Perdonan una deuda de 240.000 € a un matrimonio que tuvo que cerrar las puertas de su cafetería
El juez aplica la Ley de la Segunda Oportunidad al quedar acreditado que son deudores de buena fe y, además, les permite conservar su vivienda habitual
(Foto: E&J)
Perdonan una deuda de 240.000 € a un matrimonio que tuvo que cerrar las puertas de su cafetería
El juez aplica la Ley de la Segunda Oportunidad al quedar acreditado que son deudores de buena fe y, además, les permite conservar su vivienda habitual
(Foto: E&J)
El Juzgado de lo Mercantil n.º 11 de Barcelona ha perdonado a un matrimonio una deuda total que ascendía a 243.873,93 euros, a raíz de la financiación de la actividad empresarial hostelera de una cafetería que se encontraba en Sant Andreu de la Barca y que acabó cerrando sus puertas.
El juez exonera del pasivo insatisfecho a la pareja, clientes del despacho Bergadà Asociados, al aplicar la Ley de la Segunda Oportunidad.
En este sentido, en un Auto con fecha del pasado 22 de febrero perdona las deudas que estaban a nombre del hombre y que habían alcanzado la cifra de 125.677,43 euros, mientras que en otro fechado el mismo día también perdona las deudas de la mujer, que eran de 118.196,50 euros. «El matrimonio estaba muy angustiado, porque había visto cómo se endeudaba y, a su vez, se quedaba sin ahorros, ya que la liquidación de los activos fue insuficiente para atender a todos los pagos», explica la abogada y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà.
Así mismo, la letrada señala que «después de un camino complejo, en el cual los nervios y las emociones siempre han estado presentes, la pareja vuelve a respirar con total tranquilidad«. También indica que, «además de perdonarles las deudas, han podido conservar su vivienda habitual, algo fundamental para ello, ya que era una de sus grandes preocupaciones». Por su parte, el hombre expone que «ahora vemos el futuro con optimismo. Se nos ha abierto un nuevo horizonte. Antes no sabíamos cómo salir adelante y ahora tenemos una vida nueva».
El perdón de sus deudas
En cuanto a los hechos, sendos concursos se declararon el 10 de octubre de 2020 y una vez concluida la liquidación se solicitó la conclusión del concurso y la aprobación de la rendición de cuentas. Por su parte, a través de Bergadà Asociados, la pareja pidió la exoneración del pasivo insatisfecho (EPI) alegando que cumplían con los requisitos legales para su reconocimiento. Asimismo, ningún acreedor mostró su oposición.
Finalmente, el magistrado consideró que los dos eran deudores de buena fe, ya que sendos concursos no habían sido declarados culpables, no constaban antecedentes penales, se había liquidado el patrimonio embargable y satisfecho los créditos contra la masa y no constaban créditos con privilegio especial.
De este modo, les concedía «el beneficio de la exoneración definitiva, exoneración que alcanza a todo el pasivo no satisfecho con la masa activa». «Sin lugar a dudas, ésta fue la mejor noticia que les podíamos dar», concluye Marta Bergadà. El cliente de Bergadà Asociados añade que «cuando Marta nos dio la noticia empezamos a llorar como niños pequeños de la alegría que supuso».
El desconocimiento de la ley
El cliente de Bergadà Asociados recuerda que «para intentar subsanar la deuda íbamos pidiendo más créditos pensando que esa era la solución, pero llegó un momento que no pudimos hacer frente a ellos. El primer día de cobrar ya nos quedábamos a cero«. De hecho, reconoce que «en su momento desconocíamos la Ley de la Segunda Oportunidad, pero tuvimos la suerte de que Marta Bergadà se cruzó en nuestro camino». Por su parte, la abogada y socia fundadora del despacho situado en Agramunt reconoce que «aún hay muchas personas que desconocen esta ley».
«Antes no sabíamos cómo salir adelante y ahora tenemos una vida nueva»
En este sentido, el hombre comenta que «un día estaba buscando información por Internet para saber si la ley nos amparaba, ya que no podíamos más, y una noche le envié un mensaje a través de Facebook. Me respondió a los pocos minutos y el sábado de aquella misma semana fuimos a Bergadà Asociados, a Agramunt, para exponerle nuestro caso. Salimos del despacho sabiendo que estábamos en buenas manos», añade.
No obstante, admite que «por un lado estábamos tranquilos, pero por el otro siempre te invaden las dudas. Pese a ello, la comunicación siempre ha sido constante y todas las cuestiones que planteábamos se nos iban resolviendo». Y es que, durante los últimos tres años «lo hemos pasado muy mal, porque a nadie le gusta deber dinero y en una situación así pasas hasta vergüenza por el qué dirán. Pero ahora vemos el futuro con mucho optimismo».