El caso Amedo, un expolicía condenado a 108 años por asociación ilícita y asesinatos frustrados
Recibió otra pena por el delito malversación de fondos y del secuestro de Segundo Marey
Expolicía Amedo (Foto: El Correo)
El caso Amedo, un expolicía condenado a 108 años por asociación ilícita y asesinatos frustrados
Recibió otra pena por el delito malversación de fondos y del secuestro de Segundo Marey
Expolicía Amedo (Foto: El Correo)
El 20 de septiembre de 1991 la Audiencia Nacional condenó al expolicía José Amedo Fouce a 108 años de prisión por asociación ilícita y asesinatos frustrados, dentro del grupo denominado Grupos Antiterroristas de Liberación, los GAL.
Siete años después recibió del Tribunal Supremo nueva condena por el delito malversación de fondos y del secuestro de Segundo Marey. En el primer tema, el proceso también fue contra Michel Domínguez y, en el segundo, la condena se amplió a antiguos políticos y policías. Acusado también por el asesinato de Santiago Brouard, se retiró la acusación ante la inconsistencia de pruebas en su contra.
El magistrado del Juzgado Central de Instrucción nº 5, Baltasar Garzón Real, que instruyó el proceso, fue calificado por Amedo de prevaricador. El GAL ha sido definido como una colectividad jerarquizada y organizada. Pese a ello fueron absueltos del delito de pertenecía y colaboración con banda armada. La condena habría significado reconocer que en el País Vasco había, no el estado de excepción como los políticos determinaron en algún momento, sino una situación de guerra y la economía española no podía permitirse cortar el grifo aportado por el turismo, asustadizo con el vocablo “guerra”. Pero las fuerzas de seguridad en el norte sufrieron con insistencia la muerte y el dolor de los crímenes de ETA. Amedo, al igual que otros, se libró más de una vez de los intentos de asesinarlo.
El tema Marey tiene relevancia jurídica no solo porque el Tribunal Constitucional hace una aportación interesante sobre el tema de la prescripción en procesos dirigidos contra una colectividad – nueva versión de la tradición jurídica de aquella institución-, sino especialmente porque las condenas, a la mayoría de los acusados, se decidieron por dos votos de los once magistrados del Tribunal Supremo ya que cuatro votaron a favor de la absolución y siete por la condena. Los abogados defensores, José Aníbal Álvarez, Manuel Cobo del Rosal, Enrique Fernández de la Lama, Pablo Jiménez de Parga, Jorge Manrique Castellano, Manuel Murillo Carrasco y José Mª Stampa Braun, convencieron, al menos, a la mayoría de los magistrados de que no había banda armada, pero les faltaron solo dos votos para la total absolución.
Amedo ha publicado Cal viva y La Conspiración: el último atentado de los GAL. En ambos da, sobre los hechos en la lucha contra ETA, su versión que para él es la verdad real, frente al redactado de los hechos probados de las sentencias, que para los demás es la verdad oficial.