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Innovación legal: 3 horizontes de competencias para la abogacía

El Máster en Derecho e Innovación de ‘E&J’ Law School, aborda técnicas ‘Legal Project Management’ para despachos y asesorías jurídicas

(Imagen: E&J)

Anna Marra

Legal Project Management & Legal Process Improving-Training and consultancy




Tiempo de lectura: 8 min

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Innovación legal: 3 horizontes de competencias para la abogacía

El Máster en Derecho e Innovación de ‘E&J’ Law School, aborda técnicas ‘Legal Project Management’ para despachos y asesorías jurídicas

(Imagen: E&J)



Lo consiguieron porque no sabían que era imposible. La innovación consiste probablemente en eso: en hacer posible lo que hasta aquel momento no lo era. Se trata de crear más valor desafiando las reglas del juego y a veces cambiando el juego totalmente. El sector legal, nunca como ahora, está surfeando en una ola de innovación disruptiva frente al desafío que no está brindando la inteligencia artificial de cambiar reglas, juegos y quizás jugadores.

En este contexto, el Legal Project Management (LPM) se transforma en el principal medio de adaptación a este entorno cambiante, en cuanto nos permite dar formas a las ideas y transformarlas en proyecto. El LPM es innovación en sí mismo porque es un nuevo marco de trabajo, una metodología que nos hace experimentar una práctica jurídica basada en métricas, datos, performance, en búsqueda de una excelencia y de una eficiencia continua.



Pero además es el vector para la innovación, porque nos permite planificar y ejecutar proyectos de innovación dentro del sector legal: proyectos de transformación digital, proyectos de reingeniería de procesos y automatizaciones, proyectos de expansión y marketing, proyectos de cybersecurity, knowledge management, compliance; o proyectos que se enfocan en nuevos modelos de negocio o en nuevos modelos de gobierno.

Por lo tanto, capacitarse en LPM no es solo una oportunidad, sino una necesidad para gobernar los cambios que ocurren en nuestro entorno. Nos hace falta aprender a gestionar proyectos que impulsan el negocio actual, proyectos que los diversifican y proyectos que los disrumpen, según el modelo de Mckinsey, que a distancia de 25 años desde que se propuso, sigue siendo muy actual.



¿Cómo gestionamos nuestra cartera de proyectos? ¿Cómo elegimos qué proyectos llevar a cabo? ¿Cómo priorizamos frente a necesidades concurrentes? ¿Dónde voy a invertir mi tiempo y mis recursos? Y sobre todo, ¿cómo elijo aquellos proyectos que me permitirán competir a 3 años vista, si estoy en un despacho, y aportar más valor al business, si estoy en un departamento de asesoría jurídica?



Partimos de una certeza: Todos los negocios maduran y eventualmente decaen. Mckinsey afirmaba que, “sin embargo, una empresa puede sobrevivir a sus líneas de negocio, si las contrae y expande según sea necesario. A medida que una fuente de ingresos madura, debe tener otra lista para ocupar su lugar y otra después de ésta. Desarrollar una cartera continua de negocios –que representen nuevas fuentes de ganancias– es la única manera de sostener el crecimiento”.

Esta conclusión, propuesta en el artículo Enduring Ideas: The three horizons of growth de Mckinsey, ¿es cierta también para el sector legal? Razonablemente parece que sí. A medida que los despachos maduran, si no apuestan por la innovación y se dejan guiar por la inercia, en muchos casos enfrentan un crecimiento decreciente.

(Imagen: E&J)

Para lograr niveles consistentes de crecimiento a lo largo de su vida corporativa, los despachos tal como las demás empresas, no solo deben atender los negocios existentes, sino también, al mismo tiempo, identificar áreas o target en las que pueden crecer en el futuro e invertir en ellas sus recursos. Este enfoque tiene que transformarse en un hábito y para que esto ocurra es necesario tener un método de trabajo.

El Modelo de los 3 Horizontes, presentado en La alquimia del crecimiento (The alchemy of growth, New York, 1999, Mehrdad Baghai, Stephen Coley, D. White), puede ayudarnos a lograr el objetivo, ya que proporciona una estructura para que las empresas evalúen oportunidades potenciales de crecimiento sin descuidar el desempeño en el presente.

Este marco, propuesto por McKinsey, define tres perspectivas (horizontes) sobre las que deberían razonar las empresas en el mismo momento. Los 3 horizontes de la innovación se refieren a diferentes tipos de innovación que una organización puede perseguir simultáneamente para garantizar su crecimiento a largo plazo.

Horizonte 1: optimización

Se trata de la innovación en el negocio core o principal actual de la empresa. Aquí, las organizaciones están centradas en mejorar y optimizar sus productos, servicios y procesos existentes para mantener su posición en el mercado actual y mejorar su eficiencia operativa. En este horizonte, las firmas legales se enfocarían en mejorar y optimizar sus servicios legales existentes. Esto podría incluir la implementación de tecnologías de gestión de casos, automatización de procesos legales, mejora de la eficiencia en la prestación de servicios legales, desarrollo de mejores prácticas para la gestión de documentos legales, entre otros.

Horizonte 2

Este horizonte se relaciona con la innovación en áreas emergentes y en expansión. Aquí, las empresas buscan desarrollar nuevas oportunidades de crecimiento al diversificar sus líneas de productos o servicios o al expandirse a nuevos mercados o segmentos de clientes. Las firmas legales buscarían diversificar sus servicios y áreas de práctica. Esto podría incluir la expansión hacia nuevas áreas del derecho, la creación de servicios legales especializados para nichos de mercado específicos, o la expansión geográfica hacia nuevos mercados.

Horizonte 3

Este horizonte se refiere a la exploración de ideas radicalmente nuevas que podrían transformar el negocio en el futuro. Implica la inversión en investigación y desarrollo de tecnologías y conceptos disruptivos que podrían no tener un impacto inmediato en los ingresos, pero que tienen el potencial de remodelar el mercado en el futuro.

En este horizonte, las firmas legales estarían explorando ideas radicalmente nuevas que podrían transformar la industria legal en el futuro. Esto podría incluir la adopción de tecnologías disruptivas como inteligencia artificial para la predicción legal, blockchain para contratos inteligentes, el desarrollo de nuevos modelos de negocio basados en la suscripción o en la entrega de servicios legales en línea.

(Imagen: E&J)

Es cierto que este modelo, que cumple 25 años, sigue siendo muy actual, sin embargo, destacan algunos desafíos que es oportuno tener en consideración.

El primero se refiere a los límites de tiempo. El Modelo inicialmente propuesto definía los horizontes por límites de tiempo, considerando un marco de tiempo más corto para lograr mejoras progresivas (horizonte 1) y uno más largo para desarrollar tecnologías disruptivas (horizonte 3).

Sin embargo, como los expertos han puesto en evidencia, la disrupción puede ocurrir en cualquier momento: los ejemplos actuales de negocios disruptivos muestran que no está relacionada necesariamente con periodos de tiempo más largos. No podemos decir con certeza que las iniciativas de hoy se enfocan en un solo horizonte. La función del producto en el que se está trabajando en este momento podría ser una mejora menor o convertirse en un cambio estratégico y disruptivo para su organización.

El segundo desafío se refiere a la asignación de recursos. El diagrama clásico de los 3 horizontes se presenta con horizontes de igual tamaño, mientras que el enfoque más realista sería pensar que en presente se gastan más recursos que en horizonte 3 de disrupción, ya que el objetivo principal es el desarrollo del negocio actual.

Por lo tanto, puesto que el Modelo encuentra algunos límites, a veces superados por actualizaciones, a la hora de elegir nuestros proyectos de innovación, la teoría de los 3 horizontes resulta indudablemente una guía útil. Sin embargo, creo que esta herramienta nos permite llegar a una reflexión ulterior. Haciendo un paso más, me he preguntado cómo se relacionan estos horizontes con el desarrollo de habilidades, puesto que en mi opinión escenarios diferentes requieren de habilidades y conocimientos diferentes.

En esta misma línea de pensamiento se ha desarrollado el Máster en Derecho Digital de Economist & Jurist Law School, en el que participo compartiendo mi enfoque de Legal Project Management para despachos y asesorías jurídicas. El Master, no solo proporciona una comprensión profunda de los aspectos legales y técnicos de las tecnologías emergentes, sino que también pretende desarrollar habilidades que se necesitan en los nuevos contextos.

(Imagen: E&J)

Habilidades clave

Volviendo al Modelo de McKinsey, por cada horizonte se podrían identificar determinadas habilidades clave.

En el Horizonte 1 de optimización, donde la innovación se centra en la mejora de los productos y procesos existentes, las habilidades necesarias tienden a ser aquellas relacionadas con la optimización, la eficiencia operativa y la mejora continua. Los profesionales legales necesitan desarrollar:

  • Habilidades en tecnología legal, lo cual implica la capacitación en el uso de software especializado en gestión de casos, investigación legal, gestión de documentos electrónicos, coding o inteligencias artificiales como ChatGPT, entre otros.
  • Habilidades de gestión de proyectos legales, que incluyen la capacidad de planificar, coordinar y ejecutar proyectos legales de manera eficiente para optimizar el uso de recursos y resolver las necesidades del cliente, garantizando la mejor experiencia del servicio jurídico brindado.
  • Habilidades de análisis de datos legales, adquiriendo la capacidad de recopilar, analizar e interpretar datos legales para mejorar la eficiencia y la toma de decisiones en el ámbito legal.
  • Habilidades en gestión del cambio, ya que el entorno se transforma exponencialmente, así como las herramientas, los procesos, las metodologías y las personas.

En el Horizonte 2 de diversificación, donde la innovación se centra en la diversificación y expansión, se necesitan:

  • Habilidades y conocimientos en áreas legales emergentes, lo cual implica capacitarse en áreas del derecho que están experimentando un crecimiento o una demanda creciente, como la ciberseguridad, la protección de datos, la inteligencia artificial y la tecnología, entre otros.
  • Habilidades de liderazgo y gestión de equipos multidisciplinarios: como sugiere el Abogado en forma de Team o Team-Shaped Lawyer (Del ‘T-shaped Lawyer’ al ‘Team-shaped Lawyer’: una evolución vital para el éxito legal), a medida que las firmas legales se diversifican, los profesionales necesitan habilidades para liderar equipos que incluyen abogados, tecnólogos, expertos en marketing, entre otros.
  • Habilidades de marketing y desarrollo empresarial para expandir con éxito las áreas de práctica o los servicios legales hacia nuevos mercados.

En el Horizonte 3 de transformación, donde la innovación se centra en la exploración de ideas radicalmente nuevas, buscamos la creatividad, la innovación, la capacidad de anticipar tendencias futuras, la resolución de problemas complejos, la visión estratégica a largo plazo y la capacidad de adaptarse a un entorno legal en constante evolución. Es necesario por lo tanto desarrollar:

  • Habilidades de innovación y creatividad, que permiten fomentar la cultura de innovación dentro de las firmas legales y explorar nuevas ideas y enfoques.
  • Habilidades en anticipación de tendencias futuras, para identificar y anticipar tendencias emergentes en estrategia, tecnología, regulación y mercado que puedan impactar en la práctica legal en el futuro.
  • Habilidades de adaptabilidad y flexibilidad, ya que, dado el carácter disruptivo de las innovaciones en el horizonte 3, es fundamental que los profesionales legales desarrollen habilidades para adaptarse rápidamente a los cambios y para aprender continuamente nuevas habilidades (aprender a aprender) a medida que evoluciona el panorama legal.

(Imagen: E&J)

En resumen, cada horizonte de innovación requiere conjuntos de habilidades específicos. El desarrollo de habilidades adecuadas en cada área puede ayudar a las organizaciones a llevar a cabo sus estrategias de innovación de manera más efectiva.

Evidentemente, desarrollar estas habilidades es un desafío para el sector legal. Sin embargo, sin incomodidad no desarrollamos habilidades que nos hacen sentir mejor y aumentar la autoestima. Según un estudio de Harvard, los humanos experimentamos cada vez menos problemas y lo que hacemos es bajar el umbral de lo que consideramos un problema: se llama “cambio de concepto inducido por la prevalencia” (Necesitamos enfrentarnos a cosas incómodas para hallar el bienestar).

Por el contrario, cuando nos entrenamos fuera de la zona de confort, descubrimos nuevas fortalezas, gracias al conocimiento que adquirimos y las nuevas habilidades que desarrollamos. Lo cual se refleja en un aumento de autoestima y bienestar personal, pero también en la capacidad de entregar mejores servicios a nuestros clientes.

Por lo tanto, razonar sobre 3 escenarios no solo nos permite racionalizar nuestras decisiones con respecto a qué proyectos decidimos desarrollar y en qué momento, sino además adquirir o potenciar un abanico de habilidades que son indispensables para sentirse cómodo con respecto a los desafíos que nos brinda la evolución del sector.

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