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La firma

La irremediable pérdida del tratamiento de usted

"Nuestra sociedad está sumida en una pérdida de valores cívicos"

(Foto: UNIR)

Pedro Tuset del Pino

Magistrado-juez de lo Social de Barcelona




Tiempo de lectura: 5 min

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La firma

La irremediable pérdida del tratamiento de usted

"Nuestra sociedad está sumida en una pérdida de valores cívicos"

(Foto: UNIR)



Nuestra actual sociedad está sumida en una evidente y notoria pérdida de valores cívicos, y uno de ellos es la pérdida del tratamiento de usted, que conforme al diccionario de la Real Academia de la Lengua española consiste en la “forma que, en nominativo, en vocativo o precedida de preposición, designa a la persona a la que se dirige quien habla o escribe, generalmente como tratamiento de cortesía, respeto o distanciamiento”.

Frente a dicho tratamiento se impone el tuteo, definido como dirigirse a alguien empleando el pronombre de segunda persona para el trato de confianza o familiaridad”.



De esta manera, cualquier persona, independientemente de la relación o vínculo existente, profesión, actividad, condición o edad, en la práctica diaria se nos dirigirá con mayor certeza que duda tratándonos de tú y no de usted, dándose por hecho que existe de antemano una cierta confianza, amistad, relación o familiaridad que orilla el respeto y la consideración debido.

Según los expertos en lingüística con relación al tratamiento entre personas, el español heredó del latín el pronombre «tú» para hablar de manera familiar y «vos» para hablar de manera más cortés. Sin embargo, durante el siglo XVI, la forma «vos» se generalizó tanto que empezó a perder su significado de cortesía y se empezó a usar en un ámbito más familiar. Por ello, surgió la necesidad de crear otras formas de tratamiento más formal, entre ellas apareció «vuestra merced», que a partir del siglo XVII derivó en el pronombre «usted» que es el que empleamos actualmente.

Claro es que existen matices y excepciones como en toda regla. No empleamos el usted tratándose de un familiar, un niño o un amigo, pero sí cuando no existen tales condicionamientos, razón por la cual la regla general debiera ser el empleo generalizado del usted como forma de cortesía verbal.



Para el filólogo y profesor de lengua José María Romera, la reivindicación del usted no es una cuestión de moral social ni de defender las buenas maneras, sino de evitar que se pierda una potente herramienta de comunicación. Dejar de utilizar el usted supone un empobrecimiento de la lengua, como cada vez que desaparece un mecanismo lingüístico, porque la lengua es más rica si proporciona más signos, más señales para comunicarnos, y resulta más eficaz”. Y añade que “el problema no es que desaparezca el usted, sino el sistema de referencias para saber dónde está la familiaridad y dónde el respeto; así que si no tenemos el usted, tendrá que aparecer otra forma que asuma ese tratamiento cautelar, de primer acercamiento en las relaciones”.

Y como prueba de que estamos ante una pérdida para la comunicación apunta las vacilaciones, el titubeo y las alternancias entre el tú y el usted que se producen en muchas conversaciones entre desconocidos. “Si dudamos, es porque no se ha repuesto la función que cumplía el usted con otro mecanismo”.

(Imagen: E&J)

Ahondando en la materia, un estudio clásico sobre el tema es el trabajo The pronouns of power and solidarity, publicado en 1960 por Brown y Gilman, donde se establecen dos ejes en las relaciones humanas: uno horizontal, basado en nociones de edad, generación y autoridad (predominio de tú/usted y de usted/tú), y otro horizontal, basado en relaciones simétricas de sexo, parentesco y solidaridad (tú en ambas direcciones).

En su valoración histórica aprecian una tendencia lenta aunque progresiva en los últimos años, y en las lenguas europeas que poseen alternancias pronominales, en favor de las normas asociadas con la solidaridad en detrimento de las vinculadas al poder. En la práctica se ha traducido por una extensión del tuteo recíproco en ámbitos sociales en los que tradicionalmente no era habitual.

Otra aportación más reciente (Morín Rodríguez, 1992) habla de variables que tienen que ver con características sociales, cuatro de ellas relacionadas con el hablante (edad, nivel sociocultural, sexo y procedencia), y otras cuatro con el destinatario (estatus, trato, edad y sexo).

En el ámbito laboral parece observarse un claro incremento de los usos del usted (V) respecto a la forma T (tú), probablemente relacionado con factores del hablante como edad y sexo, y el estatus o más edad del oyente. Los estudios coinciden en que la edad de los interlocutores es una variable determinante en la elección T/V, formalizándose el trato al alejarnos del grupo de edad del receptor (1).

El respeto al que va asociado el usted se pone de manifiesto en determinadas esferas sociales y ámbitos profesionales, de las que me referiré particularmente a tres.

A nivel educativo, por una política mal entendida de desaparición de diferencias, por lo general el trato entre profesores y alumnos ha aparcado el usted, lo que provoca situaciones de evidente falta de respeto a la persona del docente que pueden derivar en actos de agresividad oral y física.

A nivel profesional y laboral son muchos los partidarios de mantener una diferencia de jerarquía sin que ello suponga una relación de superioridad ni inferioridad.

Por lo que se refiere a la Administración de Justicia, ese orden jerárquico se traduce en un respeto institucional a quienes sirven en ella, sin distingo, extendiéndose tanto a los justiciables como a los profesionales y de manera bidireccional.

Y es que no es la primera vez que en el transcurso de un juicio las partes o los testigos se dirijan a los letrados e incluso al mismo juez tuteándoles, con la consecuente y lógica llamada de atención.

Juicio telemático. (Imagen: Gobierno de Navarra)

Relata la juez Purificación Pujol en su libro, titulado Guía de comportamiento en las actuaciones judiciales, que el juez, ante la persistencia en el tuteo de un joven al abogado que le estaba interrogando, cortó por lo sano diciendo:

– Por favor, háblele al señor letrado de usted.

A lo que el testigo respondió, con cara de perplejidad:

– ¿De mí?. ¿Pero qué quieres que le cuente?

Los presentes, como era de esperar, estallaron en carcajadas incontenibles y sonoras.

Cuando los ánimos se calmaron, el magistrado recondujo el juicio explicándole de forma muy sencilla que debía utilizar obligatoriamente el usted como señal de respeto a todos y, específicamente, a la función jurisdiccional que allí se estaba ejerciendo.

Con todo, se sostiene que Internet ha originado el exceso persistente del tuteo y los términos usados a la hora de tratarse en la red, ya sea a tiempo real (mensajería instantánea, chats, foros,…) ya sea en la forma de redactar los mensajes electrónicos.

El deterioro lingüístico resulta tan notorio que Fernando Sánchez Dragó ya apuntó que con la eliminación del tratamiento de usted desaparece un tercio de las conjugaciones de los verbos, además de comportar la pérdida de un valor supremo.

De lo que no parce haber duda, o al menos a mí me lo parece y defiendo, es que tutear no representa ser más innovador o ser más sincero, sino una falta de formación e incluso de respeto por otra persona; respeto entendido como el sentimiento de consideración o deferencia hacia alguien, en razón del valor (social, pero también moral) que se le reconoce.

De este parecer participa Luis Alberto de Cuenca, al poner énfasis en la importante labor desempeñada por el respeto, “que señala fronteras infranqueables, actúa como elemento moderador para que el tú siga existiendo y no se convierta en mera prolongación del yo, ejercer de contrapeso al ansia colonizadora que es tan común en nuestra especie … En una sociedad de libres e iguales, donde rige la democracia, el respeto es fundamental en el parlamento, en los medios de comunicación y, en general, en todo foro en que tenga lugar un contraste de pareceres. Al fin y al cabo, el respeto es una obligación que emana de la propia naturaleza del hombre como animal social, una especie de cortesía de grado superior y protocolo más elevado”. (2)

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(1) García Cagigal, Ana María. El Tú y el Usted en la comunicación con el paciente. ¿Cuándo?. 2014 ene-jun.

Disponible en https://www.index-f.com/eticuidado/n13/et1302.php

(2) De Cuenca, Luis Alberto. “Palabras que son vida. El placer de pensar”. Ed. Plataforma Editorial. 1ª edición, julio de 2020.