, su siguiente recuerdo era la visión de muchas piezas rotas sobre el asfalto de la carretera, luces de policía y dos personas que se acercaron a él para ver cómo estaba y ahí perdió de nuevo su conocimiento hasta hoy.

  • Y ahora – continuó Talbot – que ya le he explicado mis recuerdos y quien soy, ¿puede decirme por qué estoy hablando con una abogada?.
  • ¿No recuerdas nada del tren? Respondió María con voz amable.

¿Tren? ¿qué tren? – pensó Talbot -. Su aún dañada mente repasó todos los datos que recordaba. No había ni un solo recuerdo sobre algún tren. El pertenecía a una empresa de camiones, no de trenes. No tenía mucho sentido la pregunta.

  • En absoluto – sentenció -. No tengo ningún recuerdo relacionado con un tren. ¿Cuál es el motivo de su pregunta?

Los grandes ojos de María bañaron su mirada de tristeza y comprensión a partes iguales. La comisura de sus labios se curvó para desplegar una pequeña sonrisa solidaria, como para hacer más llevadero lo que tenía que explicarle. No sería fácil rememorar lo que sucedió.

[4 de febrero de 2027. 15:00]  La insólita noticia.

Alfredo encendió su “Smart TV” para conocer las novedades sobre el accidente del tren. No se hablaba de otra cosa. La cabecera de titulares dio paso al presentador:

“Un conjunto de circunstancias nefastas e imprevisibles” Así es como ha calificado David Larous, el CEO de la empresa COREX Logistics, respecto el accidente de ayer en Novelda. La cifra de muertos asciende ya a 413, además de los 187 heridos – 23 de ellos en estado muy grave -. Damos paso a Laura, desde Novelda. Laura ¿Cómo están viviendo los hechos los vecinos de la zona?

La cara preocupada de una joven reportera de pelo moreno y aspecto desenfadado apareció en pantalla.

  • Sorprendidos y yo diría que estupefactos – aseveró Laura -. Los hechos, como sabemos sucedieron ayer en este lugar en el que me encuentro. A las 11:15 un grupo de 7 niños que estaban en una pelea invadieron bruscamente la carretera, ante un camión semiautónomo de la empresa Corex Logistics. El vehículo tuvo que decidir entre atropellar a los 7 niños o virar y chocarse contra otro camión que venía de frente y optó por esto último.
  • Esto – interrumpió el presentador – ¿fue lo que provocó la explosión, Laura?
  • Así es – contestó la reportera -. La mala suerte hizo que el camión contra el que chocó llevase varias bombonas de gas para soldadura que estallaron en el acto, provocando que numerosas piezas metálicas fuesen diseminadas por toda la carretera y vías del tren. Apenas un minuto tras el accidente, un tren AVE que realizaba su recorrido, apareció en escena. Sobre las vías, quedaron dispuestas varias piezas metálicas en forma de cuña que provocaron el descarrilamiento del tren, volcándolo completamente 180º y haciendo que impactase contra un autobús y varias casas, un restaurante y otros vehículos. Según los primeros indicios, esto originó una reacción en cadena y el fuego, el humo y las explosiones produjeron el fatal desenlace.

[14 de febrero de 2027. 16:58]  El gran dilema jurídico

Tras escuchar los hechos igualmente, de mano de la abogada, Talbot intentó asimilar y entender qué suponía esa situación para él y para su empresa. 413 muertos y 187 heridos era una cifra realmente preocupante. Lo fue más aún cuando la abogada comenzó a mostrarle las imágenes del accidente.

Amasijos de acero quemado velaban restos de cuerpos ahumados, cortados o destrozados. El humo que borboteaba desde entre los trozos de desolación extrema parecía una suerte de caminos verticales por las que las almas perdidas pudiesen trepar para encontrar el cielo. Bomberos, policías y personal médico se afanaban sin éxito en intentar salvar alguna vida más. Lloros y sangre fluían a partes iguales de entre personas que ya nunca volverían a ser las mismas.

  • ¿En que posición nos deja este hecho a mí y a mi empresa? ¿Estoy acusado de homicidio involuntario?
  • Así es – replicó la abogada -. Pero no sólo eso. Jurídicamente hablando nos encontramos ante una de las situaciones más complejas de la historia del Ciberderecho, e incluso del Derecho en general ¡si no la más complicada!
  • ¿Y eso por qué? – Espetó Talbot –

La abogada respiró hondo. Vamos a tener que empezar por el principio. Debo remontarme a mayo de 2018, cuando en toda Europa entró en vigor la Directiva 47/2014 EU que obligaba a los camiones a ser estibados en base a una serie de normas técnicas.

[20 de mayo de 2018]   Aquel novedoso artículo            

“La realización de las tareas de carga y descarga es una de las cuestiones más controvertidas, desde el punto de vista jurídico, ante la imprecisión de la normativa actual española, arraigada a diversos usos y costumbres en el mundo del Transporte.

Expedidores y transportistas deberán cumplir los mandatos de la Directiva 47/2014, traspuesta en España por medio del Real Decreto 563/2017, que entrará en vigor en mayo de 2018.

Hasta el momento, en la normativa española no disponíamos claramente de instrucciones precisas sobre cómo se debe estibar la mercancía, salvo lo establecido en la norma técnica EN 12195-1 2010. Esta norma, dispone de una serie de fórmulas complejísimas que nos ayudan a saber las técnicas de estiba a emplear, así como los útiles y las trincas (cintas de amarre, cintas de un uso, etc.) a emplear. Existe un total desconocimiento en la materia, lo que supone una alta tasa de accidentes al considerarse que entre el 35 al 45% de accidentes en carretera se deben a una mala estiba de la carga.

Lo que está claro es que, el RD 563/2017 deberá adaptarse también en un futuro a la estiba de camiones semiautónomos o autónomos, cuando estas complicadas labores las realice un “autobot” con ayuda de IA”.

[14 de febrero de 2027. 17:10]   El cambio del robolaw.

Talbot levantó la vista de un artículo de archivo que le acababa de mostrar la abogada y se preguntó qué tenía que ver eso con el accidente.

– No entiendo muy bien por qué me cuenta esto – confesó Talbot con relativa tranquilidad –

– Porque este cambio normativo fue el origen de los autobots de carga y descarga – replicó la abogada -. Al tener que ir toda la carga sujeta acorde a estas normas técnicas, cuando se reguló el tráfico de vehículos autónomos en 2024, se fijó que tenía que ir, al menos un autobot por vehículo para verificar la carga, volverla a sujetar o a apretar en caso de necesidad, etc.

Uhmm, interesante – respondió Talbot – . Creo que fue una decisión acertada, la carga de un vehículo puede soltarse o presentar algún problema durante el trayecto. Es importante que se tenga una solución.

[18 Mayo 2024]   Extracto de artículo sobre robolaw y nuevo RD uso de autobots en estiba de cargas

[26 de Marzo de 2026. 11:34]   Un proyecto ilusionante

Fusionar supervisión de una persona, con la visión artificial y dominar con ello desde la distancia parecía algo casi de ciencia ficción. Pero no lo era en absoluto. Talbot ya había hecho muchos proyectos similares y estaba convencido de su aplicabilidad en el transporte.

Quizás por ello se presentó en la sede de Corex Logistics y quizás por eso pareció espoleado hacia el éxito en este gran proyecto. Los autobots y el vehículo supervisados por una supermente sinérgica – humano – inteligencia artificial. Irresistible para alguien como Talbot.

[14 de febrero de 2027. 17:20]   La noticia que cambió la historia.

María tomo un sorbo de agua, como para tomar fuerzas, y así poder proceder a explicar la última parte de los factores que influían en el accidente de tren y en las posibles acusaciones a su defendido.

  • Lo último que tengo que explicarte – comentó María – es que, tanto los vehículos autónomos, como las inteligencias combinadas – IA + humano – que los supervisan, están sujetos a una serie de programaciones y protocolos de reacción, como el de matar al menor número de personas posibles en lugar de encontrarse con situaciones inevitables.
  • Lo sé – respondió Talbot – Me conozco los protocolos al dedillo, recuerde que soy programador de vehículos y “autobots driverless”. Por eso no entiendo qué hago aquí, sin poderme ver y sin poder moverme. Apliqué correctamente el protocolo HAYL por el que en caso de accidente se elige legalmente la menos lesiva de todas las opciones posibles.

María miró a su defendido con cierto aire de tristeza y se preparó para comunicarle las malas noticias.

  • Talbot, ¿qué recuerdas de esa mañana y de tu mujer, Olivia?.

El reflexionó unos segundos, como intentando sacar la carpeta de recuerdos adecuada…

[3 de febrero de 2027. 6:32]   Un viaje en tren.

Olivia se afanaba en intentar colocar la maleta en la repisa del AVE. Talbot le echó una mano.

  • Menos mal que al final has podido acompañarme, Talbot – le susurró con cariño -. Te agradezco mucho que vengas a ver a mi madre.
  • También es mi familia – respondió él -. Ojala la operación salga bien, no me gusta verte preocupada.

Olivia sonrió mientras se sentaban y supervisó el sitio como para comprobar que era lo que su esposo necesitaba para poder realizar el trabajo durante el trayecto.

  • ¿Estás seguro de que puedes controlar el camión y los “autobots” desde aquí durante todo el trayecto? ¿No tendrás problemas de conexión en los túneles o falta de cobertura?
  • Está perfecto, no te preocupes. No creí necesario pedir el día libre. La IA funciona desde un servidor instalado en el propio camión y si yo me desconecto durante unos segundos o minutos, ella actuará de forma independiente. Los túneles no deberían ser problema.
  • Genial – respondió ella – No entiendo cómo aceptaste pilotar vehículos con “autobots”, con lo crítico que eres con ellos.

Talbot recordó lo poco que le gustaban aquellas “máquinas”. Aquellas que quitaron el trabajo a tantos amigos y familiares. Gran parte de todos los males venían de los “autobots”; desempleo tecnológico, la brecha social…-recordaba, aunque Olivia tratara de convencerlo de lo contrario. Cielo – le regañaba – la evolución humana es algo innato, los trabajos de hoy día no son los mismos que los de nuestros abuelos, todo cambia, para mejor, la clave es adaptarse a los nuevos modelos de negocio.

 [14 de febrero de 2027. 17:30]   La cara oculta de la verdad.

María se giró con cara de sorpresa.

  • Desconocía que no le gustasen los “autobots”.
  • En absoluto – espetó Talbot –
  • Pero usted los programa y trabaja con ellos.
  • Yo soy un experto en vehículos “driverless”. Lo de los “autobots” fue un cambio de rumbo frente al camino que había escogido hasta entonces.

Talbot explicaba que hasta que él empezó a desarrollar protocolos ciberhumanistas (1), los “autobots” básicamente habían servido para sustituir a seres humanos, sin ningún tipo de protocolo. Talbot expuso que incluyó programas de recolocación humana obligatorios y, también, algunos avances muy importantes en cibermedicina. Por ejemplo, el desarrollo HAYCO, diseñado por él, permite trasladar una “conciencia” humana completa desde un ser humano a un “autobot”, lo que supone una segunda oportunidad para mucha gente que está desahuciada o con parálisis muy graves.

  • ¿Aplicó usted el desarrollo HAYCO en el proyecto “driverless” del accidente? Preguntó María.
  • Es un seguro de vida para todos aquellos que participábamos.
  • ¿Cómo es eso? Explíqueme por favor cómo es eso en la práctica.

Talbot explicó que las conexiones entre una IA situada en un vehículo “driverless”, un ser humano y un “autobot” requieren de una situación de inter-relación ciber-biológica muy compleja. En este tipo de situaciones, si se produce cualquier accidente durante la misma, una de las partes puede albergar a la otra, para mantener temporalmente la “mente gestora conjunta”. Propiamente no es un “teletransporte” de una mente, sino más bien la generación de una réplica provisional de la original.

  • Entonces – continuó la abogada – si usted hubiese tenido un accidente durante su viaje en tren, mientras gestionaba el vehículo, ¿su “conciencia” se hubiese trasladado por protocolo de emergencia a las otras partes?.
  • Sí, así es. Concretamente a la IA del vehículo para ser transferida a mi cuerpo, una vez recuperado.
  • Sabía, desde que decidí aceptar este caso, que sería uno de los mayores dilemas jurídicos de la historia y usted me lo acaba de corroborar.

Talbot seguía sin entender a la abogada. Y tampoco entendía por qué no podía verse. Ni por qué le atendía una abogada y no personal médico o psicológico, que hubiese sido lo normal en estos casos.

  • No entiendo nada – aseveró Talbot -. No deja usted de hacerme preguntas, pero no me dice por qué estoy en esta posición tan incómoda y de qué se me acusa. ¿Dónde está mi mujer? ¿por qué me ha preguntado por ella? ¿y qué diablos es eso de que este caso es uno de los mayores dilemas jurídicos de la historia? ¡¡Le exijo respuestas y no le tolero ni una pregunta más!!
  • Cálmese, por favor. Estoy de su parte, soy su abogada. Si le estoy haciendo estas preguntas es porque yo también tengo mis protocolos.

María continuó hablando hasta que Talbot pareció algo más calmado. Entonces le planteó las siguientes preguntas referentes al caso:

  1. Si una “conciencia humana” es transportada e implementada en una IA o un “autobot”, y estos comenten un delito, ¿deben ser juzgados como personas, como elementos tecnológicos?
  2. El protocolo indica que en caso de accidente inevitable hay que realizar la acción que menor daño cause. En el accidente se optó inicialmente entre matar o dañar a 7 niños o matar o dañar al conductor del otro vehículo. Pero eso era mera teoría. El protocolo HAYL habla de daños reales y por tanto el hecho de que fuese a pasar un tren y hubiese un 74,3% de posibilidades de que se viese afectado gravemente por el accidente que se iba a ocasionar al camión habría de haberse contemplado.
  3. Si un ser humano gestor de un vehículo “driverless” provoca un accidente contra sí mismo de forma consciente ¿sería considerado suicidio u homicidio por negligencia?
  4. ¿Qué parte proporcional de responsabilidad tendría la IA, el vehículo “driverless” o el “autobot”, además del ser humano?
  5. Por último, si una persona está gestionando un vehículo “driverless” mediante una mente combinada con IA y provoca un accidente en el que él mismo muere, deja de existir legalmente y, por lo tanto, ya no se le puede acusar de nada. ¿El hecho de que su mente se haya transferido a otro elemento tecnológico hace que jurídicamente sea acusable o el suicidio le pondría en una situación de vacío legal eximente?

Talbot fue hilando cables y cubriendo los huecos que quedaban en su puzle. Aquella mañana su mujer tenía que ir a ver a su madre, que iba a ser operada en Alicante aquella tarde. El tenía un importante viaje de control y no quería pedirse el día libre. Así que decidió acompañarla y supervisar el viaje desde el tren. Un tren AVE que pasó por Novelda, el 3 de febrero de 2027, a las 11:16. Un minuto después de que se produjese un gravísimo accidente en el vehículo que el mismo semipilotaba desde la distancia, con la ayuda de la IA instalada en el camión.

[14 de febrero de 2027. 17:30]  El triste despertar.

El accidente hizo que el tren volcara y acto seguido explotase y se incendiase. Talbot recordó entonces aquellos breves últimos instantes frente a su esposa. Fuego, gritos, daño.

  • ¡¡Acabo de recordarlo todo!!! ¡¡MI MUJER ESTÁ MUERTA!¡

Talbot se hundió totalmente y María se acercó a consolarle con algunas palabras amables. Pero nada podía aliviar tal pérdida para él. Entonces, se paró en seco y se quedó fijamente mirando a María.

  • Un momento. ¿Cómo conseguí salir yo del tren? Recuerdo perfectamente cómo moría mi mujer. Estábamos envueltos en llamas y totalmente atrapados. ¿Cómo es que estoy vivo?

María comenzó a hablar para darle la última explicación;

  • Cuando se produjo el accidente, todos los pasajeros del tren murieron, salvo 7 que iban en el vagón de cola. Usted no estaba entre ellos, desgraciadamente. Su conciencia debería haber pasado a la IA del vehículo hasta recuperar su cuerpo biológicamente y volverle a trasladar su conciencia. Pero el camión y la unidad de IA estaban también destrozados por el accidente. Así que no pudo suceder ese hecho tampoco.
  • Pero, entonces… – preguntó Talbot – ¿a dónde ha ido a parar mi conciencia y cómo es que estoy hablando con usted ahora?.

María tomó entonces un pequeño espejo que había en la pared. Y, acercándose a Talbot, procedió a ponérselo en frente, para poder mostrarle su rostro…

Los pesados párpados se fueron abriendo poco a poco. Luces azules destellantes titilaban alrededor. La imagen del espejo. Dudas. Desolación.

Miles de piezas retorcidas nutrían su red eléctrica. Un aspecto que propiciaba la imagen de un informativo, en primera plana, aunque eso poco importaba a Talbot. Él sólo albergaba dos preguntas, sin respuesta aparente; ¿Quién soy? y sobre todo, ¿Qué ha sucedido? –

La IA no había sobrevivido, ni su cuerpo tampoco. Con lo cual, la réplica de su conciencia había ido a parar a uno de los “autobots” del camión, que habría de ser su “cuerpo” a partir de ahora y para siempre.

Debido a una siniestra carambola de la vida, Talbot había tomado una decisión que había acabado con su vida, con la de su mujer y con la de otras 411 personas. Se había convertido en un autobot. Y tenía ante sí, el que, probablemente, fuese el mayor dilema jurídico…

…de los últimos tiempos

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