Secreto y consejo

La propagación de parte de las declaraciones que se celebren en un público juicio oral, aún transferidas en su pureza literal, y aunque al difundirlas se obvie cualquier comentario peyorativo y esté ausente un reproche de las acciones u omisiones que se narran, está ausente asimismo una visión global de la íntegra totalidad del proceso con las más diversas circunstancias y elementos, que sólo la legítima autoridad (sapiente –in jure– e –in facto– ) la autoridad judicial tiene a la vista y ponderación, que siempre se afanará honestamente en buscar ´´ y podrá buscar ´´ aquella consecuencia que el fiel de la balanza deba proclamar. En el ínterin aún más allá del principio constitucional, el respeto ´´ y en su caso el afecto ´´a la persona da sentido al deber de presumir la inocencia del autor, hasta que recaiga el definitivo –dictum– jurisdiccional.

Muchísimas veces ´´ siempre fuera de la esfera de la actuación jurisdiccional ´´ puede sentirse como enmascarada la posición de la víctima que sufre la lesión del bien jurídico protegido como conducta activamente complementaria de la desviación. ¿Cuando a un empleado de Banca, le amenazan con privarle de la vida ´´ o con otro mal menor ´´ para que diga el número que abre la caja fuerte, acaso coopera, o más bien sufre como víctima esa vejación?

El letrado en ejercicio tiene el deber de comunicar ´´ nunca silenciar ´´ cualquier evento afectante a la cuestión litigiosa. Y el secreto profesional, le impide comunicar o denunciar tal evento, a persona distinta de su cliente. Y cumple exponiendo su criterio acaso adverso al propio evento, pero –in genere– no ha de entenderse como responsable de la conducta que el cliente decida adoptar.

Y es que, en cada caso, hay tantas y tantas circunstancias, y tantos y tantos elementos incidentes, que es imposible desde fuera juzgar, calificar. Y la presunción de inocencia cobra especial relieve si además el objeto de la presunción es una persona querida, estimada y llena de prestigio y fama de buen hacer.

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