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Economía

2,7 millones de familias españolas en situación de pobreza energética, denuncian desde Comillas ICADE

Una de las medidas estructurales que plantean los investigadores de la Catedra de Energia y Pobreza de esta institución es mejorar la rehabilitación del parque de viviendas

Efraim Centeno, director de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas. junto con José Carlos Romero, coordinador de la Cátedra y, autor principal del informe.(Foto: Comillas/ICADE)

Luisja Sánchez

Periodista jurídico




Tiempo de lectura: 4 min

Publicado




Economía

2,7 millones de familias españolas en situación de pobreza energética, denuncian desde Comillas ICADE

Una de las medidas estructurales que plantean los investigadores de la Catedra de Energia y Pobreza de esta institución es mejorar la rehabilitación del parque de viviendas

Efraim Centeno, director de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas. junto con José Carlos Romero, coordinador de la Cátedra y, autor principal del informe.(Foto: Comillas/ICADE)



Los investigadores de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas desvelaron este martes en su Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España en 2021 que 4,5 millones de personas (9,5% de la población) no pagaron facturas energéticas en fecha y 6,7 millones (14,3% de los hogares) no pudieron mantener una temperatura adecuada en sus hogares.

Es previsible que estos guarismos empeoren cuando se haga el análisis de los datos del 2022, sobre todo debido a la escalada de los precios y al repunte de la inflación. En este contexto, el uso del Bono Social y del Bono térmico se ha extendido a otra parte de la población aunque estos expertos siguen constatando lo complejo que es acceder a este servicio para consumidores vulnerables.



En el primer caso, los datos se mantienen respecto a 2020, pero en el segundo aumenta casi cuatro puntos, es decir, 1,6 millones de personas más respecto a 2020 y el doble comparado con 2019: “Llama mucho la atención el mal comportamiento de este segundo índice”, aseguran los investigadores.

“Es posible que los datos de pobreza energética repunten en el 2022 ante la escalada de los precios e inflación» (Foto: Recurso)



Los autores del informe han desvelado hoy que 2021, desde la perspectiva de la pobreza energética, fue un año de algunas luces y de una gran sombra. Menos hogares dedicaron un porcentaje desproporcionado de sus ingresos a cubrir sus gastos energéticos, pero, en contraste, muchos más hogares entraron en el oscuro abismo de la pobreza energética oculta severa.



Además, casi tres millones de hogares tienen un porcentaje de gasto en energía sobre sus ingresos netos mayor que el doble del de un ‘hogar medio’ y 2,7 millones de familias están en situación de pobreza energética, si se toma como referencia un umbral absoluto basado en una renta mínima estándar, concretamente el SMI.

Estas cifras suponen una reducción media del 1,5% respecto a la situación detectada por la Cátedra en 2020.

Además, los datos indican que casi 3,3 millones de hogares dedicaron un porcentaje desproporcionado de sus ingresos a cubrir sus facturas energéticas y dos millones de hogares sufrieron pobreza oculta severa. Según la Cátedra de Energía y Pobreza, sin las medidas del Gobierno, la pobreza energética oculta severa habría alcanzado a 200.000 hogares más.

“Es posible que los ecos de Filomena y el frío que nos dejó durante casi dos semanas en amplias zonas del país calara en el subconsciente de muchos ciudadanos, pero es muy probable también que el indicador esté apuntando a una tendencia creciente en muchas familias a restringir la calefacción por miedo a la factura”, aseguró José Carlos Romero, coordinador de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas, autor principal del informe.

Un problema crónico

El informe también ha manejado dos índices adicionales: el M/2 –que identifica a un hogar en una situación de gasto insuficiente si dedica a energía menos de la mitad de lo que lo hace un hogar medio en nuestro país– y el HEP, que identifica a un hogar en pobreza energética oculta severa si gasta menos de la cuarta parte de lo que realmente necesita para cubrir sus necesidades energéticas (gasto energético requerido).

El primero ha sido del 10,12% y el segundo es del 10,32%, frente a 11,20% y 4,8% en 2020. Se observa en este caso una discrepancia muy notable entre ambos. Mientras que el primero revela mejoría, el segundo indica un empeoramiento extraordinario.

“Es el segundo indicador el que merece más crédito por varias razones. La primera es porque se alinea con el indicador subjetivo de temperatura inadecuada. Parece sensato afirmar que, cuando un hogar declara que no puede mantener su vivienda en unas condiciones de confort mínimas en invierno, se encuentra en pobreza energética oculta. Por otro lado, es importante tener en cuenta que 2021 fue, por un lado, el año del comienzo del fin de la COVID y, por otro, el año del inicio de la crisis de precios de la energía, señala Roberto Barrella, investigador de la cátedra y coautor del informe.

También destacó que “este elemento segundo ha tenido un impacto muy significativo en nuestros hogares sobre todo a partir del otoño. Todo parece indicar que muchas familias restringieron su gasto por miedo a unas facturas que se volvieron inabordables de la noche a la mañana”, asegura este experto.

Respecto a las medidas del Gobierno, la Cátedra afirma que es justo decir que el gobierno reaccionó a la nueva situación de precios elevados de la energía implantando diversas medidas como la reducción del IVA, del impuesto de electricidad o de cargos y peajes en la factura eléctrica.

“En la Cátedra hemos estimado el impacto de esas medidas. Si no se hubieran implementado sobre la factura eléctrica, el indicador HEP en 2021 –el que identifica a un hogar en pobreza energética oculta severa– habría alcanzado el 11,65%, un 1,3% más, lo que equivale a casi 200.000 hogares adicionales”, indicó Efraim Centeno, director de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas.

Estos expertos señalaron que los indicadores se han obtenido a partir de las encuestas del INE, EPF y ECV, recientemente publicadas, y se pueden agrupar de la siguiente manera:

  • Indicadores de gasto desproporcionado. Identifican al conjunto de hogares que dedican un porcentaje muy elevado de su renta a cubrir las necesidades energéticas en la vivienda.
  • Indicadores de gasto insuficiente o de pobreza energética oculta. Muestran los hogares cuyos gastos en energía son significativamente bajos
  • Indicadores subjetivos. Engloban un indicador de hogares con retraso en pagos de facturas y un indicador de hogares que declaran no poder mantener la vivienda a una temperatura adecuada durante el invierno.

Con todo, estos son los resultados resumidos de los datos dados a conocer por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas.

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