El bienestar emocional en la abogacía: un deber profesional
"El 63% de nuestro colectivo sufre agotamiento laboral"
(Foto: E&J)
El bienestar emocional en la abogacía: un deber profesional
"El 63% de nuestro colectivo sufre agotamiento laboral"
(Foto: E&J)
Estoicos, impávidos, imperturbables. Son adjetivos asociados a la imagen colectiva de la abogacía. Y, sin embargo, en la práctica, muchos se verán más identificados con Billy McBride (‘Goliath’) que Daniel Kaffee (‘Algunos hombres buenos’). ¿Quién no ha sufrido estrés ante una época con gran volumen de trabajo? ¿Quién no se ha sentido angustiado ante un caso especialmente sensible? ¿A quién no le ha quitado el sueño una resolución? Probablemente, la gran mayoría de los juristas ha visto su equilibrio emocional tambalearse en mayor o menor medida. Seamos sinceros, venimos de una pandemia y una larga huelga judicial y, según un estudio de Abogacía Española, el 63% de nuestro colectivo sufre agotamiento laboral.
Eso sí, pocos lo admitirán en público. De hecho, de acuerdo con una encuesta de la International Bar Association, el 41% de los letrados no hablaría sobre este tipo de problemas por temor a perjudicar su trayectoria profesional. Lamentablemente, el tabú sobre el bienestar emocional de los profesionales jurídicos es una realidad. Actuamos como si la toga nos dotara de una pátina impermeable al entorno. Evidentemente, esto no es así y conviene que empecemos a romper estos estigmas, tanto a nivel individual, como institucional. Este silencio lo único que puede hacer es perpetuar problemas no resueltos y afectar negativamente el bienestar general e individual de nuestra comunidad legal.
El 41% de los letrados no hablaría sobre este tipo de problemas por temor a perjudicar su trayectoria profesional
Sólo hay que mirar los datos: ocho de cada diez letrados sufren estrés, un 80% duerme menos de seis horas diarias y uno de cada diez abogados menores de 30 años ha tenido pensamientos suicidas, según una reciente investigación del Colegio de Abogados de Madrid. Cuanto menos preocupante. Por suerte, cada vez son más las entidades jurídicas, entre ellas el Colegio de Abogados de Granada al que represento, que están poniendo en marcha iniciativas para visibilizar la importancia de la salud mental y dotar a los letrados de herramientas útiles y eficaces para una correcta gestión emocional.
La abogacía del futuro debe estar preparada para superar los retos de un mundo que gira más rápido que nunca. Esto supone una formación integral, en el sentido más amplio del término. Tan importante es estar al día de la última legislación y jurisprudencia, como saber enfrentarse a los desafíos emocionales que conlleva un sector tan altamente exigente como el nuestro. Un abogado sin equilibrio mental poco provecho podrá sacar de sus conocimientos estrictamente jurídicos, más teniendo en cuenta que los problemas emocionales no sólo producen efectos psicológicos (depresión, ansiedad, irascibilidad…), sino también físicos (problemas gastrointestinales, infartos ictus…). Al revés; necesitamos abogados cualificados y equilibrados. Son ellos los que prestigian a la abogacía.
La abogacía del futuro debe estar preparada para superar los retos de un mundo que gira más rápido que nunca
Además, este creciente fenómeno, a menudo subestimado, tiene consecuencias profundas para la calidad del servicio prestado a nuestros clientes. Tanto que el bienestar emocional ya no es una mera recomendación personal, sino todo un deber profesional. Contar con estrategias de gestión emocional contribuye a una mejor representación legal, al permitirnos reconocer y abordar el estado de cada persona que viene al despacho y dar una respuesta adecuada.
En definitiva, debemos apostar por el autoconocimiento, el equilibrio y la desconexión, como pautas de higiene emocional para nosotros. Y por la escucha activa, la empatía y la asertividad como claves para el trato con el cliente. Cualidades que, por el momento, no hay Inteligencia Artificial que pueda proporcionar. Aprovechémoslas.