Gaspar Ariño, Maestro
"Ariño encauzó nuestras vidas profesionales"
Gaspar Ariño. (Foto: J.B/El Español)
Gaspar Ariño, Maestro
"Ariño encauzó nuestras vidas profesionales"
Gaspar Ariño. (Foto: J.B/El Español)
Acaba de morir el pasado día 5 de enero, vísperas de su onomástica, mi maestro Gaspar Ariño Ortiz. En sus obituarios se destaca su faceta de profesor universitario, incluso en algún sitio la de innovador del Derecho Administrativo Económico. Pero me incumbe destacar su condición de maestro.
Cuando recién acabado Derecho unos cuantos recién licenciados nos incorporamos a la Escuela Nacional de Administración Pública, Gaspar Ariño dirigía el Instituto de Estudios Administrativos. En aquel centro de estudio e investigación, junto a él, se encontraba su inseparable Alfredo Gallego Anabitarte, que le acompañó muchos años en su aventura profesional, la cátedra y el despacho.
El grupo que nos incorporamos como becarios a inicios de 1970 sólo tenía un común denominador, unos excelentes currículos universitarios. Gaspar nos aglutinó, nos estimuló en la exigencia y encauzó nuestras vidas profesionales, todos inicialmente hacia las oposiciones a Técnicos de Administración Civil, hoy Administradores Civiles del Estado, y al paso siguiente, unos la cátedra, otros el ejercicio profesional. Creo poder afirmar que puso en ello una especial ilusión y desde el inició asumió el liderazgo de los que él gustaba denominar “les jeunes loups”.
Gaspar nos aglutinó, nos estimuló en la exigencia y encauzó nuestras vidas profesionales
Los cambios en el Instituto, demasiado próximo a las vicisitudes políticas de Don Laureano López Rodó, impulsaron a Gaspar Ariño y Alfredo Gallego a fundar Estudio Jurídico, en su sede de Santa Engracia 15, un despacho de abogados en el que participamos junto a ellos tres de aquel grupo de becarios, Enrique Hervás, Manolo Dapena y yo mismo.
De aquel grupo inicial salieron hacia la cátedra de Derecho Administrativo Ángel Menéndez Rexach y José María Souvirón, y algo más tarde se incorporó a la Universidad Autónoma Antonio Mozo que en el ínterin había desempeñado los puestos de Auditor General de la Defensa y Presidente del Tribunal Central Militar. Siguieron diversas peripecias en los más elevados niveles de la Función Pública Julia López de Sa, Demetrio Ramón, Diego Chacón y Diego Martínez. Bruno Naranjo se volvió a Canarias al mundo de la Banca. Enrique Hervás pronto dejó la Función Pública para crear un despacho muy especializado inicialmente en Control de Cambios e Inversión Extrajera y Manolo Dapena y yo nos dedicamos al bufete fundando sucesivos despachos hasta éste DIKEI ABOGADOS donde seguimos ejerciendo.
Han pasado más de cincuenta años desde aquellos inicios como becarios, pero ninguno de nosotros ha dejado de considerar a Gaspar Ariño como nuestro maestro. Es más, entre nosotros siempre fue “el maestro”, sin más.
Descanse en paz.