Síntomas de desgaste profesional en la abogacía y cómo prevenirlo
Síntomas de desgaste profesional en la abogacía y cómo prevenirlo
Aunque es sabido que todas las profesiones tienen un cierto nivel de presión, los abogados cuentan con factores extras que hacen que se produzca un nivel de estrés mayor a la hora de desempeñar su trabajo. Los plazos inamovibles, la presión por ganar el caso o conseguir el mejor resultado para un cliente, el impacto del mismo en la vida del cliente… Por ello en este artículo vamos a exponer los síntomas de desgaste profesional en los abogados para que, de esta manera, los conozcas y puedas detectarlos.
El estrés a muy altos niveles y sostenido en el tiempo puede resultar realmente peligroso, ya que puede causar serios problemas de salud como ansiedad, depresión, cardiopatías, deterioro cognitivo, insomnio… Por ello, los síntomas del desgaste profesional producido por el estrés constituyen alertas cuyo objetivo es avisarte del problema para que trates de ponerle una solución.
Estos son los síntomas de desgaste en la abogacía
Lo primero que debes hacer para tratar de reducir el estrés en la medida de lo posible es ser consciente de los síntomas, que pueden ser los siguientes:
- Desmotivación: ya no le ves sentido a tu ocupación, no puedes desempeñarla de la manera que te gustaría y además consideras que tu trabajo no está teniendo el impacto positivo que esperabas.
- Ganas de cambiar de profesión: piensas que no es como habías imaginado y resulta más dura de lo que creías.
- Resentimiento hacia otras personas: crees que los demás no entienden tu situación y eso hace que te sientas solo.
- Tristeza y cansancio continuo: cada vez te resulta más difícil hacer tu trabajo y has perdido toda la ilusión.
- Irritabilidad: ya sea en el contexto laboral o en el personal, saltas con facilidad, tienes poca paciencia y te molestan los pequeños errores que cometen los demás.
- Desequilibrio entre la vida personal y la laboral.
- Tensión en tus relaciones: ya sea personales o profesionales, hasta el punto de alcanzar una situación de conflicto activo.
- Quejas constantes sobre todo lo que rodea tu trabajo: el sistema, la empresa, los demás empleados…
- Inseguridad: tanto en cuestiones relacionadas con tu vida personal como laboral.