Sobre la crisis de la vivienda: la protección de la propiedad privada favorece la igualdad y promueve la libertad y la democracia
La generalización de la propiedad privada de las viviendas ha posibilitado la reducción drástica de la desigualdad durante todo el siglo XX
(Imagen: E&J)
Sobre la crisis de la vivienda: la protección de la propiedad privada favorece la igualdad y promueve la libertad y la democracia
La generalización de la propiedad privada de las viviendas ha posibilitado la reducción drástica de la desigualdad durante todo el siglo XX
(Imagen: E&J)
Últimamente existe una obsesión por alcanzar la “igualdad real”, una utopía (porque todos somos diferentes, gracias a Dios) a la que, claro, se debe llegar mediante el “progreso” (aunque nadie sabe exactamente qué es “progresar”, más allá de cambios compulsivos), como decía Oscar Wilde. Que no es suficiente ya con la “igualdad formal” que nos ofrecen nuestras democracias liberales.
Muy a lo Piketty, que fuimos traicionados por la burguesía en la Revolución francesa y que ángeles como Robespierre y Babeuf deberían haber triunfado; y, si no, sus seguidores, Stalin, Mao o Pol Pot. Bueno, estos fracasaron, desplazando forzosamente a millones, obligándolos a convivir en comunas, colectivizándolos y causando con ello hambrunas masivas.
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