Detenido un LAJ por el robo de 17 millones en criptomonedas bajo custodia judicial

La Policía Nacional ha esclarecido un robo millonario de criptomonedas que se encontraban en custodia judicial, perpetrado el pasado mes de diciembre en un juzgado de instrucción de Marbella. La investigación se ha saldado con el arresto de un LAJ sustituto como presunto autor de los hechos. Según ha podido saber Economist & Jurist, «inmediatamente ha sido expulsado de la bolsa de interinos». También es gestor procesal titular.

El detenido se encontraba en aquel momento realizando una sustitución durante el procedimiento judicial. «Tras haber accedido a las claves, esperó tres meses a que fueran entregadas al órgano encargado de su conversión a euros, la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos, para cometer el robo», según ha informado la Dirección General de la Policía.

El dinero, que provenía de una operación internacional en la que se llevó a cabo la mayor incautación de criptomonedas de España, ha sido recuperado en su totalidad y reintegrado a la autoridad judicial.

El cuerpo de Letrados de la Administración de Justicia se integra únicamente por letrados de Justicia titulares. A pesar de ello, hay unas 700 plazas en España que no están cubiertas por titulares y que se sirven mediante sustitutos que son o funcionarios del cuerpo de gestión o interinos licenciados en Derecho. Una situación que para el Colegio Nacional de Letrados de la Administración de Justicia (CNLAJ), «pone de manifiesto que hay un déficit importante en la plantilla de LAJ, lo que repercute directamente en la calidad del servicio que se presta».

Cuando se procedió a la monetización de los criptoactivos, se descubrió que las carteras estaban prácticamente vacías

La incautación de las criptomonedas se remonta a septiembre de 2024 cuando los investigadores, en el marco de la operación “Geld”, participaron en una operación internacional en el sur de España contra un estafador que buscaba blanquear dinero ilícito obtenido con el tráfico de drogas.

En el momento de la incautación, las criptomonedas tenían un valor de 17 millones de euros y las claves de las carteras digitales, donde se almacenaban, quedaron bajo custodia judicial en un sobre cerrado y sellado que permaneció varios días custodiado. 

Posteriormente, este sobre fue enviado a una cuenta de consignaciones judiciales que se guardaba en una cámara acorazada hasta su traslado, tres meses después, hasta la ORGA.

En enero de 2025, cuando la ORGA procedió a la monetización de los criptoactivos por orden judicial, descubrieron que las carteras «estaban prácticamente vacías».

Investigación sobre todos los que habían estado en contacto con el sobre

Los agentes centraron su investigación sobre todas las personas que habían estado en contacto con el sobre con las claves. Se llevó a cabo un análisis pericial del sobre que contenía las contraseñas, «sin que se pudiera localizar ninguna huella ajena a las personas que podían haber accedido de manera legítima».

Avanzadas las investigaciones, centraron sus indagaciones en este empleado de la Administración de Justicia. «El sospechoso era plenamente consciente del valor de lo intervenido y había indicios de que presuntamente había demorado la entrega del sobre a la cuenta de consignaciones judiciales», detalla la Policía.

Además, según los investigadores, «había programado la llegada del sobre tres meses más tarde al organismo en Madrid encargado de su conversión en dinero, en un día próximo a la ejecución del robo».

En la investigación se descubrió que «esta persona se autodefinía como criptoinversor y había comprado una billetera de cripto para guardar de manera segura las claves privadas».

Una bola de papel con las claves en el marco de la puerta

Se han llevado a cabo tres registros simultáneos para poder encontrar las claves de las carteras digitales delictivas donde se guardaban las criptomonedas.

Los agentes llevaron a cabo tres registros simultáneos para poder encontrar las claves de las carteras digitales delictivas donde se guardaban las criptomonedas.

En uno de ellos, se localizó bajo el marco de una puerta una bola de papel en la que se encontraban apuntadas doce palabras que, «tras la detención del principal sospechoso, se pudo comprobar que se trataban de las claves de accesos a las wallets donde se almacenaban las criptomonedas sustraídas».

Según la Policía, el arrestado había programado realizar el robo posteriormente a que el sobre estuviera en poder de la ORGA, pues «de este modo sería mayor el número de sospechosos que pudieran estar implicados en los hechos y así eludiría la investigación policial».