Los conflictos más comunes entre coherederos y principales causas de desheredación, según los expertos
El abogado Abel Marín, especializado en Derecho Inmobiliario, aborda estas cuestiones en 'Economist & Jurist'

(Imagen: E&J)
Los conflictos más comunes entre coherederos y principales causas de desheredación, según los expertos
El abogado Abel Marín, especializado en Derecho Inmobiliario, aborda estas cuestiones en 'Economist & Jurist'

(Imagen: E&J)
Una herencia debería ser un trámite sencillo, en el que el testador deje por escrito cómo repartir su patrimonio y los herederos acepten su voluntad, pero la realidad es muy distinta. El abogado Abel Marín, socio de Marín & Mateo Abogados, especializado en Derecho Inmobiliario, analiza en Economist & Jurist los problemas más habituales que surgen entre herederos, así como las causas de desheredación.
Las herencias, que son un contrato multilateral para repartirse bienes, sujeto a las normas dispuestas por el testador o, en su defecto, por nuestro Código Civil común y foral, son, en última instancia, «un reflejo de las relaciones familiares», según este experto.
«Si a la dificultad de consenso entre coherederos le añadimos intereses personales y rivalidades familiares, la herencia se convierte en una fuente inagotable de conflictos. Es un campo de batalla, donde lo jurídico se mezcla con lo emocional y donde las disputas pueden durar años, incluso generaciones», afirma Abel Marín, quien lleva más de 20 años trabajando en temas de herencias y es autor del libro Protege tu Herencia (Editorial Global Marketing).
Los problemas más habituales
Según explica, uno de los problemas más habituales surge cuando el testador decide repartir sus bienes de forma asimétrica. El Derecho sucesorio reconoce la posibilidad de dejar a algunos herederos una parte mayor que a otros, «lo que en la práctica genera resentimiento y litigios», detalla Marín.

El letrado Abel Marín Riaguas, socio del despacho Marín & Mateo Abogados, dedicado principalmente a Derecho Civil, herencias fundamentalmente, y a Derecho Bancario. (Imagen: E&J)
Este experto señala que «la situación más conflictiva se da cuando un heredero recibe únicamente su legítima estricta, mientras que otros son beneficiados con mayores cuotas hereditarias o legados concretos». «En estos casos, el perjudicado suele considerar injusta la distribución, alegando influencias indebidas o favoritismos. No son pocos los testamentos impugnados por esta razón, y aunque la ley protege la voluntad del testador dentro de ciertos límites, la realidad es que estos conflictos desgarran familias y pueden paralizar la herencia durante años», expone.
Otro foco de disputa habitual –añade– es entre los derechos entre el viudo y los hijos, debido a que «en muchas ocasiones, el cónyuge sobreviviente tiene derecho al usufructo de determinados bienes, lo que significa que podrá disfrutarlos aunque la propiedad pertenezca a los hijos».
«Y este derecho, lejos de ser un privilegio, se convierte a menudo en un obstáculo para la liquidación de la herencia», ya que «los hijos pueden querer vender ciertos bienes para repartir la herencia, pero el viudo o viuda tiene derecho a seguir ocupándolos, bloqueando cualquier posibilidad de venta», argumenta, apuntando que «si a esto sumamos que la mayoría de matrimonios son gananciales o compartidos, encontramos un escenario en el que los bienes no siempre pertenecen completamente al fallecido«.
Los problemas no terminan ahí. «Existen bienes que, por su propia naturaleza, agravan aún más los conflictos entre coherederos, los denominados bienes singulares, aquellos cuya valoración es incierta o cuya venta resulta difícil», declara este este letrado, señalando que éste es el caso de una casa familiar en una gran parcela de suelo rústico, una fábrica antigua en desuso o incluso una colección de arte heredada pueden convertirse en una carga en lugar de un beneficio.

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«En estos casos, el problema no es solo su reparto, sino su valoración. Pongamos, por ejemplo, una casa familiar heredada por tres hermanos. Si el catastro la valora en un millón de euros, pero el mercado no ofrece compradores dispuestos a pagar esa cantidad, el hermano que se adjudique el inmueble puede verse perjudicado si posteriormente se ve obligado a venderlo por un valor muy inferior», apunta.
Además, señala que si los demás herederos han recibido bienes líquidos, como cuentas bancarias o pisos fáciles de vender, el agraviado sentirá que ha sido perjudicado en el reparto, lo que derivará en disputas y bloqueos.
El peor de los escenarios se da, según este experto, cuando la herencia no puede liquidarse fácilmente y los bienes quedan en un estado de proindivisión, ya que «compartir propiedades con otros herederos es, en muchos casos, el inicio de una larga batalla».
«La copropiedad de un inmueble entre varios coherederos genera situaciones de abuso cuando uno de ellos lo ocupa sin compensar económicamente a los demás. No es raro que un hermano decida quedarse en la vivienda familiar tras el fallecimiento de los padres y se niegue a vender o a pagar una renta al resto de los herederos», refiere Abel Marín.

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Y señala que cuando una herencia contiene bienes indivisibles, «la única solución eficaz es evitar la copropiedad desde el principio». «Lo ideal es que el testador, en vida, prevea estos problemas y diseñe un buen testamento que distribuya los bienes de manera que cada heredero reciba lotes equitativos en función de su valor real y no de una estimación teórica», asevera.
Otra alternativa, según indica, es «establecer mecanismos para la venta obligatoria de ciertos bienes o conceder a uno de los herederos la opción de compra sobre la parte de los demás, tales como legado condicionales«. Sin embargo, afirma que cuando la herencia ya se ha aceptado, y con ella tener inmuebles compartidos con el resto de herederos llegar a pactos de indivisión «resulta más difícil, pues pone en una posición de fuerza para demorar u obstaculizar la venta o extinción del condominio, o el arrendamiento de los mismos».
Causas de desheredación
Según Abel Marín, abogado y socio de Marín & Mateo Abogados, la desheredación sólo es posible si existe una causa suficiente, como, por ejemplo, «perder la patria potestad por incumplimiento de deberes, por causa criminal o matrimonial, negar los alimentos a los hijos o descendientes sin motivo legítimo, atentar contra la vida del otro progenitor, el maltrato físico, si no se ha reconciliado, y ser condenado por sentencia firme a pena grave por un delito contra los derechos y deberes familiares».

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También «ser privado de la patria potestad, o removido del ejercicio de la tutela o acogimiento familiar de un menor, ser condenado por denuncia falsa por acusar al causante de un delito grave, obligar al testador a hacer testamento o a cambiarlo mediante amenaza, fraude o violencia, impedir a otro hacer testamento, o revocar el que tuviese hecho o suplantare, ocultare o alterare otro posterior», agrega.
Este experto afirma que la causa más común manifestada por los padres es el maltrato psicológico, que «si bien no está establecido en el Código Civil como causa de desheredación, nuestro Tribunal Supremo la ha equiparado al maltrato de obra o físico, y debe ser probado el daño».
«Si el desheredado lo niega, es decir, se opone a la causa de desheredación, los herederos del testador deben probar que la desheredación tiene una causa justificada y cierta. Y para impugnar una desheredación, se debe presentar una demanda judicial en el Juzgado de Primera Instancia del lugar en el que falleció el testador», explica Abel Marín.
En conclusión, este letrado advierte que un testamento mal planteado o un reparto conflictivo pueden romper lazos entre hermanos y generar disputas que se prolongan por generaciones. «La mejor estrategia para evitarlo es anticiparse, planificar y buscar siempre el equilibrio entre la voluntad del testador y los derechos de los herederos, porque si algo nos enseña la experiencia es que una herencia mal gestionada no solo reparte bienes, sino también resentimientos», sentencia.
