Atentado en la plaza de la República Dominicana en Madrid

El 14 de julio de 1986 se produjo un atentado en la madrileña plaza de la República Dominicana.

El comando España del grupo militar de ETA preparó con mucha precisión un atentado contra un elenco de jóvenes miembros de la Guardia Civil que cursaban estudios en un Centro de Enseñanzas de Tráfico de la calle Príncipe de Vergara.

Según el relato de hechos probados de la sentencia, el etarra Antonio Troitiño espero el paso del autobús que, con 70 agentes y custodiado por dos todoterreno, se dirigía desde el Centro de Estudios hacia Venta de la Rubia donde los agentes, de entre 18 y 25 años de edad, hacían prácticas de conducción de motos.

En la plaza ya citada, el rojo de los semáforos se encendió, dejando aislados al autobús y un microbús donde iban los jóvenes agentes. El etarra, como en la serie de El Príncipe de Netflix, accionó un botón y las ollas del interior de una furgoneta aparcada y cargada con metralla y con más de treinta kilos de goma estalló, matando de inmediato a cuatro jóvenes agentes, otros cinco fallecieron horas después de ingresar inconscientes en el Hospital Universitario de la Paz, a otros tres tampoco les pudieron salvar la vida.

Otros 43 resultaron heridos de gravedad. También resultaron con lesiones 17 civiles. El etarra desapareció de la escena con rapidez en el vehículo, que motor en marcha le esperaba en una calle cercana, conducido por Iñaki de Juana.

Siete meses después, en un piso de la calle Rio Ulla de Madrid se detuvo a siete etarras entre ellos, los dos etarras del comando del atentado. En el juicio oral celebrado en la Audiencia Nacional, tres años después, la acusación popular definió a los terroristas como «miembros de una banda genocida».

En la sentencia se les condenó como autores de noventa asesinatos, de ellos doce consumados. En la ejecución de la sentencia se aplicó la doctrina Parrot, a fin de no aplicar beneficios penitenciarios pero recurrida esta resolución por una de las condenadas al Tribunal de Derechos Humanos que resolvió la no aplicabilidad de dicha doctrina por lo que tuvo que ser abolida motivando la puesta en libertad de varios de los condenados. Dieciocho años después, el 11-M, otro atentado aun más sangriento sacudió Madrid.

Para saber más: Economist&Jurist de once marzo 2023.