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La firma

La justicia restaurativa en contextos de guerra

“La justicia restaurativa puede llegar a ser transformadora"

Regugiados palestinos. (Foto: 0221)

Virginia Domingo de la Fuente

Coordinadora del Servicio de Justicia Restaurativa de Castilla y León. Presidenta de la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa




Tiempo de lectura: 9 min

Publicado




La firma

La justicia restaurativa en contextos de guerra

“La justicia restaurativa puede llegar a ser transformadora"

Regugiados palestinos. (Foto: 0221)



Desde que Hamás atacó a Israel el pasado 7 de octubre ha vuelto la guerra entre Palestina e Israel. Como en todas las guerras, lo que más duele son las pérdidas de seres humanos inocentes a pesar de las continuas justificaciones por ciertos sectores en uno y en otro lado. Lo que nos planteamos es si es posible, viable y factible aplicar el enfoque restaurativo en contextos de guerra y que conllevan en la mayoría de las ocasiones además crímenes internacionales.

Oportunidad de la justicia restaurativa en el caso concreto

Se ha estado hablando de la mediación para acabar con la guerra que estamos viviendo tanto de Ucrania como ahora en Israel-Palestina, sin embargo, la gravedad de los daños ocasionados necesita de una respuesta más adecuada que pueda equilibrar la situación y reparar o aminorar los daños ocasionados. Por eso, en este contexto lo deseable sería utilizar la justicia restaurativa. Esto que puede parecer utópico viene avalado por entidades como Restorative Justice International y la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa y es que la justicia restaurativa puede ofrecer reparación y una construcción de diálogo para poner las bases para la paz.



Habitualmente, la justicia restaurativa se utiliza para atender los daños interpersonales, pero poco a poco nos hemos ido dando cuenta que esta justicia puede ser además transformadora, esto implica que también debiéramos acudir al porqué del delito, incidiendo en cuál era el contexto en el que los delitos fueron cometidos, cómo podemos hacer para neutralizar las causas que dieron lugar a la comisión de estos delitos y evitar que se vuelvan a producir.

Siguiendo este argumento, lo que podemos afirmar es que cuando el daño es sistémico se necesita sanación individual y colectiva además de cambios estructurales y esto es lo que conecta la justicia restaurativa como movimiento social y como fórmula para atender los daños graves a la población que generan los conflictos armados.

En el caso que nos ocupa, lo que ha quedado demostrado es que la violencia sólo genera más violencia, que la represión sólo suma más represión. Se necesita que alguien ponga la primera piedra para encontrar una narrativa diferente en la que deje de existir víctimas y verdugos.



Sobre todo, para comenzar lo principal es que las personas y los estados dejen de posicionarse en favor de una u otra parte como si se tratase de algo lógico, cuando se pierden vidas humanas, cuando hay seres humanos que sufren no hay justificación posible porque todas las personas importan.

Reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. (Foto: ONU)

La justicia restaurativa entiende que todas las víctimas merecen respeto y consideración y este es el punto de partida por donde debemos empezar a construir un enfoque restaurativo que genere diálogo y logre parar los ciclos de violencia.

Necesitamos entender que la justicia restaurativa es mucho más que encuentros víctima-ofensor y/o comunidad y como bien explica las Naciones Unidas es una respuesta evolucionada al crimen, nosotros diríamos a los daños, que respeta la dignidad y equidad, construye comprensión y promueve armonía social a través de la sanación de víctimas, ofensores y comunidad. En este caso, el conflicto que genera violencia entre Israel y Palestina tiene orígenes en los años cincuenta del pasado siglo, lo que conlleva cierta complejidad además de daños históricos que se han venido heredando por generaciones. Y es esta la complejidad de entender que los daños se trasladan incluso a generaciones futuras que no los han vivido en origen y por tanto, es necesario ayudar a sanar a la población.

Por eso, necesitamos un enfoque restaurativo a diversos niveles para que se pueda acabar con la guerra, pero también para que pueda sanarse los daños sistémicos, de los que hemos hablado y que producen la reiteración de la violencia por una y otra parte.

Propuestas restaurativas para abordar la guerra, su origen y las consecuencias

Para que la justicia restaurativa pueda aplicarse, en primer lugar se necesita que haya un alto al fuego. Es necesario que cese toda violencia sobre una y otra parte. Este es un primer escollo importante, puesto que más allá de los dos estados, existen grupos terroristas que generan y favorecen los ataques y la violencia indiscriminada. Para la justicia restaurativa es esencial que cese toda violencia como un primer paso para que se vea la voluntad de asumir la responsabilidad y compromiso de no repetir conductas iguales o similares.

A partir de aquí la intervención restaurativa debería darse a diferentes niveles: político, comunitario y social.

El nivel político se nos antoja más complicado por cuanto parece que estamos instalados en la idea del que la hace la paga, y de que, frente a los daños, debemos responder causando todavía más daños. Este pensamiento y estas acciones de violencia y represión afectan a la población civil, que para más inri ni decide ni es consultada ni siquiera pueden opinar si están de acuerdo con esta violencia o si su deseo es quebrar estos ciclos de violencia que sólo generan muertes, daños, resentimiento y deseos de venganza que se heredan de generación en generación. En este caso, podemos distinguir la labor de mediación (acercando posturas para que vean los beneficios de la justicia restaurativa) que pueda realizar alguna persona de referencia para ambos estados y que puedan sentarse a dialogar esta vez en el marco de un proceso restaurativo.

«La intervención restaurativa debería darse a diferentes niveles: político, comunitario y social». (Foto: E&J)

La diferencia es sustancial; la mediación internacional podría usarse para lograr generar posturas favorables a la justicia restaurativa. Más adelante deberían sentarse representantes de ambos estados en un proceso restaurativo que pueda generar diálogo y compromisos. Sería necesario, aunque suene utópico, que los representantes asumieran su responsabilidad por los daños que se han causado de forma histórica a la otra parte no sólo porque es un principio fundamental de la justicia restaurativa, sino porque constituiría un pilar importante para forjar un futuro diferente. Y es que, haciendo frente al pasado, la realidad del presente y los retos de este futuro es un camino para el crecimiento y la sanación. Además, como parte de esta asunción de responsabilidad, se necesita un compromiso de ayudar a las víctimas de la guerra; en la mayoría de los casos la reparación no será posible tal y como la concebimos en Derecho Penal. Pero sí sería necesario tomar medidas y establecer compromisos mutuos de reconocimiento de las víctimas de ambos estados. Podríamos incluso hablar de una justicia restaurativa y creativa promoviendo un acto o proyecto simbólico que contrarreste la oscuridad de lo que se hizo y/o trabaje para evitar que ese daño vuelva a ocurrir. Se trataría de un acto de reparación simbólico que pueda hacer sentir a las víctimas que son reconocidas, y dignas de respeto, esto las puede ayudar a gestionar el trauma generando espacios para la resiliencia importantísimos para la sanación de las víctimas. Pero además esta reparación debería venir avalada por los políticos de ambos estados sin justificaciones de los crímenes cometidos y sin distinguir víctimas. Porque para la justicia restaurativa y así debiera ser para todos nosotros, todas las personas que sufren merecen respeto y todas son importantes.

Más allá de las implicaciones de una guerra en la que se pueden cometer crímenes internacionales cuyo enjuiciamiento debe seguir los cauces legales y, por tanto, la justicia tradicional más punitiva debería funcionar, en este caso estamos hablando del enfoque de justicia restaurativa para poner fin a la guerra pero también generar las condiciones necesarias para que pueda darse la paz y que incluya la responsabilización de los dirigentes de ambos estados por lo realizado, el reconocimiento sin fisuras de todas las víctimas y por último, el trabajo con la comunidad para lograr la cohesión social y pacificar sus relaciones.

Y por eso es importante el trabajo restaurativo a nivel social y comunitario. Para Adrienne Maree Brown, “la justicia transformadora en el contexto de las estrategias de emergencia nos pide que consideremos cómo transformar la energía tóxica, el dolor, el dolor legítimo y el conflicto en soluciones. Se trataría de superar el error, encontrar una manera de coexistir y ser energía que avance hacia una vida juntos”. Consideramos que la justicia restaurativa puede llegar a ser esta justicia transformadora de la que nos habla Brown si trabajamos con la comunidad.

Es necesario para que la teórica paz que puedan pactar los políticos funcione que la comunidad tenga espacios para hablar del trauma sufrido y puedan generar resiliencia suficiente que les permita sanar. En estos espacios la justicia restaurativa tendría varias funciones muy similares:

La primera sería la de construir comunidad. Para ello se deben generar espacios de confianza, reconexión, valores compartidos etc. Esto debería comenzar dentro de una comunidad afectada y posteriormente extenderse estos espacios a otras comunidades que hayan podido ser “enemigas” en el pasado, pero que además viven muy cerca.

Después de esta construcción de comunidad deberíamos mantenerla generando espacios para el diálogo y para compartir las historias y las expectativas de futuro. Por último, puede ser necesario reparar las relaciones de los miembros de la comunidad. En este caso, tras una guerra o una situación de conflicto armado puede haberse sufrido daños tanto por parte de unos miembros de la sociedad como otros, y sin pensar en una reunión con las personas que les dañaron también pueden generarse espacios (como los programas individuales para víctimas) para hablar de su historia, la realidad del daño sufrido, compartan opiniones sobre cómo hacer frente a estos daños y no sea una reparación que dependa exclusivamente del estado. Además, se pueden generar lluvia de ideas para hablar de las causas de la violencia y como transformarlas. Estos espacios comunitarios restaurativos servirían para abordar el trauma de lo vivido y ayudar a las personas a generar resiliencia, en estos espacios que podrían ser facilitados a través de círculos de diálogos, las personas pueden hablar sobre lo que les pasó, pueden contar su historia de manera que les permita encontrar un significado diferente a lo vivido que les permite continuar con su vida. Solemos pensar que es mejor centrarse en el futuro pero para que esto pueda funcionar, necesitamos honrar y reconocer lo sufrido.

Pero, además, estos procesos restaurativos pueden permitir a la población empoderarse y reflexionar sobre la violencia, no dejar la gestión exclusivamente a los estados y de esta manera se pueden dar espacios para hablar sobre qué circunstancias y estructuras permiten estos daños o qué medidas se pueden tomar para cambiar estas estructuras y circunstancias y reducir que se produzcan en el futuro.

Conclusiones

La justicia restaurativa es una forma de gestionar los daños que derivan de delitos y de situaciones de violencia tanto a nivel interpersonal como comunitario, por eso, no es descabellado pensar en la justicia restaurativa para la gestión de conflictos armados de carácter internacional. Las guerras son difíciles de parar y complicadas de articular para que puedan detenerse y evitar los daños a la población. Cuando se produce una guerra no ayuda nada la polarización de la sociedad y de los estados. Lo primero que debería pensarse es en los seres humanos inocentes que sufren las consecuencias, todas las vidas importan aunque sean de un lado u otro del conflicto. Respecto de cómo abordar una guerra es hora de recordar que la justicia restaurativa no es solo una práctica concreta para acercar a victima e infractor en un encuentro conjunto.

«Podemos buscar un enfoque restaurativo destinado a ayudar en la gestión del fin de la guerra». En la imagen, panorámica de Jerusalen. (Foto: E&J)

Teniendo claros los principios de la justicia restaurativa podemos buscar un enfoque restaurativo destinado a ayudar en la gestión del fin de la guerra, pero sobre todo a abordar las consecuencias de esta guerra en la población de uno y otro estado.

Los ciudadanos son los que sufren las consecuencias de la guerra y, por tanto, son los que deben tener espacios para hablar del trauma y puedan generar resiliencia tanto a nivel individual como colectivo. Lo que hemos propuesto puede resultar utópico, pero sería la forma de poner fin a una guerra y sentar las bases para una convivencia pacífica. Para ello se necesita que los políticos de uno y otro estado asuman la responsabilidad de sus acciones y abandonen la violencia (es lo más complicado de todo, pero se puede usar un mediador para lograr acercar posturas y que ambas partes decidan parar). Además, se necesita un reconocimiento mutuo de las víctimas, algo que les diga que son dignas de respeto y consideración con independencia del lugar donde viven o de su origen.

Por otro lado, se necesita trabajo comunitario basado en el diálogo, en el empoderamiento de la población, escucharlos y que se escuchen entre ellos. Una vez que esto se ha dado podemos buscar espacios para que las diferentes comunidades puedan hablar entre ellos y vean que, a pesar de sus diferencias, han vivido la misma violencia y buscan espacios de paz compartida. Estas prácticas restaurativas comunitarias pueden tomar la forma de círculos de diálogo y/o adaptarse a la realidad cultural de esta población. Lo más importante es que se pueda hablar de lo sufrido para evitar que se genere en los niños y niñas deseos de venganza y se reiteren los ciclos de violencia en un futuro. Como decía Maya Angelou “No hay mayor agonía que lleva una historia no contada dentro de ti”.

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