Los oligarcas rusos que apoyan a Putin empiezan a perder influencia
Algunos de los empresarios rusos más importantes comienzan a criticar abiertamente la guerra
Roman Abramovich y Vladimir Putin (Foto:
Los oligarcas rusos que apoyan a Putin empiezan a perder influencia
Algunos de los empresarios rusos más importantes comienzan a criticar abiertamente la guerra
Roman Abramovich y Vladimir Putin (Foto:
Anoche, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció el primer Discurso del Estado de la Unión de su presidencia. Su intervención estuvo marcada por la invasión rusa de Ucrania. Una cuestión que ha llamado la atención es la referencia directa que hizo a los oligarcas rusos. Este grupo está formado por una serie de millonarios que se enriquecieron gracias en buena medida a las privatizaciones a precios irrisorios de empresas que realizó Boris Yeltsin una vez que cayó la Unión Soviética y que han seguido incrementando su fortuna por su cercanía al poder.
«Esta noche, les digo a los oligarcas rusos y a los líderes corruptos que han recibido miles de millones de dólares de este régimen violento, no más», dijo Biden durante su discurso, en el que anunció un nuevo grupo de trabajo bajo el Departamento de Justicia de EE.UU. para investigar a los oligarcas rusos. «Nos unimos a nuestros aliados europeos para encontrar y confiscar sus yates, sus apartamentos de lujo y sus aviones privados. Venimos por sus ganancias mal engendradas», dijo.
Un selecto grupo de estos empresarios rusos fueron citados el pasado 24 de febrero en el Kremlin y se les informó directamente del inicio de la guerra
La Unión Europea ha aplicado sanciones y medidas restrictivas a 680 ciudadanos rusos y a medio centenar de empresas. Estas personas tienen sus activos congelados, no pueden entrar o salir del territorio comunitario ni contar con la ayuda de terceros para que pongan fondos o activos a su disposición. Entre los sancionados están estos oligarcas, que forman parte del círculo de poder más estrecho del Kremlin.
Tanto es así, que un selecto grupo de estos empresarios rusos fueron citados el pasado 24 de febrero en el Kremlin y se les informó directamente del inicio de la guerra. No consta que en ese momento nadie se manifestara en contra, pero desde que, hace solo unos días, les fueron impuestas las sanciones por la UE y Estados Unidos, han visto cómo sus fortunas están sufriendo recortes importantes tanto por las sanciones directas contra ellos como por las que se están aplicando a sus negocios. Esto ha llevado a que ya se hayan dado los primeros casos de críticas a la guerra entre estos millonarios.
Este es el caso de Alexéi Mordashov, que es el hombre más rico de Rusia y que en 2021 tenía una fortuna de 25.700 millones de dólares. Es el accionista mayoritario de la empresa siderúrgica Severstal y también posee acciones en la minera de oro privada NordGold. Mordashov ha criticado el ataque militar y ha afirmado en declaraciones al grupo de comunicación ruso RBK que “es terrible que ucranios y rusos mueran, que la gente sufra dificultades y la economía esté colapsando. Tenemos que hacer todo lo necesario para encontrar una salida a este conflicto en un futuro próximo y parar el baño de sangre para ayudar a la gente afectada a rehacer sus vidas».
«No tengo nada que ver con las tensiones geopolíticas actuales, no entiendo por qué nos sancionan», ha señalado. Esto no le ha servido para librarse de las sanciones de la Unión Europea, y es que aunque no tenga que ver con las tensiones geopolíticas, sí se ha beneficiado de ellas. Severstal, empresa de la que es presidente, es accionista del Banco Rossiya, considerado el banco personal de los altos funcionarios de la Federación de Rusia. Desde la anexión ilegal de Crimea, el Banco Rossiya ha abierto sucursales en toda Crimea y en Sebastopol, consolidando de este modo su integración en la Federación de Rusia.
Otro de los oligarcas que se han manifestado en contra de la guerra ha sido el banquero Oleg Tinkov. Ha publicado en su cuenta de Instagram una foto junto a su pareja, sus hijos y su perro con el mensaje: «Gente inocente muere en Ucrania en estos momentos, cada día. ¡Esto es inaceptable! ¡No tiene sentido! El Gobierno debería gastar el dinero en tratar médicamente a la gente, en investigar cómo vencer al cáncer, y no en la guerra. ¡Nosotros estamos contra la guerra!».
Posiblemente, detrás de este mensaje está la preocupación de Tinkov al ver cómo el valor de sus acciones se ha desplomado más del 90%. Este oligarca se convirtió en uno de los hombres más ricos de Rusia después de sacar a bolsa su banco digital Tinkoff. Sin embargo, en el último mes su fortuna ha caído más de 4.515 millones de euros.
En el grupo de los críticos aparece también un oligarca al que se conoce muy bien en España y que no se ha librado de las sanciones: Mijaíl Fridman, dueño de la cadena de supermercados DIA y de AlfaBank. Nacido en Ucrania cuando aún era una república soviética, ha expresado su rechazo a la invasión en una carta que dirigió a sus empleados: «Durante la mayor parte de mi vida he sido ciudadano de Rusia, construyendo un negocio. Estoy profundamente apegado a los pueblos ucraniano y ruso, y considero el conflicto actual una tragedia para ambos». Fridman cuenta con un patrimonio valorado en 13.500 millones y este martes decidió junto a otro oligarca, Piotr Aven abandonar la junta directiva de AlfaBank, el banco privado más grande del país, del que son copropietarios. La UE sancionó a Fridman por ser «uno de los principales financieros de Rusia y facilitador del círculo más próximo» del presidente ruso.
«¡La paz es muy necesaria! ¡Las negociaciones deben empezar tan pronto como sea posible!», publicó el 27 de febrero en su cuenta de Telegram Oleg Deripaska, dueño del gigante del aluminio Rusal. Su fortuna se estima en unos 3.500 millones de euros y su canto a la paz no es muy creíble dado su historial. Se le ha acusado de tener vínculos con el crimen organizado ruso y en 2009 la Justicia española lo acusó de blanquear más de cuatro millones de euros de la mafia rusa, a través de empresas en la Costa del Sol.
Hay un oligarca cuyo caso es de estudio porque es una de las personas más próximas al presidente ruso, Vladimir Putin, no ha criticado la guerra, al menos abiertamente, y no está en la lista de sancionados. Ese empresario es Roman Abramovich. Su fortuna se valora en casi 12.000 millones de euros, que forjó en la desmembración de la URSS a base de pelotazos. En 1995 compró la petrolera Sibneft por apenas 100 millones de libras. Con la venta de su accionariado en Sibneft en 2005 a Gazprom, Abramovich se embolsó unos 11.000 millones de euros, que luego reinvirtió un año más tarde en la compra de la siderúrgica Evraz. Este es ahora mismo su mayor activo financiero.
En Europa es muy conocido por ser el dueño del club de fútbol Chelsea. Abramovich ha anunciado a través de un comunicado hecho público por el club que va a vender el Chelsea. En ese comunicado asegura que «he dado instrucciones a mi equipo para que establezca una fundación benéfica a la que se donarán todas las ganancias netas de la venta. El dinero será en beneficio de todas las víctimas de la guerra en Ucrania».
Posiblemente por su cercanía al Kremlin, ha recibido la petición del gobierno ucraniano para ejercer como mediador en busca de la paz entre Ucrania y Rusia, según el portavoz del multimillonario.
Estos son los oligarcas que hasta ahora se han manifestado en contra de la guerra. Si se van a unir más empresarios a esta lista, el tiempo lo dirá. Lo cierto es que los antecedentes de oligarcas que se han enfrentado a Putin no animan mucho a llevarle la contraria. Basta recordar lo ocurrido con Mijaíl Jodorkovski, que pasó de ser propietario de Yukos –una de las principales petroleras rusas– a posicionarse contra Putin, ser acusado de blanqueo de capitales y entrar en prisión. O Boris Berezovsky, quien hizo su fortuna auscultado por Yeltsin. Fue socio de Abramovich en Sibneft y fue hallado muerto en Londres hace casi una década.