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Economía

Palabras prohibidas: guerra en Ucrania y hecatombe económica

"La susodicha invasión está llevando a Rusia a la hecatombe económica, que, en su persistencia, se irá agravando, seguro"

Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia. (Foto: RTVE)

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Economía

Palabras prohibidas: guerra en Ucrania y hecatombe económica

"La susodicha invasión está llevando a Rusia a la hecatombe económica, que, en su persistencia, se irá agravando, seguro"

Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia. (Foto: RTVE)



Hay palabras que no debieran pronunciarse ni escribirse nunca por el efecto psicológico negativo que el hecho de oírlas o leerlas comporta. Tendrían que estar prohibidas. Las que se refieren a una posible conflagración bélica con ordinal es una de ellas.

El motivo de esta significación está en la la invasión de Ucrania por causa o causas difusas, no por Rusia sino por el presidente del gobierno ruso, en adelante el presidente, que es bien distinto, pues hay muchísimos ciudadanos rusos, millones, que están en contra y censuran la invasión, lo que hace que no se pueda generalizar diciendo que es la nación rusa, Rusia, la que ha invadido a su país vecino.



El interfecto responsable de semejante desmán, más que secundado exhortado por oligarcas, adláteres y asesores, piensa como pensaron antes otros: ampliar territorio apoderándose del de los países limítrofes con  el suyo.

A este respecto y a  modo de digresión, decir que es paradójico como seres que nadie duda en calificar de inteligentes, llegados a un punto que matemáticamente denominaríamos máximo, su cerebro se revuelve contra su inteligencia y hacen lo que en estado de cordura nunca hubieran hecho. Hitler, Musolini, con anterioridad Napoleón, entre muchos otros, responden a ese tipo de seres. Sorprende reflexionar sobre que procesos psicólogicos se producen en sus cerebro para que lleguen a hacer lo que hacen.

«Un desplome que el BCR sitúa entre el 12,5 % y el 16,5%» (Foto: Economía Digital)



La susodicha invasión está llevando a Rusia a la hecatombe económica, que, en su persistencia, se irá agravando, seguro, en un futuro próximo. A pesar de ello el comercio con Rusia, el gas natural, del que Rusia es el principal proveedor de Europa, sigue existiendo, si bien los países compradores están buscando el modo de dejar de comprar, pues, paradójicamente también, lo que hacen con sus compras es financiarle la guerra al presidente.

Los datos macroeconómicos hablan por sí solos.

La economía rusa derivadas de la guerra con Ucrania se desploma por momentos, experimenta el mayor retroceso de los últimos años. Tal situación ha ido agravándose con altibajos desde que el presidente llego al poder. El Banco Central Ruso, en lo sucesivo BCR,  apunta una reducción del producto interior bruto de Rusia entre el 8% y el 10%. Un desplome que el BCR sitúa entre el 12,5 % y el 16,5%, Tal situación es la causa eficiente de una serie de efectos sucesivos internos: constricción de la actividad, disminución del trafico internacional: importaciones y exportaciones, inflación galopante que al día de la fecha ya está en  más del 17 % y hasta fin del año se prevé se situará entre el 18% y el 23 %, etc. Etc.

A todo esto, en medio de ese episodio se halla la OTAN, en lo sucesivo la Organización, cuyas funciones son la defensa colectiva de los estados que la integran, los cuales  acordaron y se comprometieron a defender a cualquiera de sus miembros que sea atacado por potencia externa. Ucrania no pertenece a la OTAN aunque solicitó su ingreso, y ello irritó al presidente que vio en ello una amenaza que le sirvió de excusa para la invasión, haciendo saltar por los aires los principios de soberanía y del derecho internacional.

La solicitud de ingreso por parte de países no pertenecientes a la Organización incomodan al presidente, llevándole a extremos cuales las amenazas si persisten en su intento de unirse a ella.

Mientras, la Organización permanece impávida en estado de alerta observando qué hace o qué pretende hacer el presidente por si se le ocurriese ejecutar cualquier acción que pudiera perjudicar a alguno de los países miembros en cuyo caso no tendría más remedio que actuar, entrando en funciones, lo que no es difícil imaginar habría de provocar una tragedia

Por el momento el presidente no ha amenazado a ningún país miembro de la Organización, cuyas consecuencias previsibles habrían de ser nefastas por la obligada reacción de la Organización, aunque tampoco parecería extraño que pudiera llegar a ese extremo.

La situación es grave por la trascendencia que pudiera derivarse de un golpe de enajenación del presidente hacia un país miembro de la Organización con consecuencias previsibles.

Esperemos que no llegue a ese extremo.

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