El avance de la presencia de las mujeres en puesto de dirección en el sector legal

Nelson Mandela dijo “Todo parece imposible hasta que se hace”. Parece una frase sencilla e inocente, pero esconde más profundidad, actualidad y verdad.

No fue hasta principios del siglo XX cuando a la mujer se le permitió ejercer la abogacía. La valenciana Ascensión Chirivella, firme defensora de los derechos de las mujeres, fue de las primeras en colegiarse en el Colegio de Abogados de Valencia. Hemos de dar gracias a ella y a todas las demás mujeres que han luchado juntas con un objetivo común y que han logrado todo aquello que hoy en día tenemos. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer y las que venimos por detrás seguiremos trabajando hasta conseguir, en el sector legal, que en las altas esferas haya una representación proporcional de hombres y mujeres.

Para ello, primero hablaremos sobre el fenómeno denominado como “techo de cristal” en el sector legal. Este se refiere a una barrera casi transparente, pero muy pesada que impide a las mujeres poder moverse dentro de las jerarquías corporativas tanto en el sector privado como en el público.

Todo comienza en las aulas. Actualmente, más de la mitad de los estudiantes de grados o dobles grados con Derecho son mujeres, lo que augura un futuro prometedor para la nueva generación en el sector legal. Por otro lado, en el ámbito profesional, más del 50% de los profesionales son abogadas menores de 35 años. Estos datos evidencian que, en los últimos años, el sector legal ha experimentado un doble y simultáneo proceso: rejuvenecimiento y feminización. Es más llamativo este dato si se tiene en cuenta que solo hace un siglo se eliminó la prohibición de acceso a la mujer a la abogacía.

En cuanto al sector privado, un informe realizado por el “International Bar Association” refleja que, actualmente, el 31% de los puestos de alta dirección está liderado por mujeres y si de lo que hablamos es de número de socias este porcentaje decrece al 20%. Este dato es esperanzador si se tiene en consideración que hace una década el número de socias en los despachos de abogados era de un 13%.

Las razones de estas cifras son muchas, pero entre ellas se encuentran el que ellas mismas deciden dar un paso al lado en su carrera y buscar empleos con unos horarios más flexibles que les permita conciliar. Otro de los obstáculos es la escasez de referentes, no verse reflejado en ese ámbito hace que acabes decidiendo ir por otro camino. Otro factor son los sesgos inconscientes que todos padecemos, los cuales han de ser combatidos para cambiar y tratar de impulsar a la nueva generación de jóvenes abogadas a seguir escalando posiciones en el sector legal.

En cuanto al sector público, este sigue la misma tendencia, esto es, la escasez de mujeres en puestos de responsabilidad en las Administraciones Públicas. Un gráfico del Consejo General del Poder Judicial muestra lo siguiente en cuanto a la presencia de la mujer en los diferentes órganos colegiales: en la Audiencia Nacional un 25% de las presidencias están ocupadas por una mujer; en los Tribunales Superiores de Justicia solo un 11% queda presidido por una mujer; y en el Tribunal Supremo ninguna mujer preside ninguna de las salas. Es decir, se remarca la ocupación de los hombres como líderes de estos organismos pese a que en la actualidad el número de mujeres en la carrera judicial es superior al de los hombres, 2.918 frente a 2.402.

De igual manera ocurre en los colegios profesionales, existe una escasa presencia de mujeres en puestos de mayor responsabilidad, donde solo 17 de los 83 organismos públicos existentes en España son liderados por una mujer Decana.

En conclusión, aunque los datos indican que aún queda un largo proceso, se está siguiendo la dirección correcta para alcanzar el objetivo de la paridad de género en los puestos de alta dirección. Esto se ve claro en el estudio realizado por McKinsey, donde España con un 6% se encuentra ligeramente por debajo de la media de la Unión Europea (8%) en cuanto a mujeres en puestos de dirección general. No obstante, este dato aumenta a un 33% y supera la media europea (31%) si se observa el número de mujeres en los órganos de administración.

Por ello, no cabe duda que el cambio es posible y que debemos seguir esforzándonos hasta conseguir que en las altas esferas haya una proporción equitativa entre hombres y mujeres y para eso necesitamos mentes brillantes y corazones valientes.