Gonzalo Jiménez-Blanco, in memoriam de este jurista total
Abogados y compañeros del que fue su despacho, Ashurst, reflexionan sobre su legado
Gonzalo Jiménez-Blanco, un jurista irrepetible, en su despacho de Ashurst. (IMAGEN: UNIVERSIDAD LCADE COMILLAS)
Gonzalo Jiménez-Blanco, in memoriam de este jurista total
Abogados y compañeros del que fue su despacho, Ashurst, reflexionan sobre su legado
Gonzalo Jiménez-Blanco, un jurista irrepetible, en su despacho de Ashurst. (IMAGEN: UNIVERSIDAD LCADE COMILLAS)
Hace cinco años, en un sábado tan caluroso similar al que vamos a pasar este 27 de julio, recibíamos una desagradable noticia, no por esperada, trágica. Gonzalo Jiménez-Blanco fallecía a los 57 años de edad tras una larga enfermedad.
El recuerdo de su impronta y forma de ser sigue presente en la comunidad dicha. La revista en papel de Economist & Jurist publicará un articulo escrito por Cristina Calvo, una de sus más estrechas colaboradoras donde explica qué clase de liderazgo ejercía Gonzalo.
Ese artículo concluye señalando que «la contribución de Gonzalo a la oficina de Madrid de Ashurst fue enorme, pero es solo una parte de la huella que ha dejado en todos los que le conocimos y tuvimos la suerte de compartir parte de nuestras vidas con él.
De los 16 años que yo compartí con él, me queda el recuerdo de tantos momentos compartidos, de lo mucho que aprendí de él y de su energía y sus ganas de vivir. Y también que la vida no espera.
Gonzalo era, además de una eminencia en financiero y derecho público, un reputado árbitro, y si la enfermedad no hubiera truncado su sueño de abrir una boutique de arbitraje una vez se retirara del despacho, seguramente ahora mismo estaría trabajando allí con su amigo Sebastian Albella, expresidente de la CNMV, al que según me dijo muchas veces pretendía convencer para que fuera su socio.
Para muchos de nosotros, el mundo no es el mismo sin Gonzalo.”
Hace unos días sabíamos que Inés Jiménez-Blanco, una de las hijas de Gonzalo y María Zubiaga, había aprobado la oposición de abogado del Estado después de dos intentonas y de una sacrificada preparación.
Su primer destino será el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid tras haber hecho prácticas en dos despachos de la abogacía de los negocios: «Sé que mi padre estará muy contento de lo que he conseguido. Me ha costado cinco años pero ha merecido la pena», explica a Economist & Jurist.
Inés ya tiene un futuro asentado en el sector legal, al igual que Gonzalo Jiménez-Blanco, otro de los hijos, ya Asociado Senior en A&O Shearman en España, especializado como su padre en temas procesales y de arbitraje y colaborador de nuestro medio.
En Ashurst, la firma que él ayudo a crear, el recuerdo sigue estando intacto. Jorge Vázquez es el actual CEO del despacho en España y socio del área mercantil de la firma, después de una carrera profesional que arrancó en febrero del 2005 en ese despacho internacional: “Creo que hablo por todos los profesionales del despacho. Le echamos mucho de menos. Era un profesional que resolvía los asuntos con claridad y rapidez. Así lo pude comprobar en algún tema de M&A que llevamos juntos”.
Ese abogado ha sido testigo del crecimiento de la firma en su sede de la calle Alcalá donde Antonio López iba a pintar desde esas oficinas para poder mejor pintar la Gran Vía. Allí hizo amistad con el propio Gonzalo y de ahí surge el libro ‘Conversaciones con Antonio López’. «Al final se ubicó en la segunda planta de la oficina y ahí su despacho estaba abierto para todo el mundo. Siempre estaba disponible para todo el mundo».
Nuestro interlocutor reconoce que profesionales con estas dotes de empatía hay pocos “pero creo que hay que darse cuenta que es un ejemplo a seguir. De su forma de gestionar el negocio entendí que tenia que estar próximo al equipo y así lo he hecho. Es fundamental que un socio director haga equipo y que los profesionales le sientan como uno de ellos”.
El despacho mantiene vivo el Observatorio Jiménez-Blanco, Ashurst-ICADE para el fomento de los estudios jurídicos desde un enfoque multidisciplinar y con voluntad de impacto en el mundo jurídico, empresarial y académico que ha ido desarrollando actividades como la última de febrero de este año dedicada a las energías renovables.
Para María José Menéndez, socia directora de la firma entre 2016 y 2019 y una de sus colaboradoras más directas en esos primeros años: “han pasado cinco años desde que se fue, y sin embargo Gonzalo sigue estando con nosotros. Es el paradigma de la persona inolvidable que, con su generosidad y su alegría, se hizo tan querido y tan importante en la vida de tantos”.
“Su ejemplo demostró siempre que eran perfectamente compatibles la máxima exigencia profesional con la bonhomía, el trabajo intenso con el buen humor, y la humildad con el hecho de ser objeto de tanta admiración. En sus últimos años, en la enfermedad, siguió dando ejemplo de dignidad, esperanza y cariño”, comenta.
Desde su punto de vista, “fue una suerte tenerle cerca y que, de algún modo, lo siga estando a través de su recuerdo y de todo lo que nos enseñó”.
Rival y compañero
En el mundo de la abogacía, sus competidores y amigos, como es el caso de Rafael Mínguez, socio de Cuatrecasas y amigo personal de Gonzalo, le echan de menos: «aunque el tiempo pase, el recuerdo y la memoria de un gran amigo no solo se mantiene, sino que se acrecienta. Van a hacer cinco años desde que nos dejó nuestro querido amigo Gonzalo. Su recuerdo humano y profesional perdura más vivo que nunca, pues fue de esas personas que dejó huella en toda su trayectoria».
Este abogado fue uno de los promotores del Liber Amicorum, donde cuarenta destacados juristas de la abogacía publicaron sus trabajos dedicados a Gonzalo Jiménez-Blanco, abogado del Estado en excedencia. Un trabajo único en su género prologado por Sebastián Albella, expresidente de la CNMV, ahora en Linklates.
Para Mínguez, “siempre destaco y rememoro multitud de anécdotas, experiencias compartidas y trayectorias profesionales muy paralelas, primero en la Administración y luego en el ejercicio privado de la Abogacía, pues en los dos ámbitos tuve la ocasión de trabajar junto o con Gonzalo”.
“Es uno de los amigos que me han dejado huella por sus virtudes, su trato humano y por su altura profesional a todos los niveles, y, sobre todo, por ese espíritu animoso y de emprendimiento que desarrollaba. Pero ahora desde el recuerdo lo que más me incide es la amistad y la relación personal que tuve con él y como siempre digo, su altura humana en los momentos duros de la enfermedad que nos privó de él”, comenta.
Para este letrado, “es en esas tesituras donde los hombres como Gonzalo dejan un recuerdo y una memoria imborrable de la suerte que tuvimos los que le conocimos y disfrutamos de su trato y de su humanidad”.
«Querido Gonzalo, gracias por todo lo que nos diste y nos has dejado».
Liderazgo humanista
Lucas Osorio, que dirigió Hogan Lovells en España entre 2014 a 2021, es ahora socio de Corporate en Hogan Lovells y presidente en Emisores Españoles. Sin duda, uno de sus mejores amigos. Se conocían desde que iban al colegio y luego han seguido trayectorias parecidas: dirigir dos firmas internacionales, después de convertirse en Abogados del Estado para al mismo tiempo desarrollar su carrera en el mundo del arbitraje.
“Han pasado cinco años ya desde que Gonzalo nos dejó y la verdad que el tiempo no ha borrado su legado y todo lo que nos dejó. Como persona fue irrepetible y como jurista su rigor estaba fuera de toda duda. Hacía análisis rápidos de las cuestiones y un estudioso del Derecho, primero, y más tarde del arbitraje tras años en el mercado de capitales y temas financieros desde donde descubrió el mundo arbitral”.
Desde su punto de vista, “fue muy buen árbitro por la finura de esos análisis. Hay que darse cuenta que un elemento esencial para ser un buen árbitro era la integridad y mantenía su independencia a salvo. En Ashurst, todos lo hemos visto que le dio su impronta personal primero a nivel financiero y luego como socio director. Consiguió que un despacho poco conocido que empezaba fuera conocido”.
Amigo de Albella
Por su parte, Sebastián Albella, expresidente de la CNMV entre 2016 y 2020, y ahora de nuevo como socio de Linklaters, recuerda la capacidad de Gonzalo por interesarse y destacar en múltiples ámbitos, no circunscrito solo a las distintas áreas del saber jurídico, como demuestra el libro publicado “Conversaciones con Antonio López”.
La relación profesional entre ambos juristas se convirtió en amistad con el tiempo “él me bromeaba señalando que podríamos montar una boutique de arbitraje juntos. La verdad es que hablamos de ello de poder montar algo juntos pero al final no ha podido ser”.
Desde su punto de vista, “como legado podemos indicar que tiene una de las mejores oficinas en el mundo: la que abrió Ashurst en Madrid. Ahí es parte del trabajo de Gonzalo y los socios directores que le han sucedido. Como Abogado del Estado ha sido uno de los compañeros más apreciados por todos nosotros”.
Este jurista recuerda como anécdota un caso de abuso de mercado en su incorporación a Linklaters en el 2005 donde había varias entidades internacionales implicadas que cedió al propio Gonzalo para que lo llevase pese a las reticencias del cliente: “Salió muy bien y ganó el caso sin ninguna sanción, lo que en aquel momento fue un éxito”.
Fue un hombre del Renacimiento
Por su parte, María Dolores de Cospedal, ex ministra de Defensa y compañera de promoción de Gonzalo en la abogacía del Estado, recuerda que su figura desprende respeto, reconocimiento y un profundo cariño: “el tiempo ha pasado muy deprisa y la huella dejada por Gonzalo ahí está. Es una gran noticia que Inés haya aprobado la oposición como Abogada del Estado y que Gonzalo JR se decante por el arbitraje y lo procesal, como su padre en A&O Shearman.
Cospedal destacó la cultura del esfuerzo que Gonzalo siempre ha llevado como bandera, el amor por su trabajo y su capacidad para trabajar más que nadie, pero lo más importante de todo, siempre ha sido una buena persona. Era un amigo de sus amigos y siempre estaba pendiente de poder ayudarte en caso de apuro. Una persona generosa en su tiempo con los demás, desde luego”.
Desde su punto de vista, “también era un gran patriota. Todos los temas que gestionaba de su país a nivel legal lo hacia con rigor. Siempre tuvo claro como abogado del estado su obligación de defender a su país. Estamos hablando de uno de los juristas de más prestigio en el mundo del arbitraje de nuestro país. A la gente le inspiraba confianza y tranquilidad para seguir su estela. Era bastante cercano y accesible de trato”.
Sobre su legado, cinco años después de que falleciera un sábado 27 de julio, “ha demostrado su capacidad de ser un abogado brillante y un árbitro de primer nivel y ser un hombre polifacético enamorado de la cultura. Era un hombre renacentista en ese sentido que tocaba todas las disciplinas frente a la especialización que hay ahora en la abogacía”.
Otro compañero de promoción de la abogacía del Estado vinculado a Gonzalo es el caso de José Ignacio Monedero, secretario general del ICAM que nos explica que: “como otros amigos, le visitamos en su casa, a lo largo de su enfermedad, en muchas ocasiones; Gonzalo supo llevar toda su enfermedad con gran entereza y extraordinario sentido del humor”.
“Tristemente, ya fallecido, quiero recordar a nuestro amigo común Luis Sánchez Socias, que siempre estuvo volcado en él. Para sus compañeros de promoción, es una gran alegría que su hija Inés haya ingresado en el Cuerpo de Abogados del Estado”, subraya.
Monedero también rememora aquel momento, con emoción, el detalle de humanidad y cariño cuando en aquel enero del 2017, el que era entonces Ministro de Justicia, Rafael Catalá y la jurista que ostentaba el cargo de Ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, le entregaron en su domicilio la Cruz de Sant Raimundo de Peñafort.