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El Gobierno plantea que las pausas en el trabajo se agrupen en horas que no coticen ni se remuneren

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El Gobierno plantea que las pausas en el trabajo se agrupen en horas que no coticen ni se remuneren



Las negociaciones para establecer en todas las empresas un registro diario de jornada podrían incluir un módulo de trabajo efectivo y otro de trabajo presencial, donde se agruparían las pausas cotidianas. El Gobierno «no lo vería mal» y la CEOE ya lo promueve.

¿Cuánto tiempo se trabaja realmente cada día? El nuevo registro de jornada va a aflorar horas extraordinarias pero precisamente por este motivo es muy posible que el resto de horas, las ordinarias, se cuenten de otra forma, extrayendo del total las pausas como la del café o la que se hace para hacer una gestión personal a través de interne para establecer un tiempo «efectivo» y otro «presencial» que se reconozca pero ni se pague ni cotice a la Seguridad Social. Es decir, distinguir en negro sobre blanco el tiempo que se está trabajando del tiempo que se pasa allí.



Sería una fórmula legal por ser pactada que promete generar largas discusiones en el seno de las empresas pero sobre la que Trabajo «no vería ningún problema». Así se lo aseguró hace unas semanas Yolanda Valdeolivas, secretaria de Estado de Empleo a un numeroso grupo de empresarios en la sede de la CEOE en Madrid.



«Yo no tendría ningún problema en que la negociación colectiva extrajera de la jornada diaria un tiempo redondeado», expuso. En palabras de la mayor responsable de Empleo, se trabaja «pero hay dos horas para interrupciones varias: el almuerzo, una llamada personal, estirar las piernas, bajar a fumar un cigarrillo o tomar un café…» Esta fórmula negociada de redondeo por acumulación de las pausas en el día a día laboral «sería tiempo de trabajo pero no efectivo y por tanto no retribuido ni cotizado», explicó.

No hubo más detalles ni pistas hasta que el pasado lunes Trabajo incluyó una referencia mucho más sutil en su Guía sobre el registro de jornada. Pero las palabras no cayeron en saco roto para la patronal. Según la ley, los empresarios deben consultar la puesta en marcha del registro con los trabajadores pero, con o sin acuerdo, la decisión final es suya.



Según los datos que maneja la Encuesta de Población Activa (EPA)cada semana se realizan un total de 2,6 millones de horas extraordinarias que no se reconocen, ni se pagan, ni se cotizan. En el otro lado se sitúa el absentismo no justificado, que en el último trimestre de 2018 generó la pérdida del 1,2% de las horas pactadas.

En una circular que ha distribuido a sus asociados y a la que ha tenido acceso este diario, la CEOErecomienda negociar con los trabajadores un «módulo» diario de tiempo «razonable» en el que se «redondeen» los periodos cotidianos de pausas acordadas o consentidas y se excluyan del tiempo de trabajo efectivo. Al quedar fuera del registro, el tiempo incluido en estos módulos no se pagaría y, por lo tanto, no cotizaría.

«Para garantizar fórmulas de flexibilidad de tiempo de trabajo implantadas en la empresa, se podrá excluir del tiempo de trabajo efectivo y por tanto de la consignación a través del registro un número de horas diario razonable destinado a las pausas», explican las pautas básicas distribuidas a las empresas. Para concretarlo, la organización presidida por Antonio Garamendi indica que durante las negociaciones colectivas que estén abiertas o se vayan a abrir se articule una fórmula de «redondeo» de jornada o «asignar un valor temporal concreto a dichas pausas si no estuviera ya asignado».

Para Rosa Santos, responsable de relaciones laborales de la patronal, la propuesta no tiene percha legal y está sujeta a un acuerdo en la negociación colectiva, que las pausas acordadas o consentidas no son jornada efectiva y que, en cualquier caso, Valdeolivas dio el plazo de dos horas diarias como un ejemplo y no como una referencia para una jornada tipo de ocho horas.

Distintos despachos y gabinetes laborales consultados ayer por este diario mostraron ayer su extrañeza por la fórmula avalada por Valdeolivas. «Es un enfoque simplista y no muy ajustado a la realidad», comentaron.

Pero es algo que está encima de la mesa. La validez de esta fórmula reside, en opinión de los servicios jurídicos de la CEOE, en que una eventual visita de los servicios de la Inspección de Trabajo se encargaría de «verificar la jornada efectiva realizada por cada trabajador analizando, además, otros módulos temporales», en referencia a los paquetes de pausas reconocidas y agrupadas. Desde un punto de vista de seguridad frente a sanciones, la patronal sostiene que su interpretación de la ley es coherente con las directivas europeas sobre condiciones de trabajo previsibles y transparentes.

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