Economistas y exportadores reclaman al Gobierno medidas para reformar el sistema productivo ante los aranceles de Trump
Los aranceles de Estados Unidos pondrán a prueba la diversificación de negocio de las empresas españolas, más pequeñas que las de la Unión Europea

El Gobierno se reúne con agente sociales para presentar su plan contra los aranceles de Trump. (Imagen: Pool Moncloa/ José Manuel Álvarez)
Economistas y exportadores reclaman al Gobierno medidas para reformar el sistema productivo ante los aranceles de Trump
Los aranceles de Estados Unidos pondrán a prueba la diversificación de negocio de las empresas españolas, más pequeñas que las de la Unión Europea

El Gobierno se reúne con agente sociales para presentar su plan contra los aranceles de Trump. (Imagen: Pool Moncloa/ José Manuel Álvarez)
Desde aquel ya histórico 2 de abril en el que presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció diversos aranceles para castigar las exportaciones de las principales economías europeas, cada país implicado ha buscado una manera para negociar en ese nuevo contexto económico.
Pese a ello, el nuevo escenario comercial a nivel mundial, tras la imposición de aranceles por la Administración Trump, no será fácil para las empresas españolas, que afrontan problemas para diversificar los mercados por su tamaño, en un entorno de gran competencia.
Desde el Club de Exportadores e Inversores se reclaman medidas de reforma del sistema productivo que no contemplan en el plan aprobado por el Gobierno con medidas regulatorias que simplifiquen la actividad de las empresas a nivel laboral y fiscal.
Estos conclusiones son algunas de las más destacadas del coloquio entre economistas organizado el jueves pasado por el Club de Exportadores e Inversores Españoles y el Consejo General de Economistas de España, para analizar los efectos de las medidas adoptadas por Estados Unidos.
El presidente de los economistas, Valentín Pich, introdujo el debate con varias preguntas que contestaron Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles; junto a Joaquín de la Herrán, coordinador del Área de Trabajo de Estados Unidos y Canadá en el Club de Exportadores; y Salvador Marín, jefe de estudios del Consejo General de Economistas.
Este debate tuvo lugar días después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara el despliegue inmediato de un plan de respuesta y relanzamiento comercial dotado con 14.100 millones de euros para “mitigar los impactos negativos de la guerra comercial iniciada por la Administración Trump y tejer un escudo que proteja a nuestra economía”.
El plan de Sánchez movilizará 7.400 millones de nueva financiación y otros 6.700 millones de euros de instrumentos existentes. “El Gobierno de España no va a esperar a ver qué ocurre en los próximos días. Vamos a responder de forma anticipatoria para estar preparados, con el despliegue inmediato del plan, de modo que, si la tormenta se acaba desatando, España cuente con un doble paraguas: el europeo y el español”, explicó el presidente. Ahora el Gobierno busca apoyo para convalidar este Real Decreto en el Congreso de los Diputados.
Faltan medidas estructurales
El Club de Exportadores e Inversores Españoles es una entidad que recoge a un centenar de empresas de nuestro país. Su primera reunión ha sido satisfactoria ante las medidas anunciadas por Sánchez. Esta entidad es un reconocido interlocutor con las administraciones de nuestro país en materia de internacionalización y conoce bien la problemática de las empresas españolas cuando deciden exportar a otros países.
Desde esa entidad su presidente Antonio Bonet, indica que “aún no conocemos todos los detalles. Hay partes que aún falta por ser aprobadas, como las medidas de apoyo a la internacionalización mediante una serie de créditos. Se habla de 500 millones pero no sabemos cómo se va a instrumentar en la práctica. Las medidas en forma de créditos o avales trataran de ayudar a aquellas empresas que sufran esos aranceles en el mercado americano, que luego habrá que devolverlos”.

Antonio Bonet cree que el plan del Gobierno contra los aranceles de Trump adolece de otras medidas de más calado para reformar el sistema productivo. (Imagen: Club de Exportadores e Inversores Españoles)
En su opinión, “ante una crisis como ésta habría que hacer un planteamiento en profundidad para abordar los problemas estructurales de la economía española, el primero de los cuales es el pequeño tamaño de la empresas y sus escasos recursos a la hora de afrontar estos nuevos mercados. Dos terceras partes de la exportación de bienes se concentra en 1.000 empresas, que son poquísimas, y el contenido tecnológico que ha subido en estos años es de apenas el 8%, la mitad que la Unión Europea. Los exportadores habituales son solo alrededor de 40.000”.
Para este experto, “al final se trata de reformar el sistema productivo español, el tamaño de las empresas es muy pequeño a nivel general, si no tienen ese tamaño es difícil que lo hagan. Ese tipo de medidas estructurales no se han contemplado en el plan del Gobierno. Lo que se ha anunciado es necesario y está muy bien, pero habría que aprovechar la coyuntura para hacer otras cosas. Para que las empresas crezcan, hay que quitarles obstáculos regulatorios. Hay muchas obligaciones laborales y fiscales que podrían reducirse”.
En su opinión “acudir a otros mercados supone realizar medidas de inversión, como ir a ferias, hacer viajes comerciales o adaptar en muchas ocasiones el producto. Esta diversificación supone crear almacenes o centros de producción para suministrar a esos mercados esos bienes y servicios. Eso supone recursos que en estas empresas son escasos. Junto con ello, el factor tiempo es importante, hay que ver cuánto tardamos en entrar en un mercado nuevo donde nos encontraremos con empresas de otros países”.
“Hay otros elementos de incertidumbre”, indica Bonet, “todo gira en torno a Trump, en torno a los aranceles, y podría poner aranceles secundarios a los países cuyas empresas operen con países como los que no quiere que se haga negocio. Es el caso PVDSA en Venezuela, donde la administración Trump aplicará ciertas sanciones tanto para esa empresa como para aquellas que hagan negocio en ese país”. Este tipo de situaciones podría perjudicar a empresas como Repsol, entre otras.
Otro factor es “el problema de protección intelectual” que disuade a muchas empresa de hacer negocios con China, a lo que se suma la creciente competencia en nuevos destinos exportadores. “Otras empresas de otros países están pensando en los mismos mercados”, indica Bonet.
Mucha incertidumbre
Por su parte, Joaquín de la Herrán, coordinador del Área de Trabajo de Estados Unidos y Canadá en el Club de Exportadores, recordó el grado de incertidumbre existente ante el anuncio de los aranceles que la administración americana va a imponer: “Desde la pandemia no hemos tenido esa incertidumbre sobre lo que podrá ocurrir el día siguiente. Ahora la incertidumbre proviene de las decisiones que tome el presidente de los EE.UU., el país más importante. Gestionar esa incertidumbre no es sencillo”.

Joaquín de la Herran cree que la guerra comercial entre china y Estados Unidos puede afectar a terceros. (Imagen: Club de Exportadores e Inversores Españoles)
Este experto coincide en que el tamaño de las empresas españolas es reducido y dificulta la entrada a nuevos mercados. “Junto a los aranceles, que no deja de ser un gravamen para productos y servicios, hay otras medidas estructurales que se están tomando que son importantes, como son las que se están implementando sobre el precio del dinero y de las divisas, a la hora de decir qué estrategia vamos a tener en este contexto incierto, tanto como inversor o exportador”.
A su juicio, “es previsible que se produzca esa diversificación, con lo cual se reducirá la presencia de las empresas en EE.UU. Todo depende de cada caso concreto. Es previsible que aquellas empresas que tienen presencia en Estados Unidos se estén replanteando reducir posición en el mercado y explorar otros como los del sudeste asiático. Las que son más conservadoras intentarán centrarse ahora en exportar a la Unión Europea”.
En cuanto a China “está todo muy marcado por su gobierno. Estamos a la expectativa de saber lo que hará su gobierno a corto y medio plazo. Su guerra arancelaria con los EE.UU. habrá que seguirla de cerca. Pueden establecer medidas regulatorias que afectarían a las empresas de Estados Unidos de forma notable. Sobre este asunto hay que preguntarse dónde irán los 450.000 millones de euros que podrían dejar de exportarse a Estados Unidos. Diversificar mercados lleva mucho tiempo, es todo menor fácil”, ha avisado.
La diplomacia comercial es clave
En su intervención, el director del Servicio de Estudios del Consejo General de Economistas de España, Salvador Marín, ha coincidido en la necesidad de apostar por la autonomía estratégica y ha advertido de los “efectos psicológicos” de la crisis arancelaria sobre la economía.
“La incertidumbre prolongada puede tener un efecto mayor. Las primeras previsiones señalan que el Producto Interior Bruto (PIB) podría caer un 3,3% en Estados Unidos, y un 0,7% en Europa en los próximos tres años. En una guerra comercial todos pierden. Todo depende de las medidas que se implementen para mitigar su impacto”, indica Marín.

Salvador Marín cree que Europa no debe incrementar la escalada del conflicto comercial que impulsa Trump con los aranceles. (Imagen: Consejo General de Economistas)
En su opinión “la respuesta de la Unión Europea a los aranceles de Trump debe ser la de proteger esos bienes y servicios, pero sin escalar innecesariamente todo el conflicto. Se trata de responder con proporcionalidad e inteligencia al mismo tiempo. Creo que ya se han anunciado ciertas medidas quirúrgicas que ya se implementaron en el 2018 para determinados productos. Al mismo tiempo hay que preservar la unidad interna, que los estados de la UE estén alineados. La respuesta debe ser en bloque en el contexto geopolítico de estos momentos”.
Desde su punto de vista es el momento de reforzar “la llamada diplomacia comercial. Se trata de emplear todos los canales multilaterales existentes como es la Organización Mundial del Comercio (OMC), e interponer las quejas que deban interponerse; activar todos los tratados comerciales pendientes como los que hay con Mercosur, Asean, India. Al mismo tiempo la Unión Europea podría anunciar ayudas temporales a sectores afectados; subvenciones, créditos blancos o deducciones fiscales. Podría ser el momento de mejorar la gobernanza y simplificar el entorno normativo para ayudar a las empresas a exportar”.
Para este experto “se trata de aplicar el ‘Informe Draghi’ que todos conocemos para que la economía europea siga en primer lugar de competitividad. Se trata de potenciar al máximo el made in Europe y tratar de reducir las vulnerabilidades existentes. Junto con todo esto hay que crear una narrativa europea del conflicto para que la opinión pública entienda las repercusiones del conflicto. Se trata de presentar a la Unión Europea como un bloque sólido defensor del comercio justo, sin entrar en una guerra comercial con los Estados Unidos. Europa realiza las reformas estructurales adecuadas para competir con los EE.UU. y China”.
