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El principio de soberanía limitada y el derecho a la autodeterminacion de los pueblos

El ejemplo más actual, es la guerra desatada por la invasión rusa de Ucrania, pero no debemos de olvidar los pasados y actuales conflictos latentes que se produjeron entre las antiguas repúblicas de la Unión Soviética

(Foto: Cope)

Eduardo Rodríguez de Brujón y Fernández

Socio director de Quercus-Superbia Juridico, miembro de Legal Touch y profesor de ISDE.




Tiempo de lectura: 17 min



Artículos

El principio de soberanía limitada y el derecho a la autodeterminacion de los pueblos

El ejemplo más actual, es la guerra desatada por la invasión rusa de Ucrania, pero no debemos de olvidar los pasados y actuales conflictos latentes que se produjeron entre las antiguas repúblicas de la Unión Soviética

(Foto: Cope)



Sin entrar a profundizar en la terrible guerra desatada en el territorio de Ucrania, en este pequeño trabajo, vamos a intentar encontrar la causa de los continuos conflictos que se producen en el territorio de la antigua URSS. Estos enfrentamientos destacan por una crueldad y una violencia fuera de cualquier lógica, y es mucho más inexplicable, que siendo los contendientes antiguos ciudadanos de un mismo estado que los mantuvo unidos hasta su disolución en 1991, se rezume en estas conflagraciones, tanto odio entre ex compatriotas.

No nos encontramos en una guerra entre Ucrania y Rusia que haya estallado de la noche a la mañana

La destrucción de la Unión Soviética, dio lugar al nacimiento de diversas repúblicas independientes, las cuales han heredado los problemas que se crearon durante la vigencia del Estado Soviético. El problema racial, y la existencia de minorías en tantos territorios, tuvo su origen y causa en el caprichoso  traslado y deportación de pueblos entero, a territorios distintos al de su origen, El problema territorial surgió, a causa del reparto de tierras entre las repúblicas soviéticas, el cual se llevó a cabo, según las preferencias de los jerarcas del PCUS, que hacían territorialmente grandes a unas y empequeñecían a otras, generalmente perjudicando territorialmente a la RSS de Rusia.



Este desmembramiento de las tierras de Rusia, ocurrido durante la época soviética, tuvo como objetivo, destruir y mancillar el nacionalismo ruso, para sustituirlo por el patriotismo soviético. Esto  dio lugar, a que algunas repúblicas soviéticas, como la actual Kazajistan (noveno país en extensión del mundo), se vieran “engordadas” territorialmente, al donárseles tierras que siempre habían sido parte del viejo Imperio Ruso y en el caso de Ucrania, se le cedieron en el redibujo de su mapa territorial, territorios tan rusos como la Ciudad de Odessa y la península de Crimea, esta última, regalo del Presidente de la URSS, Nikita Kruschev (nacido en Ucrania) a la RSS de Ucrania, en febrero de 1954, en conmemoración del 300 aniversario de la incorporación de este territorio a Rusia.



Nikita Kruschev. (Foto: Medium)

Esta sin razón territorial y demográfica, desatada en la URSS, dio lugar a que dos millones de alemanes del Don fueran enviados, por Stalin, forzosamente a Siberia, donde murieron o se disgregaron como pueblo o el destierro de los polacos que vivían en el occidente de Ucrania, a los que Stalin envió a las provincias del Extremo Oriente, como trabajadores forzosos. Estos polacos, conservando su fe, construyeron una magnifica iglesia católica en Vladivostok, que aun se puede contemplar y donde se puede rezar en rito católico. Todo un ejemplo de la deportación de poblaciones enteras, realizadas por el régimen comunista soviético.



Tampoco hemos de olvidar, que estos experimentos demográficos y geográficos, que llevaban a cabo los jerarcas soviéticos, son el origen de las nuevas repúblicas, nacidas y gobernadas por los caciques comunistas y por sus descendientes desde 1991, los cuales se encontraron  en la poltrona de cada territorio soviético, en el momento de la disolución de la URSS. Lo artificioso de esta reorganización territorial y poblacional que dio lugar al nacimiento de estás repúblicas independientes, ha hecho que se conviertan en estados fallidos, inviables económicamente, fuente de disturbios y de enfrentamientos raciales y territoriales.

El ejemplo más actual, es la guerra desatada por la invasión rusa de Ucrania, pero no debemos de olvidar los pasados y actuales conflictos latentes que se produjeron entre las antiguas repúblicas de la Unión Soviética. Destaco, entre otros, los de Chechenia e Ingusetia (Rusia), Abjasia y Osetia del Sur (Georgia), la guerra civil de Tayikistán y el conflicto permanente entre Azerbaiyán y Armenia.

La ingeniería social protagonizada por la URSS con los pueblos que habitaban en sus fronteras y el reparto ilógico de los territorios entre las ex repúblicas soviéticas, se realizó utilizando unos principios ideológicos que la URSS exportó al mundo, para utilizarlos como armas revolucionarias y herramientas de destrucción de las naciones occidentales y del tercer mundo. Entre estos principios, destacó, el llamado “principio de autodeterminación de los pueblos” y el “principio de la soberanía limitada”.

Curiosamente, el principio de soberanía limitada y el principio de autodeterminación de los pueblos, son contrapuestos y enfrentados uno al otro y solo tiene explicación su convivencia, si la buscamos dentro de la misma ideología política y analizamos la esquizofrenia ideológica del marxismo-leninismo.

El principio de la soberanía limitada

Este principio, concedía una excusa a la URSS, ante la legalidad internacional, para justificar las invasiones  que los ejércitos comunistas realizaban a los pueblos sometidos y que querían sacudirse el yugo soviético. Como ejemplo destaco lo sucedido con dos pueblos europeos, como el checoeslovaco y el húngaro, que un día decidieron ser libres y soberanos y sacudirse la dictadura comunista que les gobernaba. La aplicación material del principio de soberanía limitada se produjo en Hungría (1956) y posteriormente en Checoeslovaquia (1968). Ambas naciones, se encontraban, es esos tiempos, tras el telón de acero y formaban parte del Pacto de Varsovia.

La soberanía limitada constituía, en sí misma, una amenaza para los regímenes de las naciones que antiguamente formaron el pacto de Varsovia, y el objetivo de su aplicación no era otro, que servir de coacción para que los países satélites del bloque soviético no abandonaran su alineamiento, cediendo su independencia a la URSS y aceptando tener una simple soberanía limitada, tutorizada desde Moscú.

Simulaban ser legalmente autónomos e independientes ante los organismos internacionales, pero su soberanía interna y externa era decidida desde Moscú

Para la Unión Soviética, las naciones europeas ocupadas tras el reparto realizado entre los aliados y Stalin en el Tratado de Yalta no tenían autonomía, no se les reconocía capacidad de determinar, por si solas, la legalidad dentro de sus fronteras, ni la conducta de sus pueblos, careciendo de autarquía económica. Los países que formaban el Pacto de Varsovia, simulaban ser legalmente autónomos e independientes ante los organismos internacionales, pero su soberanía  interna y externa era decidida desde Moscú. Sus regímenes políticos, todos comunistas, sus ejércitos y sus  economías, se encontraban dirigidas y manejadas desde la URSS. Esta convivencia desequilibrada, nacida de la soberanía limitada, era la aplicación práctica de la relación entre dos estados, uno débil y otro fuerte que ejercía el control de la soberanía del resto de las naciones que se encontraban tras el Telón de Acero.

La doctrina de la soberanía limitada, como teoría aplicada al derecho internacional, fue puesta de manifiesto por primera vez, por Leónidas Breznev, también nacido en Ucrania y que durante dieciocho años fue Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).

Breznev, promulgo la soberanía limitada, como doctrina a aplicar en los países socialistas, como consecuencia de la intervención militar del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia, en agosto de 1968 y concretamente la expuso públicamente en fecha de 3 de julio de 1968, en el curso de la celebración y homenaje al primer ministro comunista húngaro Janos Kadar. En este acto, el dirigente soviético Breznev dijo literalmente: «La URSS no puede ser, ni será jamás, indiferente al destino de la edificación del socialismo en otros países hermanos; tampoco lo será con relación a la causa del socialismo mundial».

Muy pocos días después de este discurso, los ejércitos del Pacto de Varsovia compuestos por soldados de la Unión Soviética, Bulgaria, Polonia y Hungría, invadieron Checoeslovaquia a sangre y fuego, poniendo fin a la primavera de Praga. La población civil combatió a los carros de combate con sus manos y con cocteles Molotov en las calles de la capital checa, perdiendo la vida setenta y dos checos y eslovacos, 266 heridos de gravedad y otros 436 heridos.

70.000 ciudadanos checoeslovacos, huyeron inmediatamente del país

La invasión fue seguida de una ola de emigración nunca vista después de la II Guerra Mundial. Se estima que 70.000 ciudadanos checoeslovacos, huyeron inmediatamente del país, siendo un total final de desplazados que superó los 300.000, casi todos refugiados en otras naciones de Europa.

(Foto: La Voz)

El propio creador de la doctrina de la soberanía limitada, Breznev, durante el Congreso del Partido Obrero Unificado de Polonia, justificó la invasión de Checoeslovaquia del siguiente modo: «Cuando las fuerzas interiores y exteriores al socialismo tratan de orientar la evolución de un país socialista empujándolo hacia la restauración del capitalismo, esto no supone sólo un problema para el pueblo de ese país, sino que también es objeto de preocupación para todos los Estados socialistas».

Esta doctrina de la soberanía limitada, es parte de la base “teológica” y posiblemente la causa de fondo, de este desastre sin precedentes desde la II Guerra Mundial, que está sucediendo en Ucrania, ante nuestro ojos y dentro de la “civilizada” Europa. Parece que el Gobierno Ruso aun mantiene el poso ideológico del Pacto de Varsovia, en sus relaciones internacionales con otros estados de su entorno y que formaron parte del bloque soviético, mientras que Ucrania se niega a aceptar la independencia y posterior incorporación de las provincias del Donbas, a Rusia.

El principio de la autodeterminación de los pueblos

Este principio utilizado por Lenin para destruir las naciones europeas e implantar el orden comunista en el mundo, tuvo su nacimiento como principio de derecho internacional, en 1918, antes del fin de la Primera Guerra Mundial.

Lenin, criatura inventada por Alemania con el objetivo de destruir y dividir al Imperio Ruso con el que estaba en guerra en el frente del este, utilizaba este principio como arma política para implantar el comunismo. Primero inventaba un problema racial que no existía en las naciones multiétnicas, como era el Imperio Austrohungaro; después el partido comunista local, abanderaba la causa de ese grupo racial, creaba disturbios en nombre de esa minoría étnica y los estados soberanos imponían la paz social usando la legítima fuerza. Inmediatamente, el partido comunista implantado en cada nación, utilizaba, como arma de destrucción del estado donde se había creado el conflicto, el principio del derecho de autodeterminación de ese pueblo que había sido “agredido” y “agraviado”, por el supuesto estado invasor del territorio donde se asentaba la minoría.

Para darle a ese grupo cohesión histórica, se le buscaban unos supuestos antiquísimos orígenes, se inventaban una historia fabulosa sobre la vida de ese pueblo, concebían imaginarios héroes y así nacían los movimientos separatistas que disgregaban la nación. Con esta sencilla maniobra política, Lenin destruía un estado soberano, rompía la sociedad por medio de los enfrentamientos que creaba entre mayoría y minoría y balcanizaba ese gran estado en pequeñas repúblicas débiles y posteriormente oprimidas por el régimen marxista que se imponía en esos mini estados, creados ”ad hoc” por los agitadores comunistas.

Donde digo enfrentamiento de minorías étnicas, podemos también hablar de minorías idiomáticas, veganismo, ecologismo, feminismo, nacionalismo y cualquier otro “ismo” que sirva para crear división, violencia y desestabilización de una sociedad. El denominador común de todos ellos, será tener como paladín de su “liberación” como pueblo, al comunismo.

Tal y como mencioné anteriormente, este principio de la autodeterminación de los pueblos, fue ideado por el presidente de EEUU, para poner una solución jurídica a la I Guerra Mundial y a las futuras relaciones entre los estados que nacerían de la destrucción del Imperio de los Habsburgo. La historia denominó a estas soluciones propuestas por Wilson, los “14 puntos”, los cuales dieron base para la fundación de la Sociedad de Naciones. Concretamente, los puntos 5 y 10 de estos 14 puntos, son el origen de este principio de la autodeterminación de los pueblos, es decir del derecho de pueblos o naciones minoritarias  a constituirse en un Estado. Dicen estos dos puntos:

“5.- Reajuste de las reclamaciones coloniales, de tal manera que los intereses de los pueblos merezcan igual consideración que las aspiraciones de los gobiernos, cuyo fundamento habrá de ser determinado.

10.- Oportunidad para un desarrollo autónomo de los pueblos del Imperio austrohúngaro”.

A partir de este principio esbozado en el punto 5 y 10, el mundo y particularmente Europa, ha sufrido la plaga del nacionalismo y se ha agrandado de forma imparable, el deterioro de las relaciones internacionales a consecuencia de ponerse en solfa, la soberanía e integridad de cualquier estado.

El nacimiento de la ONU en 1945 y la promulgación de la Carta de la Naciones Unidas, no sólo no atajó este problema, sino que se multiplicó con la desaparición paulatina de los territorios coloniales de las naciones europeas y la conversión de estos territorios en nuevos estados.

(Foto: ONU)

La citada Carta reconoce, en su primer artículo, el principio de “libre determinación de los pueblos”, junto al de la “igualdad de derechos”, como base del orden internacional.

Este principio fue aprovechado por la URSS, para fomentar el fenómeno de la descolonización, facilitando y patrocinando la proliferación de conflictos étnicos, religiosos y lingüísticos en todo el mundo. Todas estas alteraciones del “statu quo” internacional, fueron financiadas por la Unión Soviética, con el objetivo de socavar el poder y la unidad de los estados occidentales, y favorecer el nacimiento de nuevas repúblicas con el fin de que, en ellas, terminaran gobernando los movimientos comunistas locales.

Y así sucedió: Una gran parte de esta nuevas repúblicas surgidas de la descolonización fueron gobernadas por los partidos comunistas que las llevaron a la independencia, utilizando el marchamo de calidad de ser merecedores de ello, como consecuencia de haber “luchado por la libertad” y por el nacimiento de esos estados.

Pero el problema creado por el presidente norteamericano Wilson con sus 14 puntos, no quedo ahí. A los viejos estados europeos, algunos aun Imperios, el problema se les acrecentó, al instituirse en torno a este principio, la base jurídica para el desarrollo de los separatismos y los nacionalismos. El 14 de diciembre de 1960, la ONU aprobó la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, que proclamaba que “todos los pueblos tienen el derecho a la libre determinación”, con lo que esta indeterminación y ambigüedad de esa Declaración dio origen al nacimiento de 93 nuevos estados en solamente 30 años.

Las disputas territoriales y guerras locales e internacionales entre naciones antiguas y nuevas y entre los nacientes estados, ha sido imparable hasta nuestros días a consecuencia de la indeterminación de este principio del derecho internacional.

La  URSS fue víctima de su propia arma para destruir naciones y sufrió en sus propias carnes, la capacidad destructiva del principio de autodeterminación de los pueblos.

En 1989 comenzó el enfrentamiento étnico y territorial en Nagormo Karabak, entre Armenia y Azerbaiyán, dentro de la propia Unión Soviética y la huelga de hambre en Tiflis,  por la independencia de Georgia.

La URSS empezó a tomar conciencia del problema que se le creaba, a causa del principio del derecho internacional, el cual, le había sido muy útil para crear conflictos en todo el mundo. Pero en la Unión Soviética, este problema disgregador de los nacionalismos y de las minorías se acrecentaba, a causa de la complejidad de los distintos pueblos que la componían y de la emergente ansía de independencia dentro de sus fronteras.

La población de Karabak quería formar parte de Armenia y no con Azerbaiyán

Dejando otros conflictos atrás, vamos a partir, como ejemplo, del día 1 de diciembre de 1989, cuando el Soviet Supremo de Armenia declaró que Karabak formaba parte de la República Unida de Armenia. Azerbaiyán consideró que esta declaración constituía un ataque su república, mientras la población de Karabak quería formar parte de Armenia y no con Azerbaiyán.

Con la caída de la URSS, el principio del derecho de autodeterminación transformó todo el Cáucaso en una bomba de relojería, que a día de hoy está pendiente de estallar, mientras islamismos, el nacionalismo y expansionismo ruso para recuperar sus antiguos territorios repartidos entre las otras repúblicas de la URSS, agudizan aun más la situación.

Inmediatamente al conflicto de Karabak, saltó otro conflicto en la misma zona, en plena época de destrucción de la URSS: los abjasios de Georgia. Estos solicitaron su derecho a la autodeterminación como pueblo y demandaron como propio el territorio donde se asientan actualmente, aliándose con la minoría azerbayana para crear un problema muy delicado al gobierno Georgiano. Complicando el asunto, los osetios solicitaron, a su vez, la independencia de Georgia, pidiendo su unión como estado, a los osetios del norte, los cuales se encontraban en territorio de la RSS de Rusia, creándose una crisis sin resolver aun, entre Georgia y la RSS de Rusia.

El Soviet Supremo de Georgia modifico su Constitución, el día 18 de noviembre de 1989, con el objeto de tener el derecho de rechazar cualquier ley de la Unión Soviética contraria a los intereses de Georgia.

Lituania, Estonia, Letonia y Ucrania votaron su independencia en un referéndum ilegal

Aprovechando esta situación en el Cáucaso, a principios del año de 1990, Lituania, Estonia, Letonia y Ucrania votaron su independencia en un referéndum ilegal para la URSS y el principio del derecho de autodeterminación de los pueblos corrió como la pólvora por todo el Estado Soviético. Las fronteras imaginarias de las viejas Repúblicas, se convirtieron en verdaderas fronteras de las incipientes nuevas repúblicas, las cuales reivindicaron y conservaron celosamente los límites territoriales que los caprichosos dirigentes del Estado Soviético, habían dibujado para cada república, sin tener en cuenta los pueblos que vivían en cada territorio ni su diversa historia.

La contradicción entre los principios de soberanía limitada y el principio del derecho de autodeterminación de los pueblos, en la Constitución Soviética

La última Constitución Soviética en vigor, fue la del año 1977. Repasando el texto de la misma, me he detenido en los arts. 70,  72, 73 y 81 del citado texto legal, que muestran la incoherencia del texto legal. Estos preceptos decían literalmente:

  • “La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas es un Estado multinacional, federal y único, configurado en base al principio del federalismo socialista y en virtud de la libre autodeterminación de las naciones y de la asociación voluntaria de las Repúblicas Socialistas Soviéticas iguales en derechos. La U.R.S.S. encarna la unidad estatal del pueblo soviético y agrupa a todas sus naciones y etnias para edificar conjuntamente el comunismo”.
  • “Cada República federal conserva el derecho a separarse libremente de la U.R.S.S.”.
  • “La U.R.S.S. protege los derechos soberanos de las Repúblicas federales”.

En consecuencia a estos artículos, la Constitución proclamaba la libertad de las repúblicas para federarse o separarse libremente de la URSS, pero en absoluta contradicción a esta proclamación constitucional, cada vez que un pueblo sometido al yugo soviético solicitaba su independencia y su derecho a la autodeterminación como pueblo, eran aplastados utilizando, el principio de soberanía limitada de las repúblicas que componían el Estado Soviético.

La soberanía de cada república de la URSS, residía en el pueblo, según el texto constitucional, pero en realidad la soberanía residía en el Soviet Supremo

Como heredera del estado soviético, la Federación Rusa ha aceptado con fuerte desagrado, la incorporación de las antiguas naciones del Pacto del Varsovia al bloque occidental, pero no acepta de ningún modo la incorporación a la OTAN o a la UE de ninguna de las ex repúblicas soviéticas, como estamos viendo con Ucrania, Georgia o Moldavia, llegándose incluso a invadir Ucrania, alegando su cercanía al Bloque Atlántico. La Federación Rusa, utilizando el principio de soberanía limitada, choca con el principio del derecho de autodeterminación de los pueblos, exactamente igual que hizo la URSS con Hungría y Checoeslovaquia, no permitiendo la salida de estas naciones del Pacto de Varsovia ni el paso de un régimen comunista a otro democrático.

(Foto: Alliance/DPA)

Por lo tanto, de la lectura de la Constitución Soviética, es evidente que, aun proclamando el derecho de la autodeterminación de los pueblos, ninguno de esos pueblos podía salir del la Federación de Estados Soviéticos, ni votando en un referéndum secesionista.  La soberanía de cada república de la URSS, residía en el pueblo, según el texto constitucional, pero en realidad la soberanía residía en el Soviet Supremo.

El Partido Comunista de la Unión Soviética primaba sobre la Constitución del Estado Soviético, y la unidad del partido impedía la disgregación territorial del estado. Las  afirmaciones retóricas de los arts. 70, 72, 73 y 81 de la Constitución, sobre la libre separación de la federación por parte de cualquier república, choca con el contenido del art. 75. “… la soberanía pertenece en exclusividad a la U.R.S.S…” y el art. 6 dice que el Partido Comunista es la vanguardia centralizada del pueblo soviético, con lo que, a tenor de estos enunciados, era imposible materializar el derecho de secesión en la U.R.S.S. y cumplir con el principio de autodeterminación de los pueblos, que la URSS utilizaba para desmontar y crear conflictos por todas las naciones del mundo.

El Art. 2 y 3 agudizaban la contradicción entre ambos principios, con el siguiente texto:

“En la U.R.S.S., todo el poder pertenece al pueblo. El pueblo ejerce todo el poder estatal a través de los Soviets de Diputados Populares, fundamento político de la U.R.S.S. Todos los demás organismos estatales se encuentran bajo el control de los Soviets de Diputados populares y les rinden cuentas de su gestión”.

“La organización y la actividad del Estado soviético se estructura según el principio del centralismo democrático: electividad de todos los órganos de poder estatal de abajo arriba, deber de rendir cuenta al pueblo de su gestión y obligatoriedad de las decisiones de los órganos superiores para los inferiores. El centralismo democrático conjuga la dirección única con la iniciativa y la actividad creadora en la base, con la responsabilidad de cada organismo estatal y de cada funcionario para la misión encomendada”.

La indefinición de esta Constitución dejaba a la interpretación de cada Soviet Supremo el concepto de autodeterminación de los pueblos, siendo el propio texto constitucional, una causa de conflictos que se resolvían con la fuerza del Partido Comunista. Desaparecida la fuerza coercitiva del Estado Soviético, la disgregación de la débil amalgama que sellaba la unión de las repúblicas soviéticas, hizo desparecer a la URSS como estado, y disolverse como un azucarillo en el agua.

Los acontecimientos previos a la actual guerra entre Rusia y Ucrania: los principios vuelven a entrar en conflicto

He de hacer notar que quiero desmarcarme de la línea oficial que contamina la información objetiva en Europa de todo lo acontecido hasta este momento y he de poner en conocimiento de los lectores, que no nos encontramos en una guerra entre Ucrania y Rusia que haya estallado de la noche a la mañana, sino que es una guerra latente que desde el año 2014 se desarrolla entre ucranianos y la población rusa de los territorios del Donbas. En esta guerra silenciada en Occidente, ha habido 14.000 muertos y 34.000 heridos, 1,4 millones de desplazados y 3,4 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria según los datos de la ONU y las victimas han sido tanto rusas como ucranianas.

Esta guerra tiene sus orígenes más cercanos, cronológicamente, sin remontarnos más atrás, cuando el 16 marzo de 2014, Crimea celebró un referéndum para confirmar la anexión rusa que se había producido previa y militarmente. Este plebiscito dio lugar que  una mayoría aplastante se declarara a favor de la incorporación de este territorio a Rusia. El 20 marzo de 2014, la Duma ratificó el resultado de la consulta popular, por la cual, Crimea se incorporaba a la Federación Rusa. Ucrania retiró sus tropas de la península el 24 de marzo de 2014, a consecuencia del resultado del refrendo popular.

En los primeros días de abril de 2014, los pro rusos del Donbas, tomaron las  sedes de la administración regional en las ciudades del este de Ucrania: Donetsk, Jarkov, Lugansk, Slaviansk o Gorlovka. En días posteriores, hubo enfrenamientos entre pro rusos y ucranianos en Odessa. Durante los enfrentamientos, los ucranianos quemaron el edificio de cinco plantas, que es sede de la Federación Regional de Odesa de Sindicatos y que se encuentra en el Campo Kulikovo, en el centro de la ciudad. Tras los enfrentamientos, 31 personas que estaban a favor de Rusia murieron atrapadas en la sede sindical, mientras esta ardía. En esa jornada, 174 personas fueron heridas, y 25 quedaron en estado crítico. En los disturbios, 172 personas fueron detenidas por las autoridades ucranianas y de ellos 38 militantes prorrusos, fueron detenidos por la policía tras haber evacuado el edificio en llamas.

Tras estos acontecimientos, el 21 de noviembre de 2014, el presidente ucraniano Viktor Yanukovich pospuso la firma del Acuerdo de Asociación de Ucrania con la Unión Europea, provocándose la llamada Revolución del Maidán, que ha sido el desencadenante de la guerra que estamos viendo en nuestros medios de comunicación y redes sociales. Tras esta revuelta social sucedida en Kiev, Yanukovich decidió abandonar el país en febrero, lo que dio lugar a la celebración de unas elecciones anticipadas que ganó Petro Poroshenko. con un programa electoral de acercamiento a la OTAN y a la UE y por un alejamiento y enfrentamiento con la Federación Rusa. A partir de entonces, se desató la rusofobia en toda Ucrania, llegándose a impedir, que la minoría rusa pudiera estudiar en su lengua, tener medios de comunicación en ese idioma y se bloqueó el acceso, a la administración. (De esto tenemos los españoles mucha experiencia de persecución del hispano hablantes en Galicia, Cataluña, Valencia, Baleares y las Provincias Vascongadas).

Inmediatamente después, se produjo un recrudecimiento del enfrentamiento entre rusos y ucranianos en la zona oriental de Ucrania, llegándose incluso a derribar un  avión de pasajeros de Malaysian Airlines con 298 pasajeros a bordo, por un misil, acusándose mutuamente, rusos y ucranianos de ese atentado. En enero de 2015, el gobierno Ucraniano de Kiev, impuso el estado de emergencia en Donetsk y Lugansk, rompiendo estos territorios, las relaciones comerciales con el resto de Ucrania.

En octubre, tuvo de 2015, tuvo lugar la cumbre en París entre los jefes de Estado de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania donde se negoció la retirada de armamento de ambos bandos, tanto norteamericano como ruso. En una escalada de tensión que iba creciendo en la zona hasta que en diciembre 2015, Ucrania impuso un bloqueo comercial a Crimea, lo que dio lugar a que Rusia rompiera el acuerdo de libre comercio con Ucrania. La reacción de la Unión Europea no se hizo esperar y se firmo el Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea.

Mientras, la escalada de violencia se hacía notar en la región del Dombas y el jefe de la facción pro rusa de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, es asesinado en un atentado terrorista. Posteriormente se celebraron las elecciones en las regiones de Donetsk y Lugansk, y los lideres pro-rusos, Denis Pushilin, Leonid Pasechik, arrasaron. Inmediatamente, Ucrania declaró ilegales esas elecciones.

Vladímir Zelenski. (Foto: Viacheslav Ratynskyi/Reuters)

El 21 de abril de 2019 fue elegido presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski en diciembre del mismo año, Ucrania y Rusia reanudaron las conversaciones de solución al conflicto, en París.

Rusia y Ucrania fijaron un calendario de paz para evitar la guerra en el Donbas

Tras estas conversaciones, Rusia y Ucrania fijaron un calendario de paz para evitar la guerra en el Donbas, pero el junio de 2020, el Parlamento de Lugansk proclamó el ruso, como única lengua oficial del territorio. Se produjo una movilización de tropas Ucranianas y Rusas en la zona, que dio lugar a acusaciones mutuas entre Putin y Zelenski, de preparar una ofensiva militar. Ante esta situación, el Donetsk y Lugansk se proclamaron independientes de Ucrania  y pidieron su unión a Rusia, tras un referéndum celebrado entre disparos.

Como hemos podido comprobar a lo largo de este trabajo, la búsqueda de una explicación jurídica a una guerra donde se desatan odios y pasiones, es muy complicado, pero es evidente que el derecho internacional y la herencia dejada por las constituciones de los estados fenecidos y disueltos, lastran y complican las posteriores relaciones entre sus herederos históricos, hasta el punto de enfrentarse en guerras fratricidas. Es una lástima que entre ambos contendientes no se haya tenido en cuenta la frase de León Tolstoi en su obra Guerra y Paz: “Los dos guerreros más poderosos con los que se puede contar son la paciencia y el tiempo”.

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