La inflación seguirá siendo un problema el año próximo
El incremento de los precios ha llegado a niveles de récord en 2021
Los bloqueos de las cadenas de suministro pueden mantener el IPC alto en 2022 (Foto: Google)
La inflación seguirá siendo un problema el año próximo
El incremento de los precios ha llegado a niveles de récord en 2021
Los bloqueos de las cadenas de suministro pueden mantener el IPC alto en 2022 (Foto: Google)
A lo largo de este año, no han sido pocas las ocasiones en las que la inflación ha desplazado al covid como principal preocupación económica. La incontrolada escalada de los precios está cada vez más presente y su influencia en la economía es más que notoria. De cara a 2022, va a seguir siendo motivo de preocupación.
Durante buena parte de 2021, los bancos centrales se han empeñado en no dar al problema la importancia que tiene. Aun cuando tanto Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, como el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, han manifestado en todo momento su preocupación por la escalada de los precios, el mantra repetido hasta la saciedad ha sido que la alta inflación es un fenómeno transitorio y que el problema se ¡iba a ver superado en pocos meses.
Pero la realidad es tozuda y se ha demostrado que la inflación es menos transitoria de lo inicialmente previsto. Esto ya ha sido reconocido por el propio Powell, mientras que Lagarde sigue sin cambiar de mensaje agarrándose a no se sabe muy bien qué.
Cuellos de botella
En este sentido, Andrew McCaffery CIO de Gestión de Activos de Fidelity International, citado por Investing, apunta que, “a pesar de los mensajes de los bancos centrales sobre la transitoriedad de las presiones inflacionistas, algunas subidas de los precios parece que persistirán debido a los bloqueos de las cadenas de suministro y la desglobalización y, a más largo plazo, debido al coste derivado de los esfuerzos por alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono”.
Esta es una opinión que comparten muchos analistas, que apuntan a que la inflación es una de las principales preocupaciones de los inversores de cara a 2022. En líneas generales, la idea más difundida es que los cuellos de botella en la cadena de suministro, que se están produciendo como resultado de una reapertura mundial, seguirán presionando los precios al alza hasta bien entrado 2022. Esto, unido a un aumento de la demanda por la reapertura de la economía, podría seguir alimentando la inflación.
Hay que señalar que la extensión en el tiempo de una inflación descontrolada puede provocar lo que se conoce como “efectos de segunda ronda”. Esto es, que los trabajadores terminen pidiendo revisiones salariales acordes con la inflación para no perder poder adquisitivo y que los elevados precios de la energía se filtren a servicios y bienes industriales, lo que provocaría una espiral inflacionista de difícil solución.
Intervención de los bancos centrales
Los bancos centrales ya han comenzado a reaccionar para combatir la inflación y tanto en Europa como en Estados Unidos ha anunciado la retirada paulatina de la compra de deuda para ayudar a la economía a salir de la crisis provocada por la pandemia de covid. Esto va a ser acompañado de una subida de tipos de interés que, al menos a priori, va a ser más rápida al otro lado del Atlántico.
El temor ahora es que, si bien la subida de tipos puede terminar reduciendo la inflación, también puede ser un obstáculo que ralentice el crecimiento económico. Hay que tener en cuenta que, aunque nadie duda de la salida de la crisis, en los últimos meses del año se han producido constantes revisiones a la baja en el crecimiento del PIB de las principales economías.
El caso de España
España no es una excepción en lo que a la alta inflación se refiere. La inflación general subió en noviembre hasta el 5,5%, el nivel más alto desde septiembre de 1992. Por su parte, la inflación subyacente (general sin energía ni alimentos no elaborados) avanzó hasta el 1,7%. Aumentó la contribución a la inflación de alimentación y servicios, mientras que, por primera vez en los últimos meses, se redujo la del componente energético.
“Incorporando el dato de noviembre, las tasas de inflación más elevadas siguen concentrándose en pocas rúbricas, mayoritariamente relacionadas con la energía, y no vemos un contagio global de la cesta de consumo. Aunque la tendencia de final de año está siendo preocupante (la proporción de la cesta del IPC con tasas de inflación bajas ha perdido peso)”, destaca CaixaBank Research en un informe.
La entidad financiera prevé que la inflación general se mantendrá en España en niveles por encima del 4% hasta el segundo trimestre de 2022 a partir del cual iría moderándose hasta finales de año de forma marcada por la comparación con la escalada en el tramo final de 2021. “Así, prevemos que su promedio anual en 2022 se sitúe cerca del 3%. Por su parte, la inflación subyacente continuaría aumentando hasta mediados de 2022 y prevemos que se sitúe cerca del 2% en el promedio de 2022”, señala el estudio.
Sin embargo, los responsables del informe matizan que “los riesgos sobre la inflación continúan al alza. La volatilidad del componente energético, la persistencia y severidad de los cuellos de botella, la depreciación del euro y la intensificación de los efectos de segunda ronda siguen siendo amenazas sobre nuestro escenario”.