Desde que falleciera mi padre, hace ahora más de seis años, he tomado por costumbre acudir una vez al mes al cementerio donde yacen sus restos. Hasta entonces, acudir al cementerio era algo esporádico, de compromiso o, si se quiere, un acto social y respetuoso en memoria del fallecimiento de un familiar, allegado o amigo. […]