Miradas a largo plazo para un mundo en transformación
“2024, un año histórico para la modernización de la justicia”
(Imagen: E&J)
Miradas a largo plazo para un mundo en transformación
“2024, un año histórico para la modernización de la justicia”
(Imagen: E&J)
El año 2024 ha sido testigo de una serie de eventos y cambios profundos que nos obligan a reflexionar sobre el rumbo que queremos tomar como sociedad. Desde tensiones geopolíticas persistentes hasta la acelerada integración de la inteligencia artificial (IA) en todos los ámbitos de nuestra vida, pasando en el plano jurídico por la aprobación de la Ley de Eficiencia del Servicio Público de Justicia en España, este año ha planteado grandes retos, pero también oportunidades únicas.
De cara al 2025, el desafío radica en adoptar una visión estratégica a largo plazo que integre la promoción de la cultura del acuerdo; el uso responsable de la tecnología; y un enfoque basado en la productividad, la ética y la meritocracia como principios rectores para un futuro mejor.
2024: un año marcado por tensiones, avances y reformas clave
El contexto internacional de 2024 ha estado dominado por una creciente polarización. Los conflictos geopolíticos, incluyendo las guerras en Oriente Medio y en Ucrania han generado incertidumbre en las relaciones internacionales, evidenciando la necesidad de soluciones diplomáticas a las guerras y acuerdos que promuevan la estabilidad a largo plazo.
A nivel tecnológico, el auge de la inteligencia artificial ha sido uno de los grandes protagonistas. Su integración en áreas como la salud, la educación o el ámbito jurídico ha traído consigo avances notables, pero también ha planteado serios dilemas éticos. El uso indiscriminado de algoritmos y la falta de regulaciones claras han generado preocupaciones sobre la privacidad, la transparencia y el impacto en el empleo. La aceleración tecnológica ha demostrado su enorme potencial, pero también ha subrayado la importancia de abordarla desde una perspectiva ética y sostenible.
En España, 2024 ha sido un año histórico para la modernización de la justicia. La aprobación de la Ley Orgánica de medidas en materia de eficiencia del Servicio Público de Justicia ha sentado las bases para consolidar los medios alternativos de solución de conflictos (MASC), como la mediación, en nuestro sistema judicial. Esta normativa, que establece la mediación como un paso previo obligatorio en ciertos procedimientos civiles y mercantiles, representa un avance significativo hacia una justicia más moderna, ágil y accesible. Además, refuerza la promoción de una verdadera cultura del acuerdo, tan necesaria en un momento de polarización social y política.
2025: visión estratégica, acuerdos y ética tecnológica
Ante los retos que deja 2024, el 2025 debe ser el año en el que consolidemos una visión estratégica a largo plazo, basada en tres pilares fundamentales: la promoción de la cultura del acuerdo en nuestras negociaciones comerciales y políticas; el uso responsable de la tecnología; y un enfoque de productividad, ética y meritocracia que guíe nuestras decisiones.
En primer lugar, la promoción de la cultura del acuerdo es más necesaria que nunca. En un mundo cada vez más polarizado, la mediación y los MASC no solo son herramientas para resolver conflictos, sino también una oportunidad para transformar la forma en que nos relacionamos como sociedad. La mediación empresarial, por ejemplo, puede ser una estrategia clave para gestionar conflictos de manera eficiente y preservar relaciones comerciales. Pero para que estos métodos tengan un impacto real, es fundamental seguir trabajando en la formación de profesionales, así como en la sensibilización de ciudadanos y empresas.
En segundo lugar, el uso responsable y transparente de la tecnología debe ocupar un lugar central en nuestras prioridades. La inteligencia artificial, aunque poderosa, debe desarrollarse e implementarse con principios claros de transparencia. Es fundamental evitar cualquier influencia desproporcionada por parte de gobiernos o grandes corporaciones tecnológicas que pueda comprometer la neutralidad y los valores fundamentales de nuestras sociedades libres.
El pilar esencial de una sociedad abierta es la libertad de crear y desarrollar nuevas ideas, lo que ha permitido el crecimiento exponencial y la reducción de la pobreza en el mundo occidental. No debemos permitir que nuestra capacidad de innovación y desarrollo se vea limitada por modelos centralizados que prioricen el control sobre la diversidad y la competencia. Esto implica regular la tecnología para evitar sesgos, proteger la privacidad de las personas y garantizar que sus beneficios se distribuyan de manera equitativa. Asimismo, es crucial que la tecnología esté al servicio de las personas y no al revés, priorizando siempre su impacto social y humano.
Finalmente, la productividad, la meritocracia y la ética deben ser ejes centrales para guiar nuestras decisiones y acciones. La productividad implica optimizar recursos y maximizar el impacto de nuestras iniciativas, tanto en el ámbito empresarial como en el público. La meritocracia asegura que las oportunidades y recompensas se asignen en función del talento, el esfuerzo y los resultados, fomentando así la excelencia y la justicia. Po su parte, la ética debe ser el marco que garantice que nuestras acciones respeten los derechos fundamentales, promuevan la equidad y construyan confianza. Este enfoque combinado puede generar un impacto transformador en nuestra sociedad, priorizando el bienestar colectivo sin perder de vista la importancia del mérito individual y la sostenibilidad de nuestros esfuerzos productivos a largo plazo.
El 2025 debe ser el año en que nos comprometamos con una visión estratégica que trascienda los retos inmediatos y construya un futuro apoyado sobre la cultura del acuerdo, el uso de la tecnología con un enfoque ético y con una mirada a largo plazo donde el esfuerzo y la eficiencia sean reconocidos y recompensados pues así generaremos más desarrollo económico y social.
En tiempos de incertidumbre y cambio, mirar al futuro con responsabilidad y determinación es la clave para convertir los desafíos de hoy en las oportunidades de mañana.