Operación Greif en el siglo XXI: crímenes de guerra en Soledar
"Está prohibido el uso indebido del uniforme enemigo"
Daniel Méndez Gallo. (Foto: E&J)
Operación Greif en el siglo XXI: crímenes de guerra en Soledar
"Está prohibido el uso indebido del uniforme enemigo"
Daniel Méndez Gallo. (Foto: E&J)
Corría la mañana del 16 de diciembre de 1944 cuando el coronel de las Waffen SS, el cuerpo de elite de las infames SS, Otto Skorzeny, lanzaba en el marco de la ofensiva sobre el frente de las Ardenas la ya famosa Operación Greif. Esta operación no pasaría a la historia por su éxito en el teatro de operaciones, sino porque durante la operación sobre las Ardenas las tropas del coronel Skorzeny se infiltraron en las líneas enemigas vistiendo uniformes estadounidenses y usando carros de combate Panzer V camuflados a imagen y semejanza de los M10 Wolverine americanos. Pese a sembrar el caos en los primeros compases de la ofensiva, los aliados terminaron descubriendo a estas unidades, provocando así el fracaso de la operación. Estas tropas fueron acusadas de espionaje y fusiladas por ello, pues en aquel momento el artículo 23 b) de la Convención de la Haya de 1907 prohibía matar a traición al enemigo, definiendo como traición en su artículo 23 f): «usar indebidamente la bandera de parlamento, la bandera nacional o las insignias militares y el uniforme del enemigo».
Hasta aquí, el lector pudiera pensar que recordamos esta operación por ser apasionados de las crónicas militares o como anécdota histórica. Pero, desgraciadamente, después de la toma por parte de Rusia de la pequeña pedanía de Soledar, en el Oblast de Donestk, empiezan a llegar evidencias gráficas de que, durante la batalla por esta población del centro de la segunda línea defensiva ucraniana en el Donbas, el grupo mercenario Wagner llevó a cabo en la noche del 8 al 9 de enero la mayor operación de falsa bandera en el viejo continente desde la ya mentada Operación Greif.
Así bien, pasamos de tener durante los últimos tres meses evidencias gráficas de presencia de tropas de Wagner (dicho sea de paso, de seguir así pueden convertirse en verdadero ejército paralelo al ejército profesional ruso como lo eran las SS a las que Skorzeny pertenecía respecto de la Wehrmacht) en el sureste de la ciudad a, en cuestión de dos días, encontrarlos en el centro administrativo de la ciudad. Con las imágenes de que se dispone a la fecha, se puede concluir que este avance sorpresivo tendría su justificación en que al menos una compañía completa de mercenarios se infiltró, vistiendo uniformes ucranianos MM14, entre la 17ª Brigada de Carros y la 46ª Brigada aerotransportada ucraniana, para así facilitar la ofensiva de los paracaidistas rusos –VDV-.
Pese a que la mayoría de los rotativos han pasado por alto esta circunstancia, estamos ante un nuevo crimen de guerra perpetrado por las fuerzas rusas. Pues, si acudimos al derecho internacional, observamos que este prohíbe, al igual que ya sucedía en 1945, el uso indebido del uniforme enemigo. Así, el Protocolo I Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas en los conflictos armados internacionales de 1977 señala en su artículo 39.2: «Queda prohibido hacer uso de las banderas o de los emblemas, insignias o uniformes militares de Partes adversas durante los ataques, o para cubrir, favorecer, proteger u obstaculizar operaciones militares». Del mismo modo, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 17 de julio 1998, establece como crimen de guerra en su artículo 8.2 b) (vii): «Utilizar de modo indebido la bandera blanca, la bandera nacional o las insignias militares o el uniforme del enemigo».
Por tanto, las acciones llevadas a cabo por las fuerzas rusas en Soledar serían constitutivas de crímenes de guerra y tanto los infantes como Yevgueni Prigozhin, fundador de Wagner, deberían ser juzgados por ellos como lo fue Otto Skorzerny por la Operación Greif en los juicios de Dachau en 1947.