Justicia predictiva: la métrica de las moscas

Cuando salimos de la sala, tenía la mosca detrás de la oreja. Era difícil procesar toda la información acumulada. Las preguntas del ponente, el lenguaje corporal de la magistrada, el mutismo hierático del tercer miembro de la mesa. El tribunal nos había citado por sorpresa a una vista de apelación que ninguna de las dos partes habíamos pedido. Y eso era lo más desconcertante de todo. Mi compañero de despacho compartía los mismos recelos que yo. Todo esto andaba barruntando mientras bajábamos la escalinata de la Audiencia Provincial. Por el momento, no podíamos hacer nada más que esperar la decisión de sus señorías.

Es muy posible que en un futuro cercano el nivel de mosqueo tras el pabellón auricular del abogado sea perfectamente medible. En Estados Unidos ya existe un motor de inteligencia artificial diseñado para calibrar e interpretar el lenguaje verbal y no verbal de los jueces. Se llama OLA y va a provocar un maremoto en los tribunales.

Optimized Legal Audio es una herramienta predictiva que está cosechando un nivel de acierto superior al 80 %. Y parece ser que esto es solo el inicio, porque este motor está en sus fases iniciales de desarrollo.

Por mi trabajo en casación suelo curiosear en las novedades de algunos tribunales supremos de nuestro entorno. En Washington el panorama anda muy revuelto. OLA ha acertado las votaciones en FDA v. Hippocratic Medicine​, Moyle v. United States y CPFB v CFS​.

A día de hoy, en España la celebración de una vista de casación civil es algo absolutamente excepcional. Veremos si el tribunal cambia esta práctica cuando empiece a resolver los recursos presentados bajo el nuevo modelo. “La Sala podrá indicar a los abogados (…) las cuestiones que considera de especial interés”, dice la última reforma de la LEC al regular la vista ante la Sala Civil.  

En Estados Unidos el sistema es muy diferente. Tras la fase escrita, tiene lugar una comparecencia en la que los abogados exponen oralmente sus argumentos. En ese contexto, los jueces pueden formular preguntas libremente para poner a prueba la solidez de la teoría jurídica de cada uno de los litigantes. Por eso, la vista oral puede proporcionar un barómetro de cómo va a decantarse los jueces en un caso concreto.

No todos los jueces adoptan el mismo rol en esas vistas. Antonin Scalia era incisivo y tenaz. Un azote para los abogados que defendían tesis diferentes a las suyas. Sonia Sotomayor tiene fama de “preguntona”. En cambio, Clarence Thomas tardó diez años en formular su primera pregunta. “Está más en mi naturaleza escuchar”, explicó una vez ante un auditorio de universitarios.

También la actuación de los abogados en sala puede provocar reacciones diferentes en el estrado. El curso pasado se vivió una escena divertida cuando la abogada Lisa Blatt aludió a “mi cirujano plástico” en su exposición. La osadía (o franqueza) de este giro argumental cogió a los jueces con la guardia baja y provocó algunas sonrisas espontáneas en una bancada que se suele tomar la vida muy en serio.

(Foto: E&J)

Aunque todavía no existe un método infalible para predecir el resultado, OLA mejora sustancialmente el estado de la técnica. Esta herramienta incorpora cuatro dimensiones mensurables: la cantidad de discurso, el momento en el que los jueces eligen hablar, la emoción de su discurso y la complejidad del lenguaje que utilizan. Es decir, asigna una métrica minuciosa al aleteo de las moscas.

Los jueces pueden elegir cuidadosamente sus palabras, pero tienen menos control sobre la entonación. Por eso, el modelo predictivo no solo analiza el orden y el alcance del discurso de cada juez o aplica un índice de legibilidad automatizado. También diagnostica el tono lingüístico hasta un nivel que puede captar notas subconscientes de quien está en uso de la palabra.

Hasta la fecha, los periodistas y analistas del Tribunal Supremo solían aventurar pronósticos en materias de derecho constitucional. En ellas el sesgo progresista o conservador de los jueces y su histórico en casos similares podía dar claves útiles para anticipar el resultado con cierta solvencia.

Pero según afirma Adam Feldman, el creador de OLA, su herramienta está logrando este alto nivel de capacidad predictiva (80 % y subiendo) en cualquier caso en el que tengan la grabación de los argumentos orales. Y esto incluye los tribunales de apelación e incluso juzgados de primera instancia. Por eso, algunos despachos de abogados ya están solicitando los servicios de esta firma en sus litigios civiles y mercantiles.

El algoritmo de la nueva IA está cobrando forma de bola de cristal. Es sabido que los abogados saben más por viejos que por diablos. Y, en manos expertas, OLA puede ser la palabra que abra la puerta a una nueva dimensión. En la jurisdicción penal algunos investigados pasarán a mirar con mejores ojos la oferta que les hace el ministerio fiscal. Y en la jurisdicción civil todo apunta a que se creará un mercado gris de acuerdos de última hora. Cualquier cosa con tal de no caer en la casilla de ese “peor escenario” que parece predecir el algoritmo.

Aquí las palabras del maestro Yoda cobran vida: “Muy cuidadoso debes ser al percibir el futuro, Anakin. El miedo a la pérdida un camino hacia el lado oscuro es”.

No parece lejano el día en el que el aleteo de una mosca pueda provocar un tsunami al otro lado del mundo.