Tres graduadas de 24 años aprueban Judicatura con solo dos años de preparación
Se han convertido en las jueces más jóvenes de España
Marta Campo, Marina Bueno y Carmen Medina (Foto: Universidad de Valladolid)
Tres graduadas de 24 años aprueban Judicatura con solo dos años de preparación
Se han convertido en las jueces más jóvenes de España
Marta Campo, Marina Bueno y Carmen Medina (Foto: Universidad de Valladolid)
Aprobar las oposiciones a Judicatura no es fácil, hacerlo con 24 años es complicado; lograrlo a la primera es muy difícil, además, alcanzar este objetivo con tan solo dos años de preparación es algo al alcance de pocas personas. Marta Campo, Marina Bueno y Carmen Medina han logrado este hito.
Las tres, graduadas en Derecho por la Universidad de Valladolid, se encuentran entre las jueces más jóvenes de España. Tras pasar la difícil prueba que representa la oposición, se han trasladado a la Escuela Judicial de Barcelona, en la que permanecerán un año más formándose y, posteriormente, tendrán que realizar las consiguientes prácticas tuteladas durante nueve meses. Una vez superados estos dos últimos obstáculos les será asignada plaza.
Lo logrado por estas jóvenes estudiantes tiene un gran valor. No hay que olvidar que estas oposiciones se encuentran entre las más difíciles entre las que se convocan en España. El tiempo medio para aprobarlas es de entre cuatro años y medio y cinco años y la edad medida de los que pasan el examen es de 29 años.
La oposición consta de tres pruebas teóricas: una tipo test que hace de criba (aprueban solo 1.200 de los más de 5.000 aspirantes) y dos exámenes orales. En total, el temario está compuesto por 328 temas: 94 de Derecho Civil, 64 de Penal, 59 de Procesal Civil, 40 de Procesal Penal, 28 de Administrativo y Laboral, 27 de Constitucional, y 16 de Mercantil.
Las tres jóvenes juristas tienen muchas cosas en común. Además de haber estudiado juntas en la Universidad de Valladolid y de haber sacado la oposición a la vez, las tres son de origen palentino. Marina es de Palencia capital; Carmen, de Villalcázar de Sirga, y Marta de Guardo. Además, las tres tenían muy clara su vocación y que querían dedicarse a la Judicatura desde que comenzaron el grado de Derecho.
En el caso de Marina la presencia en su círculo familiar de jueces y la admiración y respeto que ha sentido por ellos desde pequeña, despertaron su vocación. Para Carmen fueron las películas policíacas “empiezas a interesarte por la figura del juez en las películas, y a investigar sobre ella y al final decides estudiar judicatura”. Y la elección de Marta comenzó en Bachillerato “sabía que quería estudiar Derecho, pero no ser abogada. Lo que determinó mi elección fueron las prácticas que realicé en tercero junto a una jueza en Palencia”.
Las nuevas jueces dan un gran valor a la formación que han recibido en la universidad. En este sentido, consideran que la formación teórica que han recibido ha sido fundamental para poder encarar la oposición ya que “el esfuerzo memorístico que haces en la carrera te facilita la oposición porque ya llevas mucho volumen de información al examen”, señala Marta.
“También te enseñan que las cosas necesitan de un trabajo diario, que las cosas no llegan de un día para otro. Creo que deberíamos estar muy orgullosos de la universidad en que hemos estudiado y deberíamos promocionarlo más, porque la educación pública que nos dan en la Universidad de Valladolid es muy buena”, añade Marina.
Precisamente el trabajo diario y la perseverancia han sido claves para enfrentarse al examen a la judicatura, además de tener la fuerza mental para afrontar el reto. En este sentido, Carmen explica que “al final una oposición es una lucha contra ti mismo donde al final tu mayor enemigo eres tú. Si no confías en ti, o no ves posible que vayas a aprobar, esos pensamientos te pueden hacer suspender, aunque vayas bien preparado”.
Las oposiciones para juez, abogado del Estado, registrador de la propiedad o fiscal y su preparación exigen en muchas ocasiones un gran nivel de sacrificio, sobre todo por el tiempo que, generalmente, hay que dedicar a su preparación. Por eso, no es de extrañar que aquellas personas que logran pasar esta dura prueba siendo especialmente jóvenes o con una buena nota puedan terminar despuntando en otros campos de actividad. Hay varios casos.
Un ejemplo es Mario Conde, el que fuera presidente de Banesto y que, a pesar de los problemas que tuvo con la Justicia, y por los que terminó en prisión. Conde aprobó las oposiciones a abogado del Estado en 1973, no solo con el número 1 de la promoción, sino que obtuvo la mejor nota lograda nunca en los exámenes para abogado del Estado.
Otro ejemplo es el ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy, que aprobó las oposiciones a registrador de la Propiedad con solo 24 años, con lo que se convirtió en el registrador más joven de España.