Importante sentencia contra la caza de pardelas
Importante sentencia contra la caza de pardelas
La Sociedad Española de Ornitología (SEO) considera como «histórica» la sentencia que condena a diez personas como autoras de un delito contra la fauna por matar y comer pardelas en el islote de Alegranza (Lanzarote), después de años de denuncias sobre el expolio que sufría esa especie protegida.
La semana pasada, el Juzgado de lo Penal número 1 de Arrecife (Lanzarote) hizo pública la sentencia por la que se declara culpables de un delito contra la fauna a diez personas que fueron sorprendidas en septiembre de 2015 por la Guardia Civil mientras comían un guiso de pardela cenicienta, una especie protegida en el islote de Alegranza, catalogado como Parque Natural.
En un comunicado, la organización conservacionista expresa, además, su reconocimiento a la sargento del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en Lanzarote, Gloria Moreno, porque cree que si los autores de ese delito han sido encausados y condenados se debe a su «persistencia en la persecución» de este tipo de prácticas de furtivismo.
SEO/BirdLife remarca que el fallo impone a los diez la máxima condena prevista por el Código Penal para ese delito: 24 meses de multa, con una cuota diaria que la juez ha fijado en doce euros (8.460 euros de sanción total para cada procesado).
La organización recuerda que lleva años denunciado, junto con otros colectivos, como la Asociación de Amigos de las Pardelas -que participó como acusación en el juicio-, la caza ilegal de esta ave, incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría de vulnerable, en el anexo I de la Directiva Europea de Aves y en el Convenio Internacional de Berna.
«En el pasado, el expolio de los nidos de pardela cenicienta fue una práctica muy común en las Islas Canarias, donde la carne de los pollos era muy valorada por su gran cantidad de grasa y por tratarse de un recurso alimenticio de fácil acceso en épocas de escasez», recuerda SEO/BirdLife, antes de remarcar que la caza de dicha ave está hoy «totalmente prohibida».
No obstante, desde la ONG añaden que «la pardela no solo sufre la presión de los furtivos, sino también otras amenazas, como la presencia de gatos, ratas y otros mamíferos introducidos que depredan en sus colonias de cría, la contaminación lumínica y las capturas accidentales en artes de pesca».