La crisis económica y el futuro de los hijos frenan que un 36% de las parejas en crisis terminen divorciándose
Los abogados de familia de AEAFA celebran en Madrid sus XXX Jornadas Centrales con récord de afluencia de juristas relacionados con esta práctica
(Foto: E&J)
La crisis económica y el futuro de los hijos frenan que un 36% de las parejas en crisis terminen divorciándose
Los abogados de familia de AEAFA celebran en Madrid sus XXX Jornadas Centrales con récord de afluencia de juristas relacionados con esta práctica
(Foto: E&J)
La crisis económica y un futuro incierto provoca que muchas parejas con intención de separarse mantengan una convivencia difícil. Desde el impacto del Covid-19 se ha notado un descenso en las separaciones familiares.
El 36 % de las personas que acude por primera vez a un abogado especializado en Derecho de Familia para emprender el proceso de divorcio y que, finalmente desiste de hacerlo, justifica su decisión en las consecuencias económicas que supone emprender una vida por separado.
Así se desprende del V Observatorio del Derecho de Familia de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) que acaba de presentarse este viernes durante las XXX Jornadas de Derecho de Familia que se celebran en Madrid.
El congreso de la AEAFA bate este año récord de asistentes, con cerca de 600 abogados, jueces y fiscales especializados en procesos de divorcio, nulidades matrimoniales, guardas y custodias, discapacidad, filiaciones o sucesiones, convirtiéndose en el mayor del mundo en lengua española.
En esta jornada de apertura junto con Ángel Gabilondo, Defensor del Pueblo, ha estado presente la presidenta del CGAE, Victoria Ortega quien en su intervención ha destacado la necesidad de la formación y especialización de los abogados de familia para poder dar un mejor servicio al justiciable.
Las Jornadas Centrales de la AEAFA coinciden este año con el trigésimo aniversario de esta asociación, fundada en 1993, 12 años después de la promulgación de la Ley española de Divorcio- por un grupo de abogados y abogadas pioneros en el Derecho de Familia en España.
🧠Estas jornadas prestarán una especial atención al bienestar emocional de los abogados de #Familia. "¿Quién no se ha despertado pensando que se le han olvidado los documentos que tenía que presentar en la prueba?"#CentralesAEAFA2023 pic.twitter.com/UwukIU19B1
— aeafa (@AeafaAbogados) March 3, 2023
Desde su fundación, la AEAFA ha defendido la creación de la especialización en materia de Infancia, Familia y Capacidad dentro del orden jurisdiccional Civil. “Todas las familias tienen derecho a disponer de Juzgados especializados de Familia, del mismo modo que las empresas ya disfrutan de juzgados especializados en Mercantil. En la actualidad, el 53 % de los españoles no tiene acceso a esos juzgados especializados, que se concentran únicamente en las grandes ciudades del país”, manifiesta la presidenta de la AEAFA, María Dolores Lozano.
Entre los ponentes destacan las intervenciones de los magistrados de la Sala Civil del Tribunal Supremo Ángeles Parra Lucán y José Luis Seoane Spiegelberg. La primera abordará aspectos económicos de las rupturas de familia, mientras Seoane incidirá en el carácter vinculante de los pactos matrimoniales cuando se discute la custodia de los hijos.
¿Es fácil investigar una posible paternidad?
Por su parte, el magistrado de Córdoba Antonio Javier Pérez Martín incidirá en la problemática relacionada con la filiación. “Existe la creencia de que nuestro derecho se rige por el principio de «la libre investigación de la paternidad», pero que nadie se llame a engaño, porque eso no es verdad, puesto que el propio legislador pone enormes trabas para que pueda investigarse libremente la paternidad”, afirma Pérez Martín.
La catedrática de Derecho Civil Matilde Cuena centrará su intervención en la nueva ley concursal y sus implicaciones en los procesos de divorcio. “Cuando el deudor está casado en régimen de gananciales se altera y complica de manera notable el proceso concursal, hasta tal punto que la expareja puede verse involucrada con efectos muy adversos”, advierte Cuena.
Por su parte, las profesoras en Derecho Civil Carmen López-Rendo y Clara Gago repasarán las acciones en defensa de los derechos hereditarios, es decir, qué se puede hacer cuando en la herencia te privan de la legítima.
Por último, el magistrado Francisco Javier Forcada resolverá dudas sobre el nuevo reglamento europeo relativo a la competencia, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones en materia matrimonial y de responsabilidad parental, y sobre la sustracción internacional de menores.
En España se registran cerca de 500 sustracciones de menores al año por parte del padre o la madre, que se lleva al hijo del lugar de residencia habitual sin el consentimiento del otro progenitor.
Los hijos evitan rupturas
El informe del Observatorio también revela que las otras razones que aducen los clientes para frenar las rupturas son la creencia de que la crisis matrimonial provocará un grave perjuicio a los hijos (19 % de los casos), seguido por una posición conformista con la situación de pareja (16 %) y el temor a perder el estatus social (13%).
Un dato relevante de esta encuesta se refiere a la violencia de género: hasta un 7 % de las mujeres renuncia a separarse por temor a la pareja y las represalias que pueda adoptar contra su persona.
El Observatorio del Derecho de Familia de la AEAFA se basa en los resultados de una encuesta remitida a los más de 2.600 integrantes de la asociación cuyo margen de error es del 5 % para un nivel de confianza del 95 %.
Motivos económicos
La vocal de la AEAFA María José Sánchez describe tres diferentes situaciones en función de las edades de las parejas que se plantean la ruptura y la situación económica de ambos, y siempre con el trasfondo de la vivienda y el lugar de su residencia.
“En el caso de parejas jóvenes en las que ambos trabajan y tienen hijos, hay importantes gastos en altas hipotecas, vehículos, colegios… Cuando se plantea el divorcio el escenario cambia: en muchas ocasiones es inviable hacer frente a todos los préstamos y los gastos. Cada uno ha de vivir con sus ingresos propios, que no cubren la suma de sus necesidades, las de la casa y de sus hijos. A consecuencia de ello, los hijos pierden el nivel de vida del que disfrutaban, como ir a determinadas clases particulares o colegio privado. Estas circunstancias son tenidas en consideración y sopesadas a la hora de decidir una ruptura de la pareja”, explica.
“En familias con un nivel económico medio-bajo, la ruptura legal implica no poder cubrir las necesidades básicas propias y las de sus hijos. Para ellos, la ruptura de la pareja conlleva repartirse las miserias, por lo que renuncian a ello”, añade.
También indica que “en el caso de las parejas de una edad más avanzada y con hijos mayores que rehúsan llevar a efecto un divorcio por motivos económicos, se excusan en la pérdida de su estatus social, nivel de vida y estabilidad que la relación de pareja les proporciona”
Desde su punto de vista “tienen miedo a perder desde el entorno social a cuestiones económicas -repartir sus ahorros, vender su casa, buscar otra vivienda, tener que pagar una pensión al otro-. Realmente, les produce angustia perder el resultado de la suma de una vida en común. Igualmente tienen miedo a perder lo que han generado y que es para sus hijos”, afirma”.
También es relevante el municipio donde se lleve a efecto el procedimiento legal de ruptura: “Si hay un Juzgado especializado en Familia existe una mayor seguridad jurídica en cuanto al resultado de las medidas económicas (fijación de pensiones de alimentos, atribución de uso de vivienda…). No ocurre lo mismo en procedimientos ante Juzgados que no están especializados en familia”.
Evitar causar un perjuicio a los hijos
Por su parte, Álvaro Iraizoz, vocal de la AEAFA, destaca que hay parejas que posponen o directamente reniegan de la separación en la creencia de que así les ahorrarán el trauma que puede suponerles. Curiosamente, circula ahora por las redes sociales una entrevista del premiadísimo director de cine Rodrigo Sorogoyen donde éste confiesa que, “Yo soy hijos de padres separados y mi trauma viene de que me ocultaron durante muchos años que estaban separados. Las personas que más me han querido han sido capaces de mentirme”.
El abogado destaca que esto sería un buen ejemplo de lo que no hay que hacer: “mentirles a nuestros hijos. Aunque uno lo haga por el amor que siente hacia ellos y tenga la mejor de las intenciones”.
“No separarse y empeñarse en vivir una vida familiar «falsa», es probamente una mentira de parecidas proporciones a lo que ha contado Sorogoyen. Crecer en un hogar sin amor ni afecto verdadero, no es un buen ejemplo. Además, no hay que subestimar la capacidad de los hijos para entender lo que está ocurriendo”, incide Iraizoz.
Conformismo peligroso
Por su parte, la vocal de la AEAFA, María Dolores López-Muelas, señala que, en muchas ocasiones, frente a una situación de crisis familiar y ruptura de pareja, se adopta una posición conformista y se acepta continuar con la convivencia por el temor a un futuro incierto. Esto es más común en personas mayores de 60 años.
Otros factores son la capacidad para afrontar situaciones difíciles, el miedo a lo que puede venir en el futuro o a afrontar la vida en soledad.
“Hay casos de fuerte dependencia hacia la pareja en personas que se ven envueltas en situaciones de inferioridad o sumisión que le impiden tomar las riendas de su vida. Incluso conviven con situaciones de violencia física o psicológica por miedo o porque llegan a convencerse que no les conviene un cambio en sus vidas por temor a un empeoramiento de su situación”, detalla López-Muelas.
“Estar en pareja con alguien al que no amamos o que no nos hace felices produce una gran angustia muchas veces insuperable ya que, en ocasiones, tampoco se es consciente de que somos capaces de salir de esa relación y dar un paso hacia delante tomando las riendas de nuestra vida”, recalca.
“La capacidad y la independencia económica son factores que inciden negativamente en una actitud conformista en situaciones de crisis familiar, ya que las posibilidades de rehacer una vida nueva, se tengan o no hijos, dan la suficiente fuerza y estímulo para definitivamente tomar la decisión de romper con una convivencia insostenible”, concluye.