Sobre el impeachment, la democracia y el derecho
Sobre el impeachment, la democracia y el derecho
Resuelto el impeachment contra el presidente de Estados Unidos, devienen ciertas dudas acerca de nuestro sistema de representación, es decir, de la funcionalidad de nuestra propia democracia, que se fundamenta, principalmente, en asegurar unos cauces certeros para que los electores trasladen sus demandas, aspiraciones y desafueros a su representante.
Las figuras análogas a este impeachment –propio de los sistemas presidencialistas anglosajones, continentales y excolonias de derecho indiano- vienen a ser la moción de censura y la cuestión de confianza. Ambos procedimientos requieren de la mayoría parlamentaria para que fructifiquen, sujeta a una férrea disciplina de voto de unos representantes desconocidos para el ciudadano español, que elige mediante listas cerradas a un representante de circunscripción o distrito que no sabe ubicar en sede parlamentaria.
Es obvio que nuestro sistema de fiscalización de la actividad de gobierno resulte, por lo tanto, disfuncional.
Mientras se inoculan en la opinión pública estériles debates promovidos por élites burocráticas ávidas de lucro a costa del contribuyente, se agrandan las fisuras de nuestra estructura como Estado.
El Derecho y la Justicia constituyen la argamasa para ejecutar los designios de los electores, para hacer de nuestro sistema un modelo democrático pleno. Pero debemos jerarquizar nuestras prioridades.
Mientras tanto, los mismos que reverberan su enquina sobre Estados Unidos, debatientes de pines parentales y lacayos de la tontería, acaban no solo por contaminar nuestra moral, sino por desnortar nuestras preferencias.
Y únase a los autos de su razón.
