China encabeza la disputa por los coches eléctricos
China encabeza la disputa por los coches eléctricos
- El país asiático pretende que en 2035 el 50% de las matriculaciones sean vehículos de este tipo.
- A día de hoy ya vende más coches eléctricos que el resto del mundo.
China es un país que en los últimos sesenta años, desde la Revolución Cultural, ha evolucionado hasta convertirse en una superpotencia mundial. Hoy en día, ha dejado atrás los errores del pasado para concentrarse en seguir mejorando de cara al futuro.
A finales de 2019, el Ministerio de Industria y Tecnologías de la Información (MIIT, en inglés) declaró que para el año 2025, las ventas de vehículos propulsados por energías alternativas supondrían el 25% de las ventas del país. En aquel momento pareció una apuesta atrevida, ya que las ventas apenas se situaban en torno al 5%. Pero en octubre de 2020 pronosticó llegar al 50% en 2035. Las industrias de vehículos eléctricos de China son unas de las más prometedoras, en 2019 se vendieron 1,2 millones de vehículos mientras que en el resto del mundo apenas llegó a 1,05 millones. Con ello, se puede resolver que este primer puesto no llega por la suerte, sino por políticas que impulsan el sector.
El programa Made in China 2025 otorga, de manera oficial, una relevancia especial al desarrollo tecnológico. “En esencia, aspira a la sustitución (…). China pretende intercambiar gradualmente la tecnología extranjera por nacional dentro de sus fronteras y sentar las bases para que las empresas tecnológicas chinas entren a los mercados internacionales”, relataba un informe del laboratorio de ideas MERICS. Así, desde la capital se premió a aquellos territorios que fomentaron las actividades tecnológicas, entre ellas el uso de vehículos de propulsión con energías alternativas.
Ya en el año 2009, un consorcio de agencias gubernamentales con el MIIT liderándolas, puso en marcha un programa para comprar transporte público eléctrico en varias ciudades. Esto produjo que el dinero público comenzara a fluir, hasta que apareció una nueva industria de la nada.
Pero entre las condiciones, había una esencial, solo las empresas que poseyeran la propiedad intelectual comercializada podrían optar a las ayudas estatales. Así, se dejaba entrever que el propósito del Gobierno era estimular la creación de un ecosistema industrial que se apoyara en una cadena de producción contenida y que se encontrara dentro del país. Por su parte, países como Noruega tomaron el camino contrario. Este país tiene la mayor tasa de propiedad de vehículos eléctricos con cerca del 60% y su política pasa por acelerar la transición dando acceso a inversores extranjeros con las mismas condiciones.
La estrategia de China dio un giro radical. A pesar de los riesgos de levantar un sector a base de fondos públicos, su táctica terminó muriendo de éxito. Las generosas políticas hicieron que las ventas se cuadriplicaran entre 2014 y 2015 (de 100.000 unidades a 400.000), pero más del 60% del dinero invertido se fue con los subsidios para las compras de particulares. Entonces el Gobierno entendió que aquella vía no era sostenible.
La solución del Gobierno comenzó con la retirada, de manera progresiva, de las ayudas. Esta estrategia empezó en 2017 y en 2020 prácticamente había concluido. Las consecuencias de este movimiento fue la caída de las ventas por primera vez en estos años, influido también por la aparición del Covid-19. Pasaron de 1,5 millones de unidades vendidas en 2019 a 1,2 millones en 2020. Tras esto, tomaron el ejemplo de Noruega y abrieron sus puertas, y quien aterrizó fue el gigante norteamericano Tesla.
La llegada de Musk
Una vez que el gobierno permitió la entrada a empresas extranjeras, Tesla comenzó la construcción de su Gigafactory 3 en Shanghái y en menos de un año ya comenzaron a salir de allí los primeros Model 3, que en poco tiempo se convirtió en el coche más vendido en China en 2020, con 114.000 unidades.
Elon Musk declaró en una entrevista reciente que su gran rival saldrá de China y el que más papeletas tiene para ello es Nio. Esta compañía solo comercializa tres modelos, pero su capitalización bursátil está por encima de los 91.000 millones de dólares y ya es la tercera empresa más importante del sector, solo por detrás de Tesla y Toyota.
Aunque no es la única. Otras dos empresas chinas, Li Auto y Xpeng, han obtenido grandes beneficios en Bolsa en estos últimos meses. Pero hay más, ya que gigantes como DiDi (el Uber chino) y Baidu (motor de búsqueda líder en China) han anunciado que entre sus planes está comenzar a lanzar sus propios coches eléctricos.
A día de hoy, las ventas se han recuperado debido a la expansión de Tesla y la rebaja de los precios. Un estudio reciente de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de China ha resaltado que la previsión de las ventas establecen un repunte del 40% en 2021, llegando a las 1,8 millones de unidades. Además, datos de UBS Securities, apuntan que para 2030 las compañías chinas de vehículos eléctricos abarcarán el 50% del mercado mundial.