La industria textil está en crisis
La industria textil está en crisis
- Se calcula que las empresas tienen entre 140.000 y 160.000 millones de ropa sin vender.
- La crisis se ha llevado consigo el 30% de las ventas y el 90% del beneficio de las empresas del sector.
Son muchas las variables que este 2020 se han traducido en un duro golpe para la industria textil. Primero fueron los confinamientos y más tarde las restricciones a los comercios y al ocio. Además, el teletrabajo y las malas predicciones de futuro han dejado de lado las ganas de la gente de estrenar ropa, además de no tener tantas oportunidades para hacerlo. Así, gran parte de la población ha estado gran parte del año en chándal. Si bien es cierto que las compras por internet aumentaron, no fue suficiente para compensar las pérdidas, que supusieron un 30% de las ventas de manera global y un 90% del beneficio de las empresas, según los datos calculados por la consultora McKinsey. Si bien es cierto que la llegada de las vacunas trae consigo esperanza, su lento proceso alarga la agonía, al menos hasta que comience el verano. La palabra más repetida por los directivos y expertos es incertidumbre, cuando son preguntados sobre la viabilidad del negocio en 2021, estableciendo además que será imposible recuperar las pérdidas únicamente a lo largo de este año. Entre los cambios que se esperan para el sector, se prevé una producción más cercana, colecciones más cortas y suministros más flexibles.
La llegada del Covid-19 destrozó el negocio de la industria textil en todos sus puntos. La fuente de ingresos se vio estancada por el cierre de los comercios, lo que llevó a las marcas a retrasar o cancelar pedidos para proteger su liquidez. “En el momento en que se cerró Europa, extendimos los pagos 30 días a todos los proveedores. Tuvo mucho efecto en ellos, pero era una cuestión de supervivencia. Hasta agosto, más o menos, tensionamos bastante la cadena”, declara un directivo de una empresa española que prefiere mantener el anonimato.
En cuanto a los empleados de las fábricas textiles (en una muestra de nueve países), según una encuesta de Workers Rights Consortium, el 38% perdió su empleo en 2020 y denuncian el hambre que ha traído consigo para los trabajadores y sus familias.
Estados Unidos modifica su negocio
“Particularmente, las marcas europeas están reduciendo sus compras para primavera-verano”, afirma Dunja Hoejenbos, directora de comunicación de la Federación Internacional Textil. Declara que después de las restricciones y los confinamientos de 2020, las existencias acumuladas que aún puedan venderse en 2021 “reducen la demanda”, estableciendo también que la capacidad de inversión en nuevas colecciones por parte de las empresas del sector se ha visto drásticamente reducida. Miran Ali, director general en la Asociación de Fabricantes y Exportadores Textiles de Bangladesh (que reúne unas 4.500 fábricas), expone que las empresas estadounidenses están variando menos su ritmo de pedidos, al no tener unas restricciones tan exigentes. Esta asociación prevé que los pedidos en enero se situarán por debajo de los habitual, alrededor de un 0,8% en Estados Unidos y de un 6,4% en Europa. “El periodo hasta Semana Santa será clave para ver cómo van los pedidos de cara a la temporada de otoño-invierno. Todo depende de la vacuna”, concluye el director general.
Las situaciones provocadas por la pandemia han traído consigo el análisis de los mercados del sector. Así, han llegado a la conclusión de que la flexibilidad y la agilidad son valores muy relevantes en el ámbito de la moda para que el inventario no se vea sobrecargado y poder deshacerse más tarde de las prendas mediante descuentos. “Los plazos de entrega más cortos y de menor cantidad reducen el riesgo para el comprador”, expone Hoejenbos. Para este reto, cuanto más cerca estén las fábricas, mejor.
China sufre menos la caída
A nivel global, al cierre del año el sector textil perdió entre un 20% y un 25% de sus ventas, sufriendo en mayor medida estas consecuencias Europa (25%-30%) y Estados Unidos (20%-25%) que China (5%-10%), según los datos facilitados por McKinsey. Los datos de Acotex revelan que en España la caída fue del 39,8%. La consultora prevé que en el mejor de los escenarios las ventas bajarán otro 5% este 2021 respecto a las cifras de 2019, que podría ser un 15% si las cosas no marchan como se prevé. Los expertos piensan que hasta finales de 2022 o 2023 no se recuperarán las cifras de 2019, que dependerá también de los escenarios que se encuentren las empresas del sector. Las perspectivas además se verán condicionadas por la incertidumbre sobre la evolución sanitaria y económica y la cantidad de stock acumulado.
Así, a comienzos de este año, las empresas tienen “un 25% de su inventario sin vender cuyo valor económico está entre 140.000 y 160.000 millones de euros a nivel mundial”, expone Antonio Gonzalo, socio de McKinsey, aún después de que este año la actividad promocional haya sido “muy superior a la de años anteriores”. En relación a las empresas españolas, Inditex consiguió reducir su inventario un 11% en 2020 gracias a su “modelo flexible”, pero otros distribuidores han reconocido que se ha incrementado. “En manejo de stock, ha sido el año más difícil de la historia”, reconoce un directivo de la cadena de suministro de un grupo español. Las soluciones a esta falta de ventas pasa por la inclusión en las nuevas temporadas de esa ropa, ventas con descuentos en outlets o incluso el reciclado. Al final, todas las marcas coinciden en que la prudencia marcará el año en las compras.