¿Son los bufetes un retiro dorado para los políticos?
Representantes de todos los partidos terminan trabajando en grandes despachos
Albert Rivera (Foto: Martínez-Echevarría)
¿Son los bufetes un retiro dorado para los políticos?
Representantes de todos los partidos terminan trabajando en grandes despachos
Albert Rivera (Foto: Martínez-Echevarría)
El bufete Martínez-Echevarría anunciaba a bombo y platillo hace dos años el fichaje de Albert Rivera, exdirigente de Ciudadanos, como presidente ejecutivo de la firma. Al poco tiempo, Rivera se llevó con él al que fuera su mano derecha en la formación naranja, José Manuel Villegas. La semana pasada, los dos rutilantes fichajes del bufete salían por la puerta de atrás después de un duro cruce de reproches.
Una de las cuestiones que más ha llamado la atención de este caso es que el propio despacho, en un comunicado interno, llegó a reconocer que “sabíamos de su completa inexperiencia en nuestro sector”. Los responsables de la firma, sin embargo, tenían muy claro que, a falta de experiencia, Rivera podía aportar agenda y contactos.
Rivera no ha sido el primer político que va al equipo de un despacho de abogados ni va a ser el último. Al contrario de lo que suele ocurrir cuando un expolítico termina en la alta dirección o, lo que es más habitual, en el Consejo de Administración de una empresa, enseguida se pone en duda la limpieza de esta contratación, se especula con las razones oscuras que han llevado a esta contratación y se saca a colación la expresión “puertas giratorias”. Sin embargo, cuando el político termina en un despacho, y aún cuando ha podido haber alguna crítica, la percepción por parte de la opinión pública no es tan mala.
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