Últimamente existe una obsesión por alcanzar la “igualdad real”, una utopía (porque todos somos diferentes, gracias a Dios) a la que, claro, se debe llegar mediante el “progreso” (aunque nadie sabe exactamente qué es “progresar”, más allá de cambios compulsivos), como decía Oscar Wilde. Que no es suficiente ya con la “igualdad formal” que nos […]