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La firma

Pascual Sala: un ejemplo

"La vida de Pascual Sala, al servicio de la Justicia"

Pascual Sala. (Foto: ICAM)

Miquel Roca Junyent

Presidente de Honor de RocaJunyent




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La firma

Pascual Sala: un ejemplo

"La vida de Pascual Sala, al servicio de la Justicia"

Pascual Sala. (Foto: ICAM)



Pascual Sala y Justicia. Pascual Sala y Derecho. Sería imposible romper esta asociación. Para Don Pascual el servicio a la Justicia ha llenado su vida. La pasión por el Derecho ha sido su guía a lo largo de la dilatada trayectoria profesional, servida desde la más exclusiva de las dedicaciones, con exigencia en la búsqueda de la calidad y con una estricta voluntad de ser fiel al compromiso asumido.

Aquí debería o podría terminar este mi personal y sincero homenaje a Pascual Sala. Pero queda mucho por reseñar. Tanto que te obliga a seleccionar en aspectos fundamentales de su personalidad todo lo que de él quiera destacarse. De entrada, algo muy sencillo: Pascual Sala es una buena persona; una muy buena persona. Próximo, respetuoso, positivo, sincero, amable. Un compañero y amigo que está siempre donde debe y, sobre todo, donde puede ayudarte. A veces, cuando se atribuye a alguien esta calidad de “buena persona” es como un refugio para no adornar la valoración del personaje con cualidades que no posee. No es este el caso de Pascual Sala; a él le sobran cualidades -aun cuando no le guste exhibirlas- pero, en su conjunto, sobre la calidad de su bondad.



Y como no podía ser menos de acuerdo con lo que queda expuesto, que de Pascual Sala destaca su humildad. Sabe mucho y nunca apabulla; tiene sabiduría, pero le gusta escuchar incluso al que no la tiene; indulgente con el error de los demás, no se permite el suyo. Basta comprobar con qué silencio reverente le escuchan los jóvenes juristas cuando van en busca de su opinión; o cuando se lanza impulsivamente a “profesar” con amigos y compañeros como si la doctrina que imparte fuera el fruto del debate colectivo, no del real y contundente maestrazgo que acaba de impartir.



Pascual, me callo, que la admiración me puede y a ti no te gusta ser su destinatario. Quizás sea más fácil decirte, simplemente y en nombre de muchos, muchas gracias por tu ejemplo.

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