La Abogacía habla: “Hay funcionarios que se pasan dos horas o más desayunando”
Desvelamos los resultados de la última pregunta de la encuesta lanzada por Economist & Jurist titulada “Malas experiencias en los Juzgados”
(Foto: Pixabay)
La Abogacía habla: “Hay funcionarios que se pasan dos horas o más desayunando”
Desvelamos los resultados de la última pregunta de la encuesta lanzada por Economist & Jurist titulada “Malas experiencias en los Juzgados”
(Foto: Pixabay)
Las faltas de respeto, las humillaciones, las acusaciones personales, las descalificaciones, la ausencia de gratitud, los desprecios a los más jóvenes, la soberbia de los más veteranos, el abandono de la buena fe, las ironías, los gritos, las faltas de puntualidad injustificadas, las ridiculizaciones, el descuido de la imagen y el protocolo… ¿están también a la orden del día en nuestros Juzgados y Tribunales?
Con la única intención de tener una radiografía completa del panorama nacional en los relativo a esas malas experiencias padecidas por nuestros abogados en sede judicial, Economist & Jurist, auxiliándose una vez más de sus lectores, lanzaba a inicios del mes de septiembre una nueva encuesta anónima, compuesta de 10 preguntas y titulada “Malas experiencias en Juzgados”.
Tras anunciar que fueron hasta 206 abogados los que respondieron satisfactoriamente a la encuesta de referencia y después de invitar al lector a repasar el segundo decálogo de peores experiencias reales de nuestros letrados en el ámbito de la Administración de Justicia desvelado el pasado jueves, hoy, lunes 18 de octubre, terminamos por descubrir otras tantas valoraciones iguales o más significativas que aquellas.
La Abogacía habla (III/III)
Como adelantábamos, la décima y última pregunta de la encuesta de referencia ofrecía al letrado encuestado a describir, si lo estimaba oportuno, su peor experiencia en el ámbito de la Administración de Justicia.
Pues bien, con más de 70 respuestas recibidas, reproducimos a continuación un tercer y último decálogo de los veredictos más significativos y que, a nuestro juicio, requieren de nuestro humilde espacio de denuncia:
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Seis años para una ejecución
“Con un Letrado de la Administración de Justicia, en una ejecución de un título judicial que sigue vigente desde el 2015, y que no se ha podido apenas avanzar por la falta de profesionalidad, responsabilidad, desidia, interacción, dilación y agresividad del LAJ”.
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Imparcialidad en el Equipo Psicosocial Judicial
“Mi peor experiencia ha sido con una psicóloga del Equipo Psicosocial Judicial de menores. No fue imparcial, actuó en favor de una de las partes obligando psicológicamente, a través de los menores, a modificar las condiciones del procedimiento”.
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¿Falta de vocación en el funcionariado?
“En general y a diario, me encuentro con pocos funcionarios a los que les guste su trabajo, no dudando en demostrártelo con su actitud distante, arrogante, y hasta irrespetuosa en muchos casos. El nivel técnico general, deja también mucho que desear, y cuando intentas que sean enmendadas las múltiples deficiencias detectadas (en resoluciones judiciales, en actuaciones en Sala etc.), suelen ponerse a la defensiva queriendo quedar siempre por encima -sobre todo, los Letrados de la Administración de Justicia, cuyo trabajo entorpece más que agiliza-, y desconfiando del criterio expuesto por los abogados”.
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Minoría agradable y resolutiva
“La mayor parte de veces, el trato no es bueno, nos tratan a los profesionales (tanto a procuradores como abogados) con desprecio. También es cierto que hay una minoría de personal de la Administración de Justicia que es muy agradable y resolutivo. He tenido experiencias puntuales de falta de profesionalidad por parte de alguna Jueza. Los Jueces suelen ser más agradables y profesionales”.
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La banca como personaje “secundario”
“Con Jueces: Una sentencia del Tribunal Supremo revocatoria de las de las dos instancias (bastante contundentes, pues el caso civil, de muy elevada cuantía, era muy evidente para cualquiera), que se hizo vulnerando hechos probados, e incluso su propia doctrina en cuanto a admisión y valoración de los recursos de casación e infracción procesal. Era de esos juicios que son clarísimos, pero el TS, en un alarde de ‘originalidad’, dio la vuelta de forma increíble a la propia realidad. El recurrente en casación, que ganó finalmente un juicio que había generado simplemente para ganar tiempo, era una conocidísima personalidad de la banca. Realmente sospechoso”.
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Los clientes de nuestros abogados también aportan sus malas experiencias
“Hace cinco años hablé con una abogada para recurrir la sentencia que una Jueza había dictado en relación a un régimen de visitas que mi expareja incumplía constantemente. Bueno, pues a día de hoy, no sé nada ni del recurso ni de mi abogada”.
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Faltas de compañerismo entre “colegas”
“Con algún compañero. Al no esperar tu llegada para entrar en sala, pese a tener constancia de ello y negarlo ante Su Señoría”.
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“¿Se cree usted que soy tonto?”
“Ninguneos constantes por parte de Jueces. El hecho de que todo el mundo se tenga que dirigir a ellos como ‘Su Señoría’, al cabo de los años les hace sentirse por encima del bien y del mal, semidioses. Displicencia, falta de respeto, tono desafiante, exigencias sin sentido, o mandan callar cuando no entienden una explicación para así parar el tema en lugar de intentar profundizar y entenderlo. Preguntas irónicas ‘¿se cree usted que soy tonto?’ y similares. En una ocasión, estando desplazados desde Madrid a Granada, habiendo volado el día anterior por si los atrasos, tuvimos que esperar a la Jueza más de una hora y media, siendo nuestra vista la única de la mañana. ¿Y qué estaba haciendo Su Señoría para faltar a la única vista de la mañana? Estaba en la cafetería desayunando…El Secretario nos lo confesó, no sin cierta vergüenza”.
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Esperas interminables
“Quiero hacer constar que las esperas para poder entrar a juicio son en ocasiones interminables. Puedes tener un juicio a las 09:30 horas y entrar las 13:30 horas y que finalmente se suspenda”.
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El clásico del desayuno
“Hay funcionarios que se pasan dos horas o más desayunando. Deberían pasar todos estos gestores a una empresa privada y tener los mismos derechos y obligaciones que cualquier trabajador. Seguro que con la mitad del personal y más cualificado serian más productivos y trabajarían mucho mejor y no habría tantas demoras en la resolución de los temas judiciales”.