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Tras 15 años la revisión de pruebas señala al exnovio como el presunto responsable del crimen que terminó con la vida de una joven asturiana

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Tras 15 años la revisión de pruebas señala al exnovio como el presunto responsable del crimen que terminó con la vida de una joven asturiana



La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil atribuye el crimen de la joven asturiana Sheila Barrero -que tenía 22 años cuando fue hallada muerta- a una expareja. Así se expone en un informe que ha enviado al juzgado de Cangas del Narcea, en el que aporta pruebas ‘concluyentes’ obtenidas, gracias a los nuevos avances tecnológicos, 15 años después del terrible suceso. La investigación de la Guardia Civil da ahora el caso por cerrado, no obstante aún tiene que manifestarse la Fiscalía acerca de la pertinencia o no de reabrirlo judicialmente y que el sospechoso sea nuevamente juzgado como investigado.

La delegada del Gobierno en Asturias ha confirmado que el informe ya se ha enviado al juzgado y confía en que la Fiscalía lo valore y decida porque, según ha señalado, es «muy concluyente». «Lo que debe tenerse claro es que tanto la Policía como la Guardia Civil nunca abandonan la investigación e igual tardan un mes o 10 años, pero resuelven los crímenes».

El informe de la UCO expone los resultados obtenidos con los nuevos avances tecnológicos que han permitido, 15 años después del crimen, analizar, entre otras pruebas, una partícula hallada en la mano derecha del exnovio de la víctima que al parecer coincide con la muestra localizada en el casquillo de la bala que mató a la joven. Según se informaba la semana pasada, en la mano del exnovio se habría encontrado una partícula de plomo, estaño y bario igual a los residuos de disparos hallados en el casquillo.



El joven, que quedó en libertad tras prestar declaración como sospechoso, había asegurado ante la autoridad que esos residuos se correspondían con los disparos que había efectuado unos días antes cuando había salido de caza. Según dice, había utilizado un arma de cartuchería metálica, aunque se encontraron coincidencias entre una chaqueta suya y una fibra encontrada en una bufanda que apareció en el coche de la víctima.



Sheila Barrero, de 22 años, fue asesinada el 25 de enero de 2004 cuando regresaba a su domicilio en la localidad asturiana de Degaña tras terminar su jornada como camarera en un pub de Villablino (León). Su cadáver fue descubierto por su hermano en el interior de su coche en el aparcamiento de un área recreativa en el Alto de la Collada, en la carretera que une Villablino y Degaña.

La autopsia certificó que la joven recibió un disparo efectuado a quemarropa desde el interior del propio vehículo con un arma corta. La Guardia Civil encontró dentro del vehículo un casquillo, una colilla y una bufanda donde se encontró la fibra de una chaqueta que ha coincidido con las muestras extraídas al exnovio de la víctima.



La familia de Sheila Barrero ha pedido en multitud de ocasiones la reapertura del caso y, aunque inicialmente se tomó declaración como investigado a este sospechoso, quien había sido detenido seis meses después del crimen, finalmente fue puesto en libertad al no haber contra él pruebas concluyentes.

La jueza de Cangas del Narcea reabrió el caso a finales de 2018 y en enero de este año levantó el secreto de sumario. Con la reapertura del caso se quería someter las pruebas a nuevos análisis en los laboratorios de Criminalística de la Guardia Civil, cuyos resultados se incluyen en el informe remitido ahora al juzgado de Cangas del Narcea. La Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Asturias no se ha pronunciado por el momento sobre dicho informe

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