Para la defensa de ciertos asuntos, los clientes siguen eligiendo abogados hombres
"Existe la sensación de que todo el camino está hecho"
(Foto: E&J)
Para la defensa de ciertos asuntos, los clientes siguen eligiendo abogados hombres
"Existe la sensación de que todo el camino está hecho"
(Foto: E&J)
La sobreexposición de la mujer en el mundo, no sólo el legal, promovida por el movimiento finalista de dotarle de una mayor visibilidad puede dar la equívoca sensación de que todo el camino está hecho y de que la discriminación laboral no existe. Y, posiblemente, si tuviera que hablar desde mi experiencia personal, no podría ni debería quejarme, porque siempre he decidido mi camino y dirijo una oficina sólo de mujeres ejemplares que han podido elegir y han elegido su destino profesional.
No obstante, ello no es lo habitual y así lo refleja un informe del Observatorio de Igualdad del Consejo General de la Abogacía. Y es que hay cuestiones que son evidentes, aunque no por ello obvias a su constatación si no se ponen por escrito.
Así, por ejemplo, resulta incuestionable que no en todas las áreas del derecho se perciben los mismos honorarios. Hay especialidades como el Derecho Mercantil que, por la propia materia, tratan asuntos de mayor cuantía lo que implica una mayor retribución para el profesional. Ahora bien, para la defensa de esos asuntos los clientes siguen eligiendo abogados hombres a quienes atribuyen cualidades más útiles a los fines buscados, cualidades tales como la agresividad en la negociación.
Estereotipos de género
Y es que, en términos generales, a los hombres se les presume más aguerridos y a las mujeres, dulces damiselas más adecuadas para tareas que requieran de sensibilidad y empatía, véase el Derecho de Familia. Quizás por ello, los clientes asumen que el socio siempre es masculino y que la mujer letrada suele ser la subordinada. Cuántas veces en mis inicios no me habrán confundido con la pasante o la secretaria en presencia de un compañero hombre.
Otra realidad es aquella que afecta sobre todo a los abogados que trabajan por cuenta ajena cuyo salario se conforma por un fijo y un variable, variable que depende de la capacidad no tanto del trabajo que desarrollan, sino de su habilidad para generar negocio para la firma.
No olvidemos que estamos en España, y en nuestro país, más que en otros, las oportunidades surgen en los afterworks, y en esos encuentros es dominante la presencia masculina. Cuando estén ustedes. en algún evento fuera del horario laboral tómense el tiempo en observar el porcentaje de personas de uno u otro género y verán a qué me refiero. La presencia de mujeres profesionales es bastante más escasa, posiblemente porque, asumiendo roles preestablecidos, terminada la jornada, vuelven a casa para ocuparse de tareas más -digamos- hogareñas.
Y, finalmente, algo mucho más constatable numéricamente. Son más las mujeres que, tras la maternidad, deciden acogerse a la posibilidad de una jornada reducida y, con ello, a la merma de su salario. No solo eso. Son quienes, de forma mayoritaria, por concepciones educacionales, prefieren sacrificar su carrera profesional, su promoción interna, por mor de ejercer el papel de cuidadoras de la familia. Concepciones que no siempre provienen de imposiciones de sus parejas sino de creencias interiorizadas por las propias letradas.
No me cansaré nunca de decir que tan respetable es luchar por hacerse un hueco en el mundo laboral cómo decidir renunciar a él por cuidar de la familia, pero ello sólo puede considerarse admisible si responde a la verdadera voluntad de la mujer.
De eso se trata, ¿no? Que hombres y mujeres puedan elegir su destino vital atendiendo solo a sus capacidades y voluntades, y no influidos por condicionantes externos. Pues trabajemos juntos por ello.