Directiva ‘whistleblowing’: los canales internos de denuncia ya son una realidad en la UE
(Foto: E&J)
Directiva ‘whistleblowing’: los canales internos de denuncia ya son una realidad en la UE
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¿Quién es el whistleblower?
Con carácter previo a la inmersión en las novedades surgidas con motivo de la aprobación de la Directiva sobre whistleblowing, es necesario hacer unas precisiones conceptuales sobre esta figura importada del derecho anglosajón.
El whistleblowing o procedimiento de denuncia de infracciones, como así lo ha traducido la Propuesta de la Directiva en el Apartado 1, párrafo 4º de la Exposición de motivos, es un “medio de alimentar los sistemas de aplicación de la legislación nacional y de la UE con información que permita la detección eficaz, la investigación y el enjuiciamiento de infracciones de las normas de la Unión”.
Por tanto, de la personalización de esta denuncia de infracciones surge la figura del whistleblower o denunciante. Es decir, con este anglicismo se viene a definir aquellas personas físicas que comunican o revelan públicamente, haciendo uso del canal de denuncias o whistleblowing, la información sobre infracciones obtenida en un contexto laboral, tanto en el sector público como privado (Artículo 4.1 en relación con el artículo 5.7 de la Directiva).
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Precedentes legislativos de la protección al whistleblower
Como se ha apuntado, esta figura hunde sus raíces en el ordenamiento jurídico anglosajón. Concretamente, el primer antecedente normativo sobre la protección de los denunciantes se encuentra en Estados Unidos con la “Loyd-La Follete Act” de 1912. La regulación en este país ha sido una constante a través de disposiciones normativas tales como la “Whistleblower Protection Act” de 1989 y, más recientemente, la “Dodd-Frank Act” del año 2010.
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