Día Mundial de los Derechos del Consumidor: conocer nuestros derechos y ejercerlos sin miedo
"Hemos entrado en una espiral de conformismo consumista"
Supermercado (Foto: E&J)
Día Mundial de los Derechos del Consumidor: conocer nuestros derechos y ejercerlos sin miedo
"Hemos entrado en una espiral de conformismo consumista"
Supermercado (Foto: E&J)
Hoy, 15 de marzo, se celebra el Día Mundial de los Derechos del Consumidor. Este día tiene como objetivo que las personas asuman un rol activo y protagonista a la hora de defender sus derechos con el fin de obtener productos -y servicios- de calidad que no dañen su salud: ni física, ni financiera. También añadiría que ni su salud mental.
En 1962, un 15 de marzo, John F. Kenedy mostró, por primera vez ante el Congreso, al consumidor como un elemento fundamental en la cadena de producción; fue entonces cuando distintos gobiernos empezaron a formular y proteger los derechos del consumidor. Pero no fue hasta 1983 cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) escogió esta fecha como el Día Mundial de los Derechos del Consumidor. El texto que recoge dichos derechos se ha ido actualizando año tras año e incluyendo nuevas protecciones debido a los nuevos productos y servicios y a sus consecuencias sobre la salud o su economía.
En España, con la promulgación de la Constitución de 1978 la protección de los consumidores y usuarios se convierte en un principio básico que obliga al Estado a velar por los derechos y libertades de los ciudadanos. Por lo que en su artículo 51 se ordena que los poderes públicos “garanticen la defensa de estos, protejan su seguridad e intereses económicos, promuevan la información y la educación de los consumidores y que fomenten organizaciones de consumidores y usuarios”. Este Real Decreto, además, esta cumplimentado por leyes de protección al consumidor de las Comunidades Autónomas. El 1 de enero de 2022 entró en vigor la nueva redacción de la Ley General de Defensa de los Consumidores y Usuarios (LGDCU) que entre otras novedades incluyó el concepto de consumidor vulnerable.
La importancia de tomar conciencia como consumidores
Desde que trabajo llevando la comunicación de un despacho de abogados -y ya son unos cuantos años- lo que más me ha alarmado es la falta de valor que nos damos como consumidores. Cuantas cosas “damos por buenas”, pero sabemos que vulneran nuestros derechos. Y no hacemos nada, ya que “va a ser un proceso costoso” y “es como pelear contra un muro.” Desde: productos que nos llegan en mal estado, dañados o con algún pequeños desperfecto, frutas o verduras que acabamos de comprar y que ya debemos desechar nada más subir del supermercado o una factura, cargo, interés que se nos han cobrado de más.
Quizás nos han enseñado -debido a la poca información que se nos da desde las instituciones, los medios de comunicación y, me atrevo a decir, la escuela- que contra los grandes ¡poco podemos hacer! Nos hemos sumado a un espiral de conformismo consumista. Algo no me gusta, lo desecho y tengo otro. Así pienso que he ganado la batalla (ya que “han perdido un cliente”) pero no es así: siguen ganando. Por eso días como hoy son tan importantes. Hay que tomar conciencia y seguir las directrices de la ONU “reconociendo que los consumidores afrontan a menudo desequilibrios en cuanto a capacidad económica, nivel de educación y poder de negociación, teniendo en cuenta que los consumidores deben tener derecho de acceso a productos que no sean peligrosos, así como promover un desarrollo económico y social justo, equitativo y sostenible”.
Las políticas que favorecen al consumidor son necesarias
Muchos productos y servicios que consumimos diariamente pueden estar vulnerando nuestros derechos como consumidores. No quiero sonar alarmista, pero es una realidad. Por ejemplo: el otro día hablaba con algunos amigos sobre los bancos y sus “mil y una historias” que nos llegaban al despacho. ¿Quién no se ha sentido engañado alguna vez por su banco? Comisiones por sacar en ventanilla es la que más les alarmó. ¿Perdona, comisión por disponer de mi dinero? Si, dos euros. Nada de sacar dinero en efectivo, pago de recibos no domiciliados o actualización de cuentas, “que eso se puede hacer online”, así se justifica la entidad bancaria. No sé, pero me da que vulnera un poco la propuesta de las Naciones Unidades. La brecha digital existe. Por lo tanto, un banco no puede optar por “dar gratis” unos servicios si los realizas online y cobrar por ellos si lo haces en sus instalaciones.
Pero esto es un pequeño ejemplo de muchas vulneraciones como consumidores que sufrimos día a día. Por ello, es necesario que los gobiernos vuelvan a incluir en sus agendas políticas que velen por los derechos del consumidor; más allá del concepto de consumidor vulnerable (del que muchas empresas privadas se benefician, pero esto nos daría para otro artículo) Que fomenten la educación y comunicación con el fin de sacarnos de ese consumismo conformista que caracteriza a nuestra sociedad. Es importante fomentar una conciencia social sobre consumo que nos ayude a detectar cuando se están vulnerando nuestros derechos como consumidores. Educar, desde pequeños, en un consumo responsable pero también a ejercer sus derechos como consumidores y usuarios. Preparar a las nuevas generaciones para afrontar el día a día -van a tener que valerse por sí mismos: hacer sus comprar, adquirir una vivienda o vehículo o van a querer viajar y conocer mundo- con una perspectiva realista y legal.
Por lo tanto, es importante prestar atención a un día como hoy e interesarnos por poner en valor a las asociaciones y organismos que velan por los consumidores. Fomentar, desde el ámbito legal, educativo, institucional y de comunicación la necesidad de conciencia social sobre nuestros derechos como consumidores. Ello, además de acabar con el freno de “es como pelear contra un muro” puede suponer un gran avance en el término de justicia social ya que la sociedad se merece conocer sus derechos y ejercerlos sin miedo. Recordemos que el Día Mundial de los Derechos del Consumidor tiene como objetivo que las personas asuman un rol protagonista a la hora de defender sus derechos y poder demandar productos de calidad, que no dañen su salud: física, mental o financiera. ¿Lo hacemos posible?