Los retos y oportunidades de la mediación en España en 2024
Está en un momento crucial de transformación y crecimiento
(Imagen: E&J)
Los retos y oportunidades de la mediación en España en 2024
Está en un momento crucial de transformación y crecimiento
(Imagen: E&J)
En un mundo donde los conflictos y desacuerdos son inevitables, la mediación emerge como una herramienta poderosa y adecuada para su resolución, teniendo más ventajas que la vía judicial. En España, a pesar de que la mediación va sonando cada vez más, casi no se esta utilizando como método adecuado para la resolución de disputas. Con este artículo pretendo analizar no solo los retos que enfrentan los mediadores y las partes en conflicto en el contexto actual, sino también las oportunidades que este campo ofrece para una sociedad más armónica y justa.
¿Qué es la mediación y por qué es importante?
La mediación es un proceso en el que las partes en conflicto intentan a llegar a un acuerdo mutuamente satisfactorio con la ayuda de un mediador neutral que facilite la comunicación entre ellos. A diferencia de los litigios en los tribunales, la mediación es generalmente más rápida, menos costosa y permite a las partes mantener el control sobre el resultado de su disputa.
Esta alternativa debería ser ya un recurso cada vez más popular, no solo por su eficiencia en términos de tiempo y recursos, sino también por su enfoque en la preservación de relaciones, algo esencial en disputas comerciales, familiares y comunitarias, pero la realidad es que no es así. Máxime, en un contexto donde los sistemas judiciales suelen estar sobrecargados, la mediación ofrece una vía para aliviar esa carga y promover soluciones más ágiles y personalizadas.
Los retos
El paisaje de la mediación en España debe evolucionar, especialmente con la futura aprobación de la Ley de Eficiencia Procesal. Esta ley es un paso significativo que debería fortalecer la mediación, otorgándole un marco legal más robusto y claro, no obstante algunos aspectos, como el simple intercambio epistolar entre abogados o el ofrecimiento de oferta motivada, deberían ser revisados ya que en la práctica supone dejar sin contenido la intervención obligatoria en la sesión informativa.
Este avance también trae consigo desafíos. Los mediadores deben ahora adaptarse a las nuevas regulaciones, asegurándose de que sus prácticas estén alineadas con los estándares legales actualizados y los que se están terminando de aprobar como la futura norma une de servicios de mediación, donde se fijan procedimientos claros para garantizar un procedimiento con calidad.
Otro reto particularmente importante para mí es el reconocimiento de los acuerdos de mediación como ejecutivos, sin necesidad de elevar a público, al igual que ocurre con los arbitrajes. Esto significa que estos acuerdos tienen una fuerza de cosa juzgada y son directamente ejecutables, lo cual añade una ventaja adicional al proceso de mediación. A mi entender, no existen una razón para esto no sea así, sobre todo cuando al mediador se le exige una formación y un seguro de responsabilidad civil para estar en un registro público. Esto puede aumentar la confianza en la mediación como alternativa viable al litigio, también implica una mayor responsabilidad y precisión en el trabajo de los mediadores.
En este contexto en evolución, los mediadores tienen la oportunidad de posicionarse como actores clave en la resolución de conflictos. La formación continua y la especialización serán esenciales para mantenerse al día con los cambios legales y las mejores prácticas en el campo.
Desde luego, si alguien piensa que sabe mediar con un corso online con 100 horas que se quite de la cabeza ese pensamiento. Además de la práctica, es necesaria esa formación continua en materias adicionales como comunicación no verbal, sinergología, PNL, coaching... Para las partes en conflicto, la mediación ofrece una vía más rápida y menos confrontativa para resolver sus diferencias, con la ventaja añadida de que ahora los acuerdos pueden ser legalmente vinculantes y ejecutivos.
La mediación también abre puertas para enfoques innovadores, como la mediación digital, que puede facilitar el acceso a estos servicios a una población más amplia, es increíble la cantidad de gestos de los mediados que no pasan desapercibido cuando ves la cara de alguien en una pantalla. La habilidad para resolver disputas de manera efectiva y con resultados legalmente reconocidos puede transformar positivamente la forma en que la sociedad gestiona sus conflictos.
Otro reto esencial para los mediadores es la formación continua, estar bien informados sobre los desarrollos legales y las mejores prácticas en el campo, y también la adaptación a las nuevas tecnologías serán esenciales. Para aquellos que consideran la mediación, es importante buscar mediadores calificados y conscientes de estos avances legales y prácticos.
La mediación no solo es una herramienta para resolver disputas, sino también una manera de promover la comunicación y el entendimiento en nuestra sociedad. Por lo tanto, es esencial que tanto mediadores como partes en conflicto se mantengan informados y abiertos a estos cambios y oportunidades.
También será importante conseguir que los poderes públicos hicieran alguna campaña institucional de promoción de la mediación para darla a conocer a la ciudadanía, de forma que cuando alguien acude a un abogado, le diga quiero intentar una mediación, como lo ve usted o bien acudir a una institución de mediación pública o privada.
La mediación en España está en un momento crucial de transformación y crecimiento. Con la aprobación de la Ley de Eficiencia Procesal y el reconocimiento de los acuerdos de mediación como ejecutivos, se abren nuevos horizontes para este campo.