Francisco Marhuenda: “¿Cómo se puede ejercer el derecho de rectificación en Twitter?
El director de La Razón y exdirector de Economist & Jurist, Francisco Marhuenda García, se incorpora a la Real Academia de Doctores de España con un alegato en defensa de la libertad de expresión
Francisco Marhuenda, recibiendo su acreditación como nuevo miembro de la Real Academia de Doctores
Francisco Marhuenda: “¿Cómo se puede ejercer el derecho de rectificación en Twitter?
El director de La Razón y exdirector de Economist & Jurist, Francisco Marhuenda García, se incorpora a la Real Academia de Doctores de España con un alegato en defensa de la libertad de expresión
Francisco Marhuenda, recibiendo su acreditación como nuevo miembro de la Real Academia de Doctores
La solemnidad de las ceremonias, necesaria, quizás envuelve a sus protagonistas de un oropel excesivo que a veces distrae la atención de una distinguida y genuina sencillez. Quien ha estado en el despacho de Paco sabe que en su escritorio se desparraman decenas de libros subrayados; que hace gala de su abstemia; y que encuentra regocijo en una buena conversación sobre Historia o Filosofía del Derecho. Y esta es la lúcida solemnidad de nuestro protagonista, Francisco Marhuenda García, que ayer ingresó en la Real Academia de Doctores de España tras pronunciar un discurso en el que analizó el desarrollo normativo de la libertad de prensa desde el primer constitucionalismo español del S. XIX hasta un presente troquelado por la irrupción de las nuevas tecnologías, la difusión de noticias con alcance global y su más que compleja regulación legal.
No faltaron los ilustrísimos de rigor en el acto, que se desarrolló con una liturgia casi de homilía a son del Gaudeamus Igitur. Si no faltó el latín, vehículo angular de nuestro ordenamiento jurídico, no podía ausentarse del sarao Antonio Fernández de Buján, académico de Jurisprudencia y Catedrático de Derecho Romano. Tampoco los encargados de impartir justicia: los Pedro González-Trevijano, presidente del Tribunal Constitucional; o Juan José González Rivas, presidente de dicha institución entre 2017 y 2021. También estuvieron presentes Pedro Crespo de Lara y Juan Carlos Domínguez Nafría, académicos de jurisprudencia.
Vivificaron además la jornada algunas figuras clave de nuestra política doméstica, como Adolfo Suárez Illana, encarnación sucesoria de la Transición Española; el exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz; María Eugenia Carballedo, presidenta de la Asamblea de Madrid; o Jesús Manuel Sánchez Cabrera, alcalde de Ávila.
Ramón Tamames, ya con ademán de gloria viva, arrojó autoridad en la alfombra roja. Y no de rojo pero sí colorista se presentó Ágatha Ruiz de la Prada, erigida como tornasol y respiradero ante lo encorsetado de la cosa.
Pero el aliño es el aliño y lo troncal fue Paco, que se abrió paso con birrete, así, como coronado por la sapiencia, izando la bandera de la llaneza, ahora insigne.
Un recorrido histórico por la regulación de la libertad de prensa: del siglo XIX hasta la transformación tecnológica
“La libertad de prensa estuvo antes que las reformas legislativas que se fueron aprobando”, exhortó ante el foro Marhuenda. Y es que la prensa, potencial fiscalizadora del ejercicio del poder y demás usurpaciones de lo público, no requirió de una regulación ad hoc para ser eficaz en su cometido. Y eso pese a las dificultades que entraña su regulación, a “la naturaleza compleja del desarrollo constitucional de la libertad de prensa”.
Tras la citada Constitución liberal de 1812 y su encaje en una sociedad marcada por el parteaguas de “las dos Españas”, el desarrollo de la libertad de expresión, también sufrió retrocesos, como el producido tras la aprobación de la Constitución de 1931 y el posterior régimen dictatorial. Y no fue hasta 1978 cuando se encuentra cierto alivio en la actividad de los medios de comunicación patrios: “La Constitución Española resuelve el problema histórico del desarrollo legislativo de la libertad de expresión”.
Y de la certidumbre del nuevo orden constitucional, con sus vicios y virtudes, a un presente atravesado por la indigestión de noticias de alcance global, algunas veraces, otras falaces, que nos plantean serias incógnitas desde el plano jurídico: “¿Cómo se puede ejercer el derecho de rectificación en Twitter?” O cómo se puede regular la difusión de información falsa sin incurrir en censura.
Todos reflexionamos allí con Paco, a quien dimos su pertinente -y merecida- enhorabuena. Y todos esperamos que siga despejando el rompecabezas de la libertad de prensa, ahora más digital, mientras subraya sus libros lápiz en mano y desparrama algo de humildad por el gremio, y de luz a la academia que tiene a bien recibirle.