Técnicas. Administración eficaz del tiempo o liderazgo de la vida
Técnicas. Administración eficaz del tiempo o liderazgo de la vida
Por Julio García Ramírez. Director del Máster en Perfeccionamiento de Habilidades de la Abogacía del ISDE.
EN BREVE: «Cuando las urgencias presiden la mayoría de nuestras actuaciones profesionales, cuando la mayor parte de los abogados estamos desbordados por unas presiones constantes de todo nuestro entorno profesional, y cuando nuestras familias sufren el aura de preocupación que se deriva de una profesión donde nuestros clientes nos pretenden traspasar sus problemas, y tenemos que luchar contra una oficina judicial, que en no pocas ocasiones, no nos respeta… es el momento de parar y reflexionar durante unos minutos antes de que la niebla que constantemente nos rodea no nos deje ver que existe un vida personal y profesional que, quizás, nos estemos perdiendo por padecer lo que llamo una «miopía profesional y personal», que consiste en no poder ver y valorar una forma de vida que todos ansiamos tener y, seguramente, estemos a pocos metros de poder disfrutarla.»
1.- Sustituir quejas por problemas
Queridos compañeros, no conozco a ningún abogado que no se haya quejado de lo estresante que es esta profesión, y aún así, ¿qué hacemos para evitarlo?, la queja no sirve de nada, la queja nos inmoviliza. En cambio, sustituir quejas por problemas implica ir en buena dirección para solucionar, o cuanto menos, atenuar la sensación de agobio continuo que padecemos.
Pero, ¿en qué consiste sustituir quejar por problemas? Os pondré un ejemplo sencillo, probad a decir mentalmente la frase «no puedo con este cliente tan complicado» y ahora sustituir la queja por un problema «¿cómo puedo convencer a este cliente tan complicado?». La diferencia es esencial, ya que en el primer caso, la queja nos inmoviliza, pero en el segundo, nada más hacer la pregunta nos están viniendo mentalmente distintas respuestas.
Dejemos de quejarnos y empecemos a pensar en el cómo. Sí, en el cómo podemos aprovechar mejor nuestro tiempo, en el cómo podemos controlar mejor el estrés, en el cómo podemos atender mejor a los clientes y en el cómo podemos compatibilizar una profesión tan estresante con una vida familiar que transmita todo lo contrario. Sólo de esta forma nos empezarán a venir posibles soluciones para eliminar o atenuar nuestros problemas diarios.
2.- Nuestros objetivos
Te invito a que dejes de leer este artículo, cojas un papel y un bolígrafo y escribas cuáles son tus principales objetivos para los próximos años… ¿ya lo has hecho? Pues me apuesto contigo una cena en el restaurante que quieras a que el 80% de los objetivos que has puesto son exclusivamente profesionales.
Y es entonces cuando estamos yendo en contra de nuestros verdaderos intereses, objetivos y valores, que en el fondo la mayoría de personas ansiamos.
En cierta forma, el mundo miente. El mundo nos presiona para que admiremos el poder, la fama, el dinero… pero en el fondo no es así. Nuestro entorno más cercano, es decir, nuestra familia, amigos y la mayoría de nuestros clientes admiran la virtud, honran la generosidad, la honradez, la valentía de enfrentarnos con las injusticias, la amabilidad y el talento que bien utilizado hace que nuestro entorno disfrute de nuestras habilidades personales y profesionales de una manera cuanto menos digna. Y es esto lo que nuestro entorno admira y, de hecho, en una elegía no decimos que Juan era rico o famoso, sino que lo que le gustaba a Juan era ayudar a las personas, y nuestra profesión consiste en ayudar constantemente… pero a menudo no nos ayudamos a nosotros mismos, por ello, todo nuestro entorno suele sufrir las consecuencias.
Cada uno de nosotros ejercemos de distintos roles diariamente, rol de padre, amigo, pareja, como abogado, como responsables de nuestra salud física y psíquica, que incluye el deporte y la relajación. Y es precisamente el equilibrio entre todos los roles lo que facilita una vida profesional y personal más plena, por ello a la hora de plasmar nuestros objetivos por escrito deberían aparecer todos los roles que ejercemos y qué metas queremos alcanzar dentro de ellos.
Pero quisiera haceros una advertencia importante, el éxito en un rol no justifica el fracaso en otro, es decir, sólo el equilibrio entre todos los roles nos ayudará a vivir una vida más plena, porque, ¿de qué sirve un éxito profesional si a nivel personal el fracaso es un hecho, o nuestra salud está bastante deteriorada?
3.- El valor de cualquier semana no se limita a lo que hacemos en ella, sino a lo que aprendemos de ella
El objetivo a la hora de gestionar eficazmente el tiempo para realizar las mayores actividades posibles debería estar conectado con lo importante para nosotros y no sólo por lo urgente.
Lo urgente hay que hacerlo, por supuesto, pero dando por descontado un plazo que vence o una vista, ¿qué es lo realmente urgente? ¿Son las urgencias de la gente que nos rodea lo que prima en nuestras vidas, o son las nuestras las que presiden la gestión de nuestro tiempo?
En el equilibrio entre ambas está la solución, pero por desgracia la mayor parte de nosotros dejamos nuestras urgencias en un segundo plano y las de los demás sacan una clara ventaja en nuestra vida diaria. Pensamos que lo hacemos por responsabilidad, pero es una responsabilidad que sólo tiene una dirección… hacia el cliente o nuestro entorno, lo cual puede provocar que actuemos de una manera posiblemente irresponsable con nosotros mismos, con nuestros valores y principios, por lo que en no pocas ocasiones, acabamos por vivir la vida de los demás y no la nuestra.
Una semana laboral en nuestras vidas no se puede valorar sólo en términos de lo mucho que hemos trabajado, sino de lo que hemos aprendido de dicha semana, que hará que la semana siguiente sea mejor gestionada en base a nuestro objetivos y roles. Si en casa semana aprendemos a vivir con más equilibrio entre nuestros objetivos y los de las personas de nuestro entorno, al cabo de 48 semanas al año habremos avanzado en nuestro objetivo de vivir de una forma más equilibrada.
4.- Si sembramos una cosa, ¿por qué esperamos cosechar otra distinta?
Toda acción tiene una consecuencia en nuestra vidas, ya sea directa o indirectamente. Si gestionamos nuestra agenda semanal en base exclusivamente a las urgencias, la reflexión no cabrá en ella, si la gestionamos sin tener en cuenta nuestros roles más importantes, la cuenta «bancaria emocional» con las personas que más nos importan y nuestra salud se resentirán, porque en esta vida, salvo el amor profundo y verdadero, todo es puro intercambio, y si no intercambiamos atención, afecto, amabilidad, con nuestro entorno más cercano estaremos en números rojos en poco tiempo.
Liderar nuestras vidas es ayudar eficazmente a los demás. Liderar nuestras vidas implica vencer a la urgencia habitual en pos de una vida profesional donde el equilibrio entre todos nuestros roles nos hagan disfrutar de una vida donde nuestros problemas estén bailando constantemente con las oportunidades y las satisfacciones que diariamente vivimos… donde unas veces el paso lo llevarán los problemas y otras las oportunidades que se nos presentan continuamente.
En el fondo, como decía Hawthorne, quien vive mucho tiempo en presencia de unos ideales que considera que deben liderar su vida, al menos acaba pareciéndose a ellos.
Escribo este artículo en la esperanza de que pueda ayudaros a que os parezcáis a vuestros valores y que vuestra brújula interior, que nos marca el norte, y no el reloj que nos marca la urgencia constante, lidere vuestras vidas.
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