Juan Ribalta, el abogado que de la nada logró formar uno de los bufetes más importantes de Barcelona
El letrado, que falleció el pasado 29 de enero, llegó a ser miembro de los Consejos de importantes empresas como L’Oreal o Nestlé
Juan Ribalta (Foto: TH)
Juan Ribalta, el abogado que de la nada logró formar uno de los bufetes más importantes de Barcelona
El letrado, que falleció el pasado 29 de enero, llegó a ser miembro de los Consejos de importantes empresas como L’Oreal o Nestlé
Juan Ribalta (Foto: TH)
La vida de Juan Ribalta (1934-2023) estuvo dedicada a la Abogacía y el Derecho. El abogado, fallecido el pasado 29 de enero a los 89 años, empezó su carrera profesional como pasante en el despacho de Jaime de Semir, un importante abogado catalán que, además, estaba al frente de Nestlé en España. Semir envió a Juan Ribalta a Suiza. Su capacidad de trabajo no pasó inadvertida a sus superiores, que al cabo del tiempo terminaron nombrándole consejero de la compañía.
Tal como recuerda una de sus hijas, la también abogada Cristina Ribalta, en 1974 fundó en Barcelona su propio despacho, Bufete Ribalta, que tenía como clientes a Netslé y a Henkel Ibérica. Precisamente con esta última empresa logró un gran éxito como abogado al conseguir que la compañía ganara un complicado pleito a cuenta de marca Mistol. El buen trabajo realizado en este caso le abrió las puertas del Consejo de Administración de la empresa. No fue el último.
Su prestigio como abogado mercantilista hace que termine teniendo una estrecha relación con la Cámara de Comercio Francesa en Barcelona, y especialmente con el que durante más de 40 años fue su director general, Philippe Saman. Tal como comenta Juan Pablo Correa, abogado socio director de La Guard y que trabajó Juan Ribalta, era considerado “el abogado de los franceses de Barcelona”.
Esto se tradujo en su colaboración con importantes multinacionales francesas. En la larga lista de clientes se encuentran firmas como L’Oreal o Pryca, cuya fusión con Continente dio como resultado la creación de Carrefour. De estas empresas también fue consejero. En este sentido, Cristina Ribalta recuerda que la apertura del primer supermercado Pryca en España se inauguró en El Prat. Su padre estuvo muy involucrado, ya no solo en esta primera apertura, sino en la expansión de esta cadena por toda España.
En 1982 su despacho se extendió a Madrid y en 1990 se asoció con Garrigues. Tal como señalan allegados, Ribalta pensaba que los despachos medianos son más generalistas tienen la calidez que el cliente necesita para ser atendido mejor. Sin embargo, reconocía que los grandes bufetes tienen una infraestructura de la que carecen los medianos. Eso le llevó a asociarse con Garrigues.
José María Alonso, presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid y ex decano del ICAM, era uno de los socios directores de Garrigues cuando se produjo esta integración. Según recuerda, “Juan Ribalta facilitó muchísimo la relación y la negociación” entre ambos despachos para la integración.
Recuerda Alonso que “en esa época llevábamos para incorporar al despacho Garrigues a despachos más pequeños que pudieran ser complementarios”. Este fue el caso de Ribalta, “que tenía clientes importantes. Recuerdo que en aquel momento eran Pryca, Sabadell…”.
Aunque cabría pensar que este paso pudo llevar a Juan Ribalta a la jubilación, nada más lejos de la realidad. Siguió acudiendo al despacho y escuchando a quien al mismo se dirigía para recabar consejo o para ser orientado ante un caso especialmente complicado.
Quienes conocieron a Juan Ribalta destacan su categoría como abogado. Juan Pablo Correa afirma que “tenía una gran pasión por el derecho. Era extraordinariamente trabajador”, mientras que José María Alonso destaca que “era una persona realmente dialogante, además de un gran abogado”.
Según relata Cristina Ribalta, en el funeral del letrado, una de sus nietas pronunció unas palabras que, a tenor de los hechos que se conocen de la vida profesional de Juan Ribalta, bien podrían ser tenidas como un perfume que aglutina toda la esencia de este abogado: “Su gran pasión por la Abogacía y su gran imaginación fueron una combinación ganadora que le condujo de la nada a uno de los bufetes más importantes de Barcelona. Su genialidad convertía a clientes en amigos y a amigos en clientes”.