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La firma

Las abogadas debemos liderar el viaje hacia la igualdad

"La abogacía será en un futuro cercano mayoritariamente femenina"

(Imagen: E&J)

Victoria Ortega Benito

Presidenta del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) y presidenta de Unión Profesional




Tiempo de lectura: 2 min

Publicado




La firma

Las abogadas debemos liderar el viaje hacia la igualdad

"La abogacía será en un futuro cercano mayoritariamente femenina"

(Imagen: E&J)



El Consejo General de la Abogacía lleva años ocupándose de realizar un análisis continuo del colectivo humano que formamos parte de nuestra profesión. El proyecto que se conoce como Abogacía en Datos pretende mejorar ese conocimiento y facilitar a quien lo quiera utilizar la información que tenemos en los formatos más adecuados para extraer todo su valor.

Gracias a él sabemos cuántos somos, en qué franjas de edad se sitúan más compañeros y, lógicamente, cuál es la composición por sexos en cada una de esas franjas. Además de proporcionarnos una fotografía fija actualizada casi en tiempo real, la base de datos nos permite hacer un proyección de futuro y anticipar que no faltan muchos años para que en la profesión empecemos a ser, por primera vez, más mujeres que hombres. Aunque en una progresión más lenta que otros colectivos jurídicos más reducidos, podemos decir que la abogacía será en un futuro cercano mayoritariamente femenina, invirtiendo la proporción que se da en otros colectivos que, como sucede en el nuestro, se ejercen de forma mayoritaria por cuenta propia.



Los últimos datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social reflejan que en España tenemos en la actualidad unos 3,3 millones de trabajadores autónomos, de los cuales el 63% son hombres y el 37% restante mujeres. En la abogacía, sin embargo, la representación de sexos está ya muy próxima al 50%. Eso significa que las abogadas estamos ya liderando el viaje hacia la igualdad en el terreno laboral, en el que todos esperamos que nos sigan muchos otros.

Tal vez eso nos proporciona a quienes nos desenvolvemos en este mundo de las togas una falsa sensación. Podemos caer en el trampantojo de pensar que lo que vemos en nuestro día a día es fiel reflejo de la realidad de nuestro país. Tristemente, las estadísticas oficiales nos devuelven a la cruda realidad. De los 20,6 millones de trabajadores que estaban registrados en la Seguridad Social el pasado mes de enero, 10,8 millones son hombres y 9,7 millones son mujeres. Estrechar esa brecha es el primero de los objetivos. Reducir la diferencia salarial es el segundo.

Pero ese liderazgo que apuntaba, siendo en cierto modo un orgullo, es también y sobre todo una responsabilidad añadida. Lo es porque tomando la delantera a otros muchos sectores profesionales, las abogadas debemos ofrecer al resto nuestra experiencia. Tenemos la obligación moral de transferir el conocimiento atesorado para hacer que otras profesiones realicen la transición de una forma más ágil. A esa responsabilidad se suma otra imbricada en la naturaleza demuestra profesión. Somos algunas de nosotras quienes, en el ejercicio de la abogacía, tenemos que llevar ante los tribunales las situaciones de discriminación para hacer valer el literal de la ley. Nuestra participación también debe ser importante en aspectos como la confección de los planes de igualdad empresariales.



Queda, por último, abordar la naturaleza ejemplificadora de nuestro trabajo. Sabedoras del objetivo y su complejidad, quienes hemos contribuido y seguimos contribuyendo con nuestro esfuerzo cotidiano a materializar esa igualdad real debemos asumir el protagonismo necesario para que las siguientes generaciones sean conscientes de que esta meta social no solo es alcanzable, sino que todas debemos contribuir a normalizar la presencia de las mujeres en el mundo laboral en condiciones de absoluta igualdad.

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