Mª José Menéndez: “No considero especialmente deseable que la instrucción penal la lideren los fiscales”
La abogada simultanea la práctica del Derecho con la literatura
(Foto: E&J)
Mª José Menéndez: “No considero especialmente deseable que la instrucción penal la lideren los fiscales”
La abogada simultanea la práctica del Derecho con la literatura
(Foto: E&J)
“El abogado creativo es aquel que a veces encuentra soluciones donde no las hay porque piensa más allá de del patrón”. María José Menéndez encaja perfectamente en la definición que ella misma da de abogado creativo” porque, además, ella es creativa por partida doble.
Por un lado, su creatividad como jurista le ha hecho tener un gran prestigio nacional e internacional como experta en M&A, arbitraje y seguros. Esto le ha llevado a ser socia y directora de operaciones corporativas de Ashurst en Europa Continental, Oriente Medio y África. Por otro, ha demostrado que también tiene creatividad artística, que ha plasmado en incursiones literarias primero, como ella misma dice, “de forma divertida” y luego totalmente en serio con la publicación en 2017 de la novela El tiempo invertido.
Precisamente, la conversación que hemos mantenido en Economist & Jurist con esta abogada comienza en el campo de la literatura y de su actividad literaria. “Cuando mis hijos eran pequeños me inventaba cuentos cuando se iban a dormir. En una ocasión empecé a contarles un cuento por etapas”, relata Menéndez. Cada noche iba improvisando, y al final decidieron hacer una historia con ese cuento.
A ratos perdidos, fue escribiendo el relato y un día vio en un periódico la convocatoria de un concurso literario infantil. “Mandé el cuento a ese concurso porque el premio consistía en que lo editaban en una edición muy rudimentaria, de un ayuntamiento de una ciudad pequeña. Pero bueno, pensé, si sonara la flauta y lo editarán pues a los críos les haría gran ilusión” explica la abogada. Y la flauta sonó: “El cuento fue premiado; se editó y se hizo el librito”.
La elaboración del relato hizo que Menéndez retomara su afición por la escritura, que había tenido ya de joven, y que había quedado de lado por el poco tiempo libre que le deja el trabajo. “Con esta historia del cuento de los niños me lancé y cuando tenía algún rato y me apetecía empecé a escribir en plan literario”.
De esos momentos robados al descanso y de su amor por la escritura surge su novela, El tiempo invertido. La autora relata que el título del libro es un juego de palabras. “Es el tiempo invertido porque hay dos protagonistas principales y la historia de uno se cuenta en el orden cronológico normal y la del otro en un orden cronológico invertido”.
En la obra, la protagonista femenina reflexiona sobre el tiempo que invertimos en buscar la felicidad. En este sentido, Menéndez califica su novela como “intimista” ya que recoge “sentimientos humanos comunes que a algunas personas les pueden parecer similares a los que han podido sentir en ciertos momentos de sus vidas”.
Bloqueo del CGPJ
Aunque hablar de literatura con una autora como María José Menéndez, que es capaz de transmitir su pasión por la escritura sin histrionismos y con un tono pausado hace aún más agradable la charla, ella es ante todo abogada, por lo que la conversación tenía que terminar fluyendo hacia el mundo del Derecho y de algunos de los problemas a los que se enfrenta. En este sentido, una de las cuestiones puestas sobre la mesa ha sido el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial.
A este respecto, Menéndez reconoce que le inquieta “un poco que las instituciones se vean degradadas ante la opinión pública e incluso en la percepción social por unas injerencias superiores a las debidas de intereses políticos”. Afirma que esto se ha venido produciendo en tiempos recientes. “Igual cada uno de los elementos aisladamente considerados parece no ser tan importante, pero cuando una lo mira globalmente, pues lo que no me gusta es que pueda haber un cierto descrédito de instituciones”.
En el caso concreto del Poder Judicial, destaca que “la percepción de la gente es que el Poder Judicial está ahí para buscar la justicia y proteger sus derechos, y si eso se convierte en moneda de cambio para intereses más políticos genera, lógicamente, intranquilidad”. A su juicio, “cuanto más neutral se pueda mantener el Consejo General del Poder Judicial, o representativo de realmente lo que quiere la sociedad que sean sus jueces, pues mucho mejor”.
En este contexto, la Ley del Poder Judicial no parece ayudar a que el poder político deje de recortar la independencia del Poder Judicial. María José Menéndez entiende que “sería interesante que en cualquier formulación legislativa que se haga en este tipo de temas, tan nucleares y tan institucionales, se tenga una amplitud de miras de Estado más allá del partidismo político que interese en cada momento”. Aboga por que los cambios se hagan pensando en que trascienda una legislatura concreta “y que sean unas reglas del juego que puedan valer durante mucho tiempo”.
En el ámbito de los cambios legislativos, una de las cuestiones más importantes que está ahora en manos del Parlamento es la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que tiene entre sus principales novedades que la instrucción de los casos va a quedar en manos de los fiscales.
Sobre esta cuestión, la letrada señala que “si la estructura que se implante es transposición de normativa europea, pues funcionará y no habría gran objeción que hacerle”. Sin embargo, aclara que “como tema conceptual, el hecho de que la instrucción penal la lideren los fiscales en lugar de los jueces de instrucción o con preeminencia sobre los jueces de instrucción, no lo considero especialmente deseable”. “No considero a priori mejor que un fiscal asuma la tarea de la investigación”, subraya.
Relación jueces-abogados
Al margen de la cuestión legislativa, la relación entre jueces y abogados es otro de los asuntos sobre los que se ha pronunciado la directora de operaciones corporativas de Ashurst. En una encuesta realizada por Economist & Jurist entre abogados, éstos se quejaron de que en ocasiones el trato que les han dispensado tanto jueces como LAJ ha distado de ser correcto.
Sobre este particular, Menéndez recuerda que las conductas “que abiertamente son sancionables por el Consejo del Poder Judicial o que ha trascendido que han derivado en sanciones son una proporción muy baja y muy excepcional de la actividad jurisdiccional”. No obstante, reconoce que “sí es verdad que puede haber con más frecuencia una sensación entre la abogacía de que los jueces no les atienden con el respeto personal que se consideraría adecuado”. “Puede ser más un tema de formas en cuanto a que los jueces en ocasiones trabajan con una gran presión de tiempo y de medios”, remata.