‘In memoriam’ de Alberto Bercovitz, un referente para el Derecho Mercantil
Este jurista, adelantado a su tiempo, supo compaginar el ejercicio de la abogacía y el estudio del Derecho con la formación de jóvenes generaciones
Alberto Bercovitz, fue como docente y jurista un mercantilista adelantado a su tiempo. (Imagen: Archivo)
‘In memoriam’ de Alberto Bercovitz, un referente para el Derecho Mercantil
Este jurista, adelantado a su tiempo, supo compaginar el ejercicio de la abogacía y el estudio del Derecho con la formación de jóvenes generaciones
Alberto Bercovitz, fue como docente y jurista un mercantilista adelantado a su tiempo. (Imagen: Archivo)
Este miércoles 7 de agosto de 2024, ha fallecido el profesor Alberto Bercovitz Rodríguez-Cano. Este jurista fue catedrático de Derecho Mercantil en las universidades de Murcia, Salamanca y UNED. Actualmente, era catedrático emérito de la UNED, universidad en la que también fue vicerrector; y doctor honoris causas de varias universidades españolas.
Es jurista fue un renombrado especialista en Derecho Mercantil, especialmente en las áreas de la Propiedad Industrial, Propiedad Intelectual, Publicidad, Competencia Desleal y Derecho de la Competencia, combinado su dedicación académica con el ejercicio de la abogacía, participando en importantes arbitrajes como árbitro y asumiendo la dirección letrada en relevantes procesos judiciales.
Fue presidente de la sección mercantil de la Comisión de Codificación entre 2006 y 2022, donde definió una propuesta de anteproyecto de Código Mercantil en el 2013 a petición del Ministerio de Justicia.
El autor de este obituario fue uno de sus más estrechos colaboradores en aquel momento desde el propio Ministerio de Justicia. Este es su semblanza de un jurista del Derecho, clave en el derecho mercantil actual. Sus hijos, Raúl y German, han seguido sus pasos como juristas y docentes.
Un derroche de sabiduría y sentido común
No soy el más indicado para hacer una semblanza del profesor Alberto Bercovitz. Aquí solo están algunos de los recuerdos (muy queridos) de los 10 años que fui secretario de actas de la Sección de Derecho Mercantil de la Comisión General de Codificación del Ministerio de Justicia. De ninguna manera se refleja aquí toda la riqueza de la vida de Alberto Bercovitz y todos los ámbitos en los cuales desarrolló su actividad.
Todos los martes, cada dos semanas, a las 17.00 horas, daba comienzo la reunión de la Sección de Derecho Mercantil. Unos 20 minutos antes aparecía en el comedor grande del Palacio de Parcent el profesor Bercovitz portando una pesada cartera cargada de documentos. Allí se convertía en un director de orquesta y la reunión de la Sección era un derroche de sabiduría, sentido común, generosidad, armonía, amor al Derecho y servicio.
Quiero empezar por un recuerdo de su niñez, en la ciudad de Cuenca, cuando subía en bicicleta (de los años 50 del pasado siglo) desde alguno de sus ríos hasta el centro de la ciudad, con pendientes de más de 200 metros y con su hermano Rodrigo sentado en el portaequipajes de la rueda trasera. Impresionante.
Era vocal de la Comisión General de Codificación desde 1970. Sustituyó en la presidencia de la Sección de Derecho Mercantil al profesor Aurelio Menéndez, en el año 2006. Desde el primer día, Alberto Bercovitz tuvo una habilidad extraordinaria para organizar y dinamizar el trabajo de la Sección y sus prestigiosos vocales[1].
Al poco tiempo de llegar a la Presidencia de la Sección, el profesor Bercovitz se dedicó sin límites a la propuesta del Código Mercantil. Ordenó el trabajo de la Sección en ponencias y grupos de trabajo, encargados de elaborar las propuestas de cada materia.
Desde la Ponencia de Coordinación, el profesor Bercovitz revisaba los textos y los elevaba a las sesiones correspondientes del pleno de la Sección. Pedía a los vocales que hicieran llegar sus observaciones con la debida antelación, para que pudieran valorarse por los proponentes y el pleno pudiera aprobar los textos definitivos. Muchas veces tuvo que emplearse a fondo para lograr un acuerdo sobre determinados puntos.
El ritmo de trabajo que el profesor impuso a la Sección llevó al profesor Olivencia a llamarle Alberto “Stajánovitz”.
En esa tarea titánica, Alberto Bercovitz implicó a las secretarias de su propio despacho en la clasificación de todos los documentos que se generaron. Este empeño continuó durante la tramitación de la propuesta como anteproyecto de ley y el debate con los distintos ministerios.
Pese a las dificultades, el anteproyecto avanzó y se llegó a solicitar el dictamen del Consejo de Estado. Al final el texto se aparcó por falta de voluntad del Ministerio para decidir sobre el punto de la “mercantilidad” de los contratos del Código y que criticaba la Sección de Derecho Civil.
En medio de aquellas dificultades, apareció junto a la propuesta de Código Mercantil, otra de nuevo Código Civil, elaborada por profesores de esta disciplina que encabezaba su hermano Rodrigo Bercovitz. Cuando se lo comenté, me respondió, lacónicamente, “al menos todo queda en casa”.
Bercovitz y la Ley Concursal
Cuando se emprendió en el año 2010 la modificación de la Ley Concursal en una sección especial de la Comisión General de Codificación, su presidente, el secretario general técnico, Santiago Hurtado, pidió al profesor Bercovitz que le acompañara como vicepresidente, tarea que asumió a pesar del enorme trabajo que tenía.
Los debates de esta Sección —integrada por casi 20 vocales— fueron bastante agitados y al presidente le costaba ordenar el debate y toma de decisiones. Sin embargo, las llamadas telefónicas obligaban al presidente a abandonar la reunión, momento en el que el profesor Bercovitz asumía la presidencia. Cuando Santiago Hurtado regresaba quedaba sorprendido por los avances durante su ausencia. La eficacia del profesor quedó fuera de toda duda.
Al margen de estos trabajos, durante una sesión pregunté al profesor si la Sección de Derecho Mercantil podría asumir una tarea en un plazo exigente. La respuesta fue: “Esta Sección es capaz de todo”. Y era cierto.
Es imposible olvidar el ingreso de Bercovitz en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, su solemnidad y saber estar, que tuvo como padrino a su amigo el profesor Manuel Olivencia.
Por otro lado, Alberto Bercovitz también nos dejó alguna anécdota personal, como sus viajes de verano con sus hijos pequeños en la España de los 70 y 80. Con las carreteras de la época, prefería viajar de noche, y la sorpresa que le producía atravesar de madrugada pueblos cuyas calles estaban llenas de vida (niños incluidos) a esas horas. Alguna vez nos comentó su costumbre de despedir cada año en Londres, acompañado de su familia.
Como muestra de su sentido del humor, dos recuerdos. El primero se refería a los críticos taurinos, que cobraban por alabar la faena de un torero. Uno de estos críticos se encontró con la petición de una buena crítica a un joven matador, en su alternativa, como era pobre y no podía pagarle, prometía que más adelante le compensaría. El crítico taurino escribió: “Debuta el joven matador […]: El joven promete, veremos si cumple”.
El segundo se situaba también en la época de Franco, cuando las parejas no podían ir a un hotel si no acompañaban su Libro de Familia, con una excepción: los albergues del Camino de Santiago.
Bercovitz, a veces, regalaba alguna de sus experiencias profesionales. Así sucedió cuando comentábamos las dificultades de la tramitación de la Ley de medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales. El profesor recordó su época en la Universidad de Salamanca, durante la cual llevó a sus alumnos de viaje a Madrid y fueron a ver las oficinas de El Corte Inglés.
El responsable de estos grandes almacenes que les atendió destacó el valor que daban las empresas a ser suministradoras de El Corte Inglés, al margen de los plazos de pago. La misma paradoja que acompañará siempre la vigencia de esa ley de morosidad.
Otra vez, altos cargos del Ministerio de Justicia le hablaban de los jueces ingleses, sin saber que el profesor Bercovitz era llamado en muchas ocasiones ante esos tribunales en su calidad de experto en Derecho Mercantil. Su humildad solo le permitía referirse a pequeños detalles de aquellos procesos.
Bercovitz ha sido un hombre lleno de sensatez e inteligencia; de fuerza de voluntad; de amor al trabajo; incansable; austero porque sabía el valor de cada cosa; leal; y patriota (como lo era el conjunto de la Sección).
Descanse en paz, como merece, con la gratitud que le debemos.
Bibliografía
[1] Allí se sentaban los Profesores Fernando Sánchez Calero, Manuel Olivencia Ruiz, Aurelio Menéndez Menéndez, Evelio Verdera Tuells, Justino Duque Domínguez, todos ellos ya fallecidos. Junto a ellos, la siguiente generación, los Profesores Ángel Rojo Fernández-Río, Mercedes Vérgez Sánchez, Fernando Rodríguez Artigas, Gaudencio Esteban Velasco, Juana Pulgar Ezquerra, Esperanza Gallego Sánchez, Jesús Quijano González, Enrique Piñel López, Miguel Virgós Soriano, Ricardo Alonso Soto, Teresa de Gispert Pastor, Cándido Paz-Ares Rodríguez, Carmen Alonso Ledesma, Emilio Beltrán Sánchez, entre otros