La primera piedra del estadio, la aprobación del convenio de fútbol femenino
"Las futbolistas han venido para quedarse"
(Imagen: RTVE)
La primera piedra del estadio, la aprobación del convenio de fútbol femenino
"Las futbolistas han venido para quedarse"
(Imagen: RTVE)
Poder escribir este artículo es un orgullo, habida cuenta el tiempo y el esfuerzo que ha costado el hito histórico del que venimos hablar.
Tras un año de negociaciones, este 2024 se ha aprobado el convenio de fútbol femenino y, creo que su importancia radica en sus valores y en el enfoque logrado, estos pivotan sobre la lucha incansable de nuestras profesionales en el ámbito deportivo, la lucha por la igualdad de género en el mundo del deporte, y concretamente en el fútbol.
Es innegable que nuestras futbolistas han logrado impactar en la sociedad haciendo visible de una forma palmaria las desigualdades que aun en muchos sectores existen entre las mujeres y los hombres a pesar de realizar el mismo trabajo.
Ellas, desde su rincón en el mundo laboral y, aprovechando sus increíbles cualidades profesionales, han liderado parte de la lucha, obteniendo como recompensa un acuerdo que si bien tiene amplio margen de mejora nada tiene que ver con la situación de las futbolistas profesionales de hace escasos años.
Las futbolistas han venido para quedarse, el fútbol femenino ha venido para llenar estadios de aficionados y aficionadas.
Las negociaciones principales de este convenio han girado en torno a pilares tan destacables como las condiciones laborales, salariales y de visibilidad de nuestras deportistas profesionales.
A modo de ejemplo, en cualquier otro sector una categoría profesional tiene aparejado un salario mínimo que percibirá el empleado con independencia de su sexo, así el propio Estado regulariza de forma constante el conocido SIM (salario mínimo interprofesional), algo tan habitual y normal aun no era una realidad para nuestras jugadoras de futbol profesional. Hoy, con este convenio se ha plantado la primera piedra del estadio y se ha establecido un salario mínimo para las jugadoras.
Cambios como este no son solo un derecho reclamado a gritos, sino que sus consecuencias conllevan beneficios colectivos.
Me explico: si nuestras jugadoras cobran un sueldo digno por su profesión, no tendrán que acudir a fuentes de ingresos secundarias para mantener su vida privada, podrán dedicar su tiempo a entrenar y mejorar su técnica, su juego, su preparación física y psíquica, podrán descansar y disfrutar, en definitiva, la Liga F será mejor, el deporte será de mayor calidad y todos disfrutaremos más del espectáculo.
Pero el convenio no solo centra las mejoras en las futbolistas, sino que recoge mejoras globales, administrativas, de logística y gestión, mejoras imprescindibles para garantizar los derechos que en él se instauran.
Así es que se plasma la necesidad de que existan equipos técnicos y administrativos competentes y suficientes para que los derechos de las jugadoras puedan llevarse a cabo sin dificultad.
Del mismo modo, la regulación llevada a cabo en cuanto a visibilidad, esto es contratos televisivos, promoción en medios, publicidad… supone un golpe en la mesa, el mundo está lleno de niñas y niños, jóvenes que buscan referentes entre los deportistas y, gracias a este convenio tendrán un mayor abanico donde escoger.
El fútbol es la punta de lanza para reconocer los méritos profesionales de tantas personas dedicadas al deporte. Con los derechos relativos a la visibilidad que recoge el convenio, el fútbol de hoy representa y se identifica con más gente que nunca, sin duda, los aficionados de este deporte aumentarán exponencialmente.
Pero que mis palabras entusiastas no engañen a nadie, todavía queda trabajo por hacer, desigualdades que borrar y derechos que conquistar.
Fíjense, he dicho que se ha establecido un salario mínimo, no que se haya igualado el sueldo entre futbolistas femeninas a los masculinos; así que la brecha salarial sigue presente. Este convenio a pesar de sus virtudes aun refleja mínimos, es un punto de partida.
Sin duda hay por delante un largo camino por recorrer en el que todos debemos poner de nuestra parte, el fútbol femenino debe seguir creciendo, sus aficionados deben persistir en acompañar, en no dejar que decaiga la lucha.
Las jugadoras, al igual que en los partidos que disputan, sacarán los dientes para seguir anotando tantos en su marcador y ojalá llegue el día en que no tengan que luchar por ello, simplemente se les otorguen los derechos como trabajadoras del deporte sin importar cual sea su género.
Mientras esto no suceda, encontraran el apoyo de una servidora, una entusiasta del deporte sea cual sea su género, una aficionada con ganas de ver el mejor fútbol posible, una mujer que hoy se siente más identificada con su pasión.