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La marca personal en la abogacía: y tú, ¿quién eres?

El desafío en este sector radica en ser percibido como un profesional de alto valor añadido

(Imagen: E&J)

Montse Ruiz

Directora de comunicación, marketing y desarrollo de negocio en Augusta Abogados




Tiempo de lectura: 5 min

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La marca personal en la abogacía: y tú, ¿quién eres?

El desafío en este sector radica en ser percibido como un profesional de alto valor añadido

(Imagen: E&J)



En España, se estima que hay más de 150.000 abogados en ejercicio. Ante esta cifra, surge la pregunta: ¿Cómo destacar y lograr que me elijan a mí?

En un mercado legal saturado y altamente competitivo, la visibilidad es crucial; pero el verdadero desafío radica en ser percibido como un profesional de alto valor añadido, capaz de construir relaciones a largo plazo y, cada vez más, con capacidad para generar oportunidades de negocio, porque más allá de los argumentos legales y las habilidades técnicas, el sector jurídico hace años que demanda un nuevo perfil competencial de sus profesionales.



En este artículo exploraremos la importancia de la marca personal y cómo influye a nivel profesional. Definir, construir y diferenciarte son claves para crear tu personal branding.

Marca personal: más allá de logotipos y colores

La marca personal no se limita a un logotipo o colores, tiene que ver con aquello que el público percibe de ti, es decir, la impresión general que transmitimos como profesionales.



Cuando asistimos a reuniones y/o eventos presenciales, somos mucho más conscientes de que estamos proyectando una imagen. Nos preocupamos por el outfit, mostramos nuestro mejor talante y, en resumen, intentamos ofrecer nuestra mejor versión. Ahora bien, la presencialidad es una parte que complementa la estrategia de marca personal que, en el actual contexto de globalización, se construye en el entorno digital y se ratifica en el mundo real.



(Imagen: E&J)

¿Cómo empezamos a construir nuestra marca personal?

Aunque no lo quieras, tu marca personal ya existe. El problema radica en que la gran mayoría de profesionales aún no son conscientes de que, sin hacer nada, ya están comunicando. Por ello, resulta indispensable asumir el control de tu identidad para poder orientarla de manera coherente con tus metas profesionales.

Encontramos ejemplos de influencers del sector jurídico que han forjado o bien están construyendo marcas interesantes. No obstante, desde la perspectiva del marketing, el éxito de una marca personal jurídica no se mide por la cantidad de ‘me gusta’, sino por la eficacia de las acciones que se llevan a cabo (de ahí que siempre fijemos Kpi’s) en concordancia con unos objetivos, bien sean para ganar visibilidad, reputación o generar negocio.

Ahora bien, conseguir un retorno de calidad, así como formar parte del top of mind jurídico no es gratuito ni fácil ni rápido; es fruto de un trabajo de introspección (“soy consciente de que todo aquello que hago/no hago y digo/no digo me define”) y de tener una estrategia coherente alineada a unos objetivos que permita ofrecer contenido de valor, generar interés, y diferenciarte/destacar del resto de profesionales (competencia).

Entonces, ¿cómo construir conscientemente tu marca personal?

(Imagen: E&J)

Construye confianza: estrategia 360º

Siempre resulta más fácil hablar de los otros que de uno mismo. Decir qué eres bueno en algo puede resultar incómodo y, como suelen decir algunos abogados, poco elegante. Sin embargo, si no comunicamos correctamente aquello que somos, difícilmente seremos visibles y aún menos el mercado nos percibirá como atractivos y de confianza (base de toda relación legal exitosa a largo plazo).

Pero el concepto de marca personal ha experimentado una evolución significativa en los últimos años, paralela al proceso que han vivido las empresas al reposicionar sus valores ESG en su enfoque corporativo. En la actualidad, la planificación consciente de la marca profesional, es decir, «quién queremos ser», no se limita únicamente a la elección de nuestro expertise, sino que también se extiende a los valores que rodean a la persona. En otras palabras, si bien la excelencia profesional se da por sentada, la humanización emerge como un valor en alza y diferenciador, convirtiendo la marca personal en el resultado de una estrategia integral o 360º.

Sin embargo, no existe una fórmula única para crear una marca personal: cada profesional debe diseñar su estrategia teniendo muy presente su propio DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades). Lo más importante es tener claro el punto de partida y el objetivo final. Si te cuesta empezar a construir estratégicamente tu marca, haz la reflexión inversa: no pienses en aquello que quieres ser, sino en cómo quieres que te recuerden.

Diferenciación: desmárcate ofreciendo valor añadido

Todos los especialistas en comunicación y marketing jurídico decimos lo mismo: es imprescindible diferenciarte. Pero del dicho al hecho, hay un mundo. Ser diferente en un entorno legal saturado no es nada fácil, pero destacar (en positivo) es esencial, y sobre todo hacerlo con contenido de alto valor añadido.

La marca personal permite a los abogados desmarcarse del resto, destacando sus valores únicos, enfoques innovadores y/o áreas de especialización. La suma y combinación de todas ellas, gestionadas solventemente, y comunicadas de forma consciente y estratégica, proyecta una imagen de marca muy potente.

(Imagen: E&J)

Comunicación efectiva: permite que los hechos hablen de ti

Comunicar y buscar visibilidad en un ámbito donde la confidencialidad y la discreción son imperativos, puede parecer paradójico. No obstante, mediante una estrategia de marca personal cuidadosamente estructurada y planificada, que abarque desde la presencia en entornos digitales hasta las interacciones cara a cara, es posible superar esta aparente contradicción. La clave reside en tener un mensaje claro que transmitir, desarrollar un storytelling profesional que destaque tus puntos fuertes, y permitir que los hechos hablen por ti, ya sea a través de colaboraciones destacadas, asistencia a eventos, participación en congresos relevantes o apariciones en medios de comunicación, entre otros.

Por ejemplo, no es lo mismo decir que dedicas horas a probono a que publiques (o publiquen) un post con una imagen tuya participando en una actividad sin ánimo de lucro; no es lo mismo decir que eres un referente en fusiones y adquisiciones a que compartas una noticia en medios generalistas donde te citan como abogado que ha liderado una operación a nivel nacional; y no es lo mismo que hablemos de cómo nos gustan las relaciones a largo plazo con nuestros clientes, a que un cliente hable de ti y te recomiende.

En conclusión, la marca personal se erige como un elemento diferenciador en un mundo jurídico altamente competitivo y sensible al mercado, donde los despachos adoptan, cada vez más, estructuras empresariales. Los abogados que internalicen el personal branding como parte de su ADN e inviertan tiempo y esfuerzo en construir y consolidar una marca personal fuerte, no solo destacarán, sino que también construirán relaciones duraderas y prosperarán profesionalmente. Hoy en día, la marca personal no es una excentricidad, es una imperiosa necesidad. Y tú, ¿ya tienes claro quién eres?

DESTACADOS

Definir, construir y diferenciarte son claves cuando hablamos de marca personal.

La marca personal va más allá de un logotipo o colores, tiene que ver con aquello que el público percibe de ti.

El problema radica en que la gran mayoría de profesionales aún no son conscientes de que, sin hacer nada, ya están comunicando.

La excelencia profesional ya se presupone actualmente, pero la humanización emerge como un valor en alza.

No pienses en aquello que quieres ser, sino en cómo quieres que te recuerden.

La marca personal permite a los abogados desmarcarse del resto, destacando sus valores únicos, enfoques innovadores y/o áreas de especialización.

El éxito de una marca personal no se mide por la cantidad de ‘me gusta’ sino por la eficacia de las acciones que se llevan a cabo en concordancia con unos objetivos.

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